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Abaha (14/7/2012)
Hace unos días, páginas de Internet que tratan sobre Guinea Ecuatorial (unas que informan y otras que desinforman), comentaban un incendio habido en la Cárcel Negra (Black Beach) de Malabo (Guinea Ecuatorial). El incendio fue cierto y los desórdenes entre los muros carcelarios también; provocados por el trato inhumano que reciben los presos comunes,  políticos y  los allí encerrados por la decisión arbitraria de las «autoridades».

 El caso que nos ocupa, la protesta de un grupo de jóvenes delincuentes, fue la respuesta  al trato que reciben en esa terrible prisión. Las continúas quejas de esos presos, relativas a maltratos físicos, carencia de alimentación, falta de higiene y ausencia de asistencia médica, aparte de otras, condujeron a que, ante la ausencia de una respuesta a las mismas, los presos provocaran desórdenes que fueron brutalmente reprimidos por las fuerzas militares y policiales de la dictadura, lo que exacerbó aún más los ánimos de los reclusos.

 Pero lo peor fue la respuesta del régimen de Obiang Nguema. De momento no sabemos con exactitud qué es lo que ocurrió en el interior de las lúgubres dependencias de Black Beach. Pero si sabemos que se escucharon varios disparos y enorme agitación en su interior, sobre todo en la conocida «nave Guantánamo», un módulo de la prisión donde los presos reciben un «trato especial». La especialidad consiste en «hábiles interrogatorios», de los cuales debiera ocuparse Amnistía Internacional, pero no la de España, que es muy tolerante, y más si se trata de condenar las brutalidades del régimen de Obiang Nguema o, en el caso de los saharauis, con Mohamed VI.

 Esta semana -jueves y viernes- ha habido funerales (más de cuatro) en el barrio de Ela Nguema de Malabo. Los cadáveres -desconocemos el número, pero se habla desde 7 hasta varias decenas- son los de los jóvenes encarcelados en Black Beach. 

 Nuestras fuentes nos aseguran que los represores han sido los Koete y los Musola (los primeros de Mongomo y los segundos de Bioko), miembros de la Seguridad y otros cuerpos entrenados por los «Judíos», como se denomina a los asesores israelitas encargados de «entrenar» a determinados miembros de la plena confianza del entorno del dictador.       

Que sepamos, ninguna embajada occidental se ha preocupado por saber qué es lo ocurrido y cuál es la situación del resto de los presos de Black Beach. Las sedes diplomáticas de Francia y España están más a lo «suyo», o sea a vivir bien, a cobrar su suculento sueldo y prebendas a fin de mes, y de vez en cuando a tratar de cumplir las peticiones del democristiano García-Margallo, venido a Ministro de Asuntos Exteriores, que no sabe n dónde está, aunque a menudo se dedica a largar por esa boquita que Dios le ha dado, sobre temas económicos.

 Los nervios del dictador y cohorte caminan a base de ansiolíticos. Hace pocos días -posiblemente continúe- el mando militar guineano, o sea Obiang Nguema, ha dado orden de trasladar a los reclutas de Malabo a Bata y los de Bata a Malabo, creyendo que así aleja la posibilidad de un golpe militar.   

Los centros de la inteligencia española, radicados en Repsol (alguna que otra empresa cercana a Cooperación y Afganistán), La Moncloa, Ferraz, Génova, San Egidio, Parlamento Europeo (algún verso perdido), Castilla La Mancha y palacetes operísticos, no dan píe con bola. Bueno, quizás sí, pero sólo en su favor, para agrandar su peculio.

Radio Macuto
Radio Macuto

 Dentro de su una y mil estrategias de buscar partidos políticos y líderes opositores prefabricados, no sabemos si han abandonado la «operación Murcia», la de aupar al escritor  Donato Ndongo como líder del Partido del Progreso de Severo Moto. No obstante, hay otra en marcha -se inició con la huelga de hambre y rápido abandono de Juan Tomás Ávila Laurel, pero que con toda seguridad conducirá también al fracaso.

 Cada vez que vemos a este personaje por internet, no podemos olvidar aquella respuesta que dio en un acto en el Centro Cultural de España en Malabo a un guineano que le recriminó por sus comentarios jocosos sobre los opositores que se encuentran en España, ya que según él pueden vivir en su lugar de nacimiento sin problemas. En aquella ocasión, Juan Tomás Ávila dijo: «Los opositores que están fuera de Guinea Ecuatorial lo están porque quieren».

 De aquella contestación pueden dar cuenta decenas de guineanos con memoria, uno de ellos Andrés Esono, del CPDS, que estaba sentado dos tres filas delante de uno de los miembros de Abaha.

 En breve daremos cuenta de algunos pormenores de Radio Macuto, un soplo de aíre fresco a través de las ondas que con un lenguaje muy peculiar está calando fuerte entre la juventud guineana.