Eugenio Pordomingo
Eugenio Pordomingo

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (24/5/2014)
Despierta más pasiones el encuentro de fútbol de hoy sábado en Lisboa entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid que las elecciones del próximo día 25 de mayo al Parlamento Europeo. Lo lamento, pero a mi el fútbol no me pone, pero sí la política.

La gente está desencantada de la política, olvidando que la ‘res pública’ lo es todo, lo inunda todo. Decía Aristóteles (La Política), que la Polis es la comunidad perfecta; para él la Polis surgió para satisfacer las necesidades vitales del hombre, pero su finalidad es permitirle vivir bien. La Polis era, y es, el centro político, económico, religioso y cultural, pero además es un ideal de vida, de convivencia. “La forma más perfecta de sociedad civil”, decía el filósofo griego.

En la Polis el ciudadano participaba de las decisiones, opinaba, era respetado. Las leyes y las instituciones regían la comunidad. Después de más de dos mil años, la evolución de la humanidad ha dado un vuelco a todo. La tecnología lo invade casi todo. Las ideas han quedado un poco al margen. Hoy la avaricia y la usura, a través del poder político, se han hecho con el control de la Polis.

Quizás la causa de ello esté en que “el consumo no tiene límites” –como decía Hegel-, y así, mientras unos acaparan cosas y más cosas, otros (hombres y estados) carecen de lo más elemental. Y de ahí vienen los conflictos y las guerras. Esa cuestión, la de tener más cosas, la de dominar al otro, no se dan sólo entre Estados, sino dentro de esos Estados. De ahí surgen las Clases. Los que gobiernan promulgan “sus” leyes en su propio beneficio. Le dan apariencia de democracia, pero no lo es. Surgen parlamentos, que no ágoras, donde unos supuestos representantes de la sociedad se erigen en sus portavoces.

De los Estados-Nación se pasa a microestados, aunque a veces los más fuertes y poderosos tratan de dividir a otros Estados-Naciones fragmentándolos en pequeños Estados para así hacerles menos fuertes y poderosos y, consecuentemente, poder controlarlos mejor.

El hombre es convertido en una mera “unidad de producción” y de consumo, aunque en determinadas etapas –ahora es una de ellas, quizás la más grave- se les limita ese poder de consumo debido a la escasez de determinadas materias primas. A no tardar mucho, el agua será –en muchas zonas del Planeta ya lo es- un elemento provocador de serios conflictos.

Con la intención de perpetuar la existencia y poderío de las castas dominantes, se controlan los medios de comunicación social, se inculca una educación sumisa – pervirtiendo la historia-, y escasamente crítica, a fin de adocenar a las masas y evitar protestas. El fútbol y otros eventos son importantes para distraer la atención de las masas. A ello se une la conocida “telebasura” donde las discusiones –por llamarlas de alguna forma- y ciertos programas sobre la vida de personajes de la farándula ocupan gran parte de las horas de emisión. Es el ocio controlado y dirigido.

En paralelo la “cultura” se consume menos. Ya se sabe, a menor conocimiento menos capacidad de crítica y, por tanto, menos protesta.

El sistema actual ha descubierto los partidos políticos (divide y vencerás) y las elecciones “democráticas”, donde una serie de siglas y líderes compiten, cual mercaderes, por “vendernos” su producto. El que gana en esa competición obtiene el PODER, o sea la capacidad de consumir más que el resto y decidir sin límite ni control. Ello nos conduce a la corrupción que se hace sistémica y deriva en permisividad y tolerancia, cuando no en indulto. Por si algo fallara, el sistema ha descubierto la figura del aforado de la que España es líder.

Mañana es día de VOTAR, de elegir a unas siglas y a unos líderes. Si se participa se legitima el sistema.

Si se me permite, diré que todas las instituciones de la Unión Europea son antidemocráticas, antisociales y además costosísimas. Si alguien tiene alguna duda, que se pregunte si le han dejado opinar, o votar, sobre el “rescate” a la banca, sobre los recortes sociales o sobre los indultos a banqueros y delincuentes de cuello blanco.

Si entramos en el terreno práctico, me pregunto si alguno de ustedes conoce lo que percibe en euros y prebendas cada representante de esas siglas (eurodiputados); o qué peculio reciben los tecnócratas que deciden nuestros designios; o quién es el culpable de que las naciones europeas y la UE pierdan soberanía y se plieguen sumisas cual bovino a las decisiones de Washington y Berlín, por ejemplo.

Alguien le pidió a alguno de ustedes su opinión para bombardear en 1999 la antigua ex Yugoslavia (Operación Fuerza Aliada) cuando el socialista Javier Solana era el secretario general de la OTAN.

Ni soy euroescéptico ni dejo de serlo. En alguna ocasión escribí que “¡Sí a Europa!”, pero No a esta Europa.

En fin que cada uno haga mañana lo que quiera, le apetezca o le pida el cuerpo, pero sobre todo que reflexione antes de meter la papeleta.

Ya lo veréis, mañana seremos mayoría los que no vamos a votar.

Friedrich Nietzsche, afirmó que “el individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”. Yo al menos lo pretendo.