Mi Columna
Eugenio Pordomingo (30/9/2009)eugenio
Juegan con nuestro dinero; nos cobran por dejárselo en custodia; nos cobran cuando se lo pedimos por un tiempo; nos embargan si no se lo devolvemos en la fecha acordada; tienen  prestigio social y mucho poder. Cuando las cuentas no les salen y tienen que tapar agujeros, el gobierno decide regalarles miles de millones de euros de los ciudadanos (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) conocido como «rescate bancario»). Por ese esfuerzo perciben una auténtica burrada de dinero. Después, cuando se jubilan o prescinden de ellos, como consecuencia de las terribles luchas internas que se libran en esa jauría (Marqueses de Urquijo, Pedro Toledo, Emilio Ybarra, Mario Conde…), son gratificados como corresponde a ese esfuerzo.

Una anécdota. Ayer martes, en un comunicado de prensa, el BBVA  -el segundo banco de España, tras el Santander-, informó acerca de una noticia, aparentemente de orden interno, sobre una decisión de su consejo de administración. La noticia era similar a la adoptada por el ex presidente de Honduras, Manuel Zelaya; o sea, modificar la constitución para poder continuar en el machito.  

En el caso del BBVA, la decisión era proponer a los accionistas la continuidad del actual presidente de la entidad, Francisco González, ya que es «imprescindible mantener su actual liderazgo», gracias al modo «excelente» con el que el grupo financiero está gestionando la crisis actual. ¡Toma ya!

Francisco González se sacrifica así por los ciudadanos; no quiere que otro gestione la entidad, a pesar de sus 65 años. Él va a realizar un esfuerzo insólito para continuar en la brega. No quiere endilgarle a su posible sucesor, José Ignacio Goirigolzarri, la dura tarea de asumir tamaño esfuerzo. ¡Dirigir un banco!

En consecuencia, el tal José Ignacio Goirigolzarri -como éste los hay a miles en España-, «de mutuo acuerdo» con la entidad bancaria se jubila. Y tras ocho años como consejero delegado -número «dos» del banco- abandona la entidad; pero lo hace después de negociar una indemnización superior a 50 millones de euros. Aunque, suponemos que algo más le caerá…

El presidente del BBVA agradece en la nota enviada a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) «el magnífico trabajo realizado en los últimos años bajo el liderazgo de José Ignacio, que nos coloca en una situación privilegiada para aprovechar las oportunidades que ofrece el nuevo entorno competitivo global y en el que la tecnología van a jugar un papel transformador fundamental».

El esforzado Francisco González es sortudo, o sea, que tiene suerte, le acompaña la baraka como a Zapatero. El 12 de febrero de 2005 un incendio inexplicable, una simple colilla de un cigarro que tiró, supuestamente, una mujer que efectuaba labores de limpieza en una de las plantas de la Torre Windsor en Madrid, se llevó por delante un edificio de 32 plantas, además de muchos secretos.

En ese incendio desaparecieron entre las llamas, auditorias de varias sociedades, como la que había realizado Deloite a la empresa FC Valores -investigada por la Fiscalía Anticorrupción-, cuando era propiedad de Francisco González. También se esfumaron, convertidos en cenizas, legajos de procesos judiciales de algunos despachos de afamados abogados. Y ¿qué curiosidad?, resulta que ahora nadie tiene fotocopias de papel ni resguardos informáticos…

Ya se sabe. Todos somos iguales; pero, unos menos que otros…