Efectos colaterales de la invasión de Panamá por Estados Unidos

Internacional
Espacios Europeos (28/12/201)
El 20 de diciembre de 1989, hace ahora 28 años, Estados Unidos bombardeó y después invadió Panamá. Más de 20.000 soldados estadounidenses entraron en Panamá con el objetivo de derrocar al presidente Manuel Antonio Noriega, bajo el pretexto de que estaba vinculado al narcotráfico internacional. El general Noriega era un agente de la CIA, había sido instruido en la Escuela de las Américas, el mayor centro de formación estadounidense destinado a la preparación y posterior control de militares golpistas de Iberoamérica. Pero Moriega se “había vuelto muy independiente” y eso molestaba a Estados Unidos. Para Washington era un hombre molesto, sobre todo desde que accedió a la presidencia de Panamá.

La invasión de Panamá, aunque duró 14 días, fue muy sangrienta, hasta ahora no se sabe el número de muertos que hubo. Algunas fuentes estiman que la cifra se acerca a los 3.000, aunque otras calculan que hubo  7.000. Los muertos en el ejército estadounidense fueron 23.

Zonas residenciales de la capital panameña fueron bombardeadas sin el menor  escrúpulo,  como el barrio El Chorrillo donde estaba afincado  el Cuