Guinea Ecuatorial
Severo Moto Nsa (4/8/2015)
Con una falsa razón, alguien podría achacarme de «desagradecido» al pensar que, a propósito del golpe de estado perpetrado por Obiang Nguema Mbasogo contra su tío Macías Nguema, el 3 de agosto de 1979, fui sacado de la cárcel (tres años después de haber sido encarcelado sin causa, sin juicio, sin condena: «Hasta nueva orden»)
Efectivamente, el día 21 de julio de 1979, recibí el anuncio de que el jefe de las cárceles de Guinea Ecuatorial, Teniente Coronel, Obiang Nguema Mbasogo, había ordenado mi salida de la cárcel. Una segunda orden del mismo jefe de cárceles, me obligaba a seguir
recluido en el bosque, para que «no se entere Bonifacio Nguema Esono…», a la sazón, Vicepresidente de la República de Guinea Ecuatorial.
El día 2 de agosto, recibí una nueva orden de abandono de la cárcel, y en un leve paseo, libre, por la ciudad de Malabo, fui abordado por el canario Juan Antonio (un íntimo amigo del Teniente Coronel Obiang Nguema; y conocido vulgarmente como «Juan «TAURO») quien me alertó del acontecimiento que en breve iba a producirse en el país.
¿Cómo iba a negar y ocultar la gran satisfacción y esperanza que, compartidas con el resto de la población, me embargó ante tan inusual acontecimiento del día 3 de agosto?. Y recibí, de nuevo la orden del Teniente Coronel, ya triunfante golpista, para que me hiciera cargo de los medios de comunicación, para catapultar y propalar la noticia del golpe de estado, urgentemente bautizado con el eufónico título de Golpe de “LIBERTAD”.
La palabra LIBERTAD utilizada subrepticiamente por el Teniente Coronel Obiang Nguema Mbasogo (tan bien aconsejado por los españoles que le ayudaron a dar el GOLPE DE ESTADO) e impuesta por «orden del Consejo Militar Supremo», permitió, trasladar un mensaje esperanzador al pueblo guineano y al mundo (Se suponía que el golpe de estado traía la LIBERTAD); pero para mí, muy particularmente, fue un peligroso equívoco, un burdo «quid pro quo» (un dictador por otro).
Mis relaciones con el golpista Teniente Coronel, años antes del 3 de agosto de 1979, ya eran muy escabrosas, por una visible e inevitable diferencia y distancia de talante, trayectoria profesional y concepción de la vida; Esto hizo que, solo 5 años después de mi llegada a Guinea Ecuatorial, al acabar mis estudios de Periodismo (1971) me condujeran a la cárcel -repito- sin causa, sin juicio, sin condena; solo «hasta nueva orden». Aun con ese escabroso precedente, la palabra LIBERTAD con la que se bautizaba el GOLPE DE ESTADO del 3 de agosto, me incentivó política, social, humana y profesionalmente.
Como periodista, me colgué de la palabra LIBERTAD para desarrollar la «libertad de expresión» que con la «verdad» y la «objetividad» constituyen las principales (y difíciles) raíces y fundamento del PERIODISMO, una de mis preciadas profesiones. Y me lancé a promover la LIBERTAD, a través de los medios de comunicación que se me habían confiado (era yo, para desgracia y vergüenza de mi país, el único periodista titulado. Triste, pero cierto)
El recuerdo del despliegue de mi actividad profesional en el campo de la comunicación y del periodismo, durante los 5 años siguientes a mi llegada al país, a través del apasionante y trepidante mundo del INFOR-TUR (Información y Turismo) fue lo que empujó al Teniente Coronel golpista, Teodoro Obiang Nguema a ordenar mi reincorporación al mundo de la comunicación y la información del país; hasta alanzar el cargo de «Secretario de Estado de Información y Prensa».
TODO UN MUND DE EQUÍVOCOS Y MENTIRAS, FALSEDADES Y DISIMULOS
Cuando parecía que el ruido y revolución del mundo del «INFOR-TUR» (Información y Turismo) tan odiado -no precisamente por Macías Nguema– sino por los dos litigantes por el poder (el Vicepresidente de la República, y el Jefe de las Cárceles) podía haber sido el motivo y detonante de mis tres años de cárcel; sin embargo, esa misma valoración de mi trabajo profesional en «INFOR-TUR», hizo que el Teniente Coronel golpista, me ordenara hacerme cargo de los servicios de comunicación e información al día siguiente del golpe de estado. Un auténtico «quid pro quo». Una esquizofrenia total.
