Salvador Allende y Fidel Castro
Salvador Allende y Fidel Castro

Chile (Iberoamérica)
Pedro Godoy P. (27/8/2015)
Circula la versión de un Presidente Allende promocionando -desde Santiago- una diplomacia bolivariana. A mediados de los 50, en el viejo PS, perduran nexos con el APRA y el PRI y cierta vocación iberoamericanista. Esa tendencia alcanza su nivel máximo durante la gestión presidencial del general Carlos Ibáñez. No obstante, el suicidio de Vargas impide el éxito del ABC entonces propuesto por Perón.

En 1970 triunfa la IV candidatura de Allende. El momento vuelve a estar propicio. A poco el peronismo regresa a la Casa Rosada y se imponen, tras cruentos choques armados, el MNR y la COB en La Paz. No obstante, en 1970, La Habana ha girado del demonacionalismo a posturas prosoviéticas y en la UP el influjo del PC es tan potente que distorsiona el postura primigenia de la tienda de Grove.

Durante los mil días allendistas se transforma en moda el “marxismo-leninismo”, se acentúa  el influjo de La Habana y La Moneda apuesta a Moscú en la Guerra Fría. La diplomacia no exhibe ningún giro novedoso. Se desplaza  por los carriles tradicionales.

En 1971, Allende se entrevista, en Salta, con el Presidente Lanusse logrando que Londres arbitre todo litigio austral.

Se observa indiferencia en nuestra propuesta en orden de arquitecturar un trapecio antimperialista asociando Santiago con Lima gobernada por Velasco Alvarado, con La Paz  donde gravita el binomio Ovando-Torres y con Buenos Aires manejado por el justicialismo. Apenas si hay, al comienzo del fin, una gira presidencial a las repúblicas del Grupo Andino. Sin embargo, ya es “demasiado tarde y demasiado poco”.

La mediación papal que evita la guerra por el Beagle y el finiquito de más de 20 querellas limítrofes con Argentina no son obra de Allende. El divorcio con Lima, tampoco. Menos negociar una fórmula con Bolivia para suprimir la mediterraneidad.

Quienes lo propusimos somos estigmatizados. El noviazgo con la Isla de Martí es lo único importante. La gira de Fidel por todo el país constituirá para el régimen una lápida y la entrevista con Brezhnev el epitafio.

Néstor Taboada Terán –entre otros- manifiesta que, en La Moneda de entonces prevalecía un clima iberoamericanizante y proclive a devolver a Bolivia un puerto sobre el Pacífico es dudoso. Nos entrevistamos con el canciller Almeyda. “Estaba en otra”… oía y no escuchaba, miraba, pero no veía. Se había “apunado” y participa de “enloquecimiento colectivo” que afectó a la UP y al cual alude Isabel Allende Bussi.

Hermético e inmutable parece un moai encaramado en la cumbre del Chimborazo, pero no inspirado por Bolívar, sino por Lenín. Su norte, La Habana. Lo demás, inexistente. Insistimos en asambleas. Cosecha: abucheos y sospechas. Entonces cuando la campaña de “canonización” de Allende alude a su política exterior bolivariana… es obligatorio desmentirla.

N. de la R.
El profesor Prof. Pedro Godoy P. es miembro del Centro de Estudios Chilenos CEDECH.