Mi Columna
Eugenio Pordomingo (25/2/2008)eugenio-pordomingo
No es la primera vez que he escrito sobre Rosa Díez y la nueva formación política, UPyD, en la que se ha embarcado junto al filósofo Fernando Sabater y el profesor de Economía Mikel Buesa, como principales muñidores.

He acudido a un par de actos electorales de este incipiente partido político y me he fijado, sobre todo, aparte del “mensaje” de sus dirigentes, en el ambiente que conforma esas comparecencias ante la ciudadanía.

Aparte de los “incondicionales”, gente que trabaja –percibiendo salario o no- en el partido y las personas que van de candidatos, con opción o no de salir elegidos, me he fijado en el resto, que son los que, posiblemente, aplauden con menos fervor, pero que están más a lo que se dice, a cómo se dice y qué es lo que se hace.

Por ejemplo, en Madrid, estuve en un acto en el que, entre otros, intervinieron Fernando Sabater y Mikel Buesa. El discurso de los dos me agradó; pero, especialmente, me fijé en el ambiente. Antes de entrar, pude apreciar a gentes que, seguramente, era la primera vez que acudían a un mitin político; gentes que, quizás, no habían votado antes o la habían hecho en “blanco”; Incluso, otros que habían puesto sus esperanzas en tal o cual sigla o en tal o cual líder, y ahora se sentían desengañados y frustrados.

Un público heterogéneo, jóvenes, de mediana edad y mayores. Y gente de todos los pelajes. No vi ni a señoras portando ricos jubones ni a “treintañeros” de pelo engominado a lo Mario Conde, aunque esa “moda, uso o costumbre”, como decía Ortega y Gasset, ya ha pasado.

Aprecié mucha “clase media”, que es la que más sufre y padece. A la que no le dan un piso gratis por vivir en una chabola, ni a la que le subvencionan la guardería de sus hijos, pero que es carne de cañón de Hacienda y tiembla todos los años al hacer la “Declaración de la Renta”.

Nada más terminar el acto, traté de escudriñar los estados de ánimo de los asistentes. La verdad, es que la mayoría de los asistentes se levantaban de las incómodas sillas bastante emocionados. Seguro que la mayoría, “condicionales” o no, pensaron en votar a UPyD…

Pero la situación de enfrentamiento entre el PP y el PSOE está capitalizando casi todos los sectores de la vida nacional. Lo cual puede conducir a que el llamado “voto útil” acuda de forma mayoritaria –por otro lado, como casi siempre- a las dos formaciones políticas más importantes.

El silencio de los medios de comunicación ante las comparecencias de Rosa Díez es más que evidente, es casi un boicot. Menos mal, que la irrupción violenta de unos energúmenos en la Universidad Complutense de Madrid, donde Rosa Diez iba a impartir una conferencia, transformó lo que con seguridad hubiese pasado desapercibido, en una noticia que ocupó buena parte de los informativos.

Me ha llamado la atención los “cinco puntos” que, de alguna forma, resumen su programa, el programa de UPyD. Los dos primeros se refieren a los “nacionlismos” y dicen así: “Para que todos los españoles tengan iguales derechos y obligaciones, sea cual sea la región donde vivan o residan circunstancialmente. Para que los partidos nacionalistas dejen de condicionar y coartar el presente y el futuro de nuestro país”.

Otros de los “cinco puntos” son: “Para reforzar la separación de poderes, de modo que jueces y fiscales no actúen como delegados de los partidos políticos; Para conseguir un sistema electoral más representativo, unas instituciones más transparentes y unos partidos más respetuosos con la democracia; Para no tener que elegir entre una derecha y una izquierda sectarias y antiguas, incapaces de entenderse para defender los intereses comunes de los ciudadanos”.

El último de esos “puntos” es “Pata que la abstención o el voto en blanco dejen de ser tu opción electoral…”
De momento, la música y la letra suenan bien.

Si los resultados del 9 de marzo le son favorables a Rosa Díez, a su alrededor aparecerán una pléyade de “incondicionales” cómo jamás había soñado. Todos ellos, como si de un milagro se tratara, intentarán hacer su “agosto” en UPyD. Pero si el resultado le es adverso a Rosa Díez, la mayoría de los “abejorros” que pululan ahora a su alrededor desaparecerán c0mo por arte de magia.

Decía Bertrand Russell, que “los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible, y los políticos por hacer lo posible imposible”. No digamos ya, digo yo, de los advenedizos, de los trepas, de los especialistas en rumorología…