Y cuando el Teniente Coronel golpista, vio cubiertos sus objetivos (especialmente la impecable cobertura informativa desplegada por mi Secretaría de Estado de Información a propósito del viaje del Rey de España a Guinea Ecuatorial), mi trabajo valorado por el propio Obiang Nguema: «Eres un artífice -me dijo- tardó exactamente dos telediarios, en cuanto el Rey de España volvió a su país”.
«¡Oye, que sepas que ya no estamos en los tiempos de INFOR-TUR! Me gritó el nuevo golpista para frenar y anular mi actividad.
MIS MÁRGENES DE CONFIANZA
Mira que ya le dije a mi gran amigo Don Enrique Matogo Oyana que no me fiaba ni un pelo, para nada, de Teodoro Obiang Nguema, cuando -al salir de mis tres desastrosos años de cárcel (1976-1979), mi amigo Enrique me anunció que Teodoro Obiang iba a dar un golpe de estado y que pensaba en mí, para llevar los temas de información. Ante mi resistencia -yo no pensaba más que en abandonar Guinea Ecuatorial y buscar un respiro en España-, Don Enrique Matogo Oyana, me pidió que le diéramos un margen de confianza a Teodoro Obiang Nguema. Y el margen de confianza fue reventado y pulverizado, apenas año y medio después, por un Teodoro Obiang Nguema centrado en un egoísmo centrípeta que rechaza la LIBERTAD, en todos los sentidos; siempre que no sea la SUYA.
Los años han pasado. Y como yo, existen muchos otros guineanos que, por una o por otra razón, no han dudado en ofrecerle un «MARGEN DE CONFIANZA» a Obiang Nguema, y han acabado siendo presas de esa confianza y engullidos por la fuerza centrípeta del DIFÍCIL Obiang Nguema.
Yo he interrumpido, en dos ocasiones, mi huida al exilio (1988 y 1992). Reconozco mi nula capacidad de sometimiento a la fuerza centrípeta de Obiang Nguema; toda vez que este sometimiento supone hacer «tabula rasa» de la LIBERTAD. Y aunque no se trata de nuevos «márgenes de confianza» (que solo yo puedo ofrecerle, él no) mis retornos a Guinea Ecuatorial nunca han sido, no creo que vayan a ser nunca, nuevas concesiones de márgenes de confianza. Y si de ahí he salido siempre con vida, nunca ha sido porque Obiang Nguema haya respondido a ningún margen de confianza ofrecido por mí. Recuérdese, por ejemplo, cómo mi liberación y mi salvación de la muerte en 1995, fue a cambio de la libertad de Teodorín Nguema Obiang Mangue que estaba atrapado en las cárceles de París…)
Y es que el sibilino y peligroso mundo de equívocos, «quid pro quo», disimulos, mentiras, falsedades, engaños, simulaciones. Todo ello protegido y acorazado por el poder de la violencia armada con que se produjo el golpe de estado del 3 de agosto de 1879, que solo ofreció LIBERTAD al golpista (así lo confesó Obiang Nguema al Arzobispo Nsé Abuy!), no al pueblo guineano, hace incomprensible que se siga celebrando el GOLPE DE ESTADO del 3 de agosto como una fiesta nacional. Si a esa mentira, falsedad, equívocos y eufemismos se añade que, al golpe de estado del 3 de agosto de 1979 se llegó después de haber sido JEFE DE LAS CÁRCELES de Guinea Ecuatorial, durante 11 años y sigue siéndolo con mayor capacidad JEFE DE LAS CÁRCELES DE GUINEA ECUATORIAL; si ojeamos la lista de más de 300 asesinatos que abrieron paso a este golpe de estado, no me duelen prendas en lanzar este grito, con voz desgañitada, contra el golpe de libertad: ¡INFELIZ 3 DE AGOSTO!
N. de la R.
Esta noticia se publica con la autorización de El Confidencial de Guinea Ecuatorial.
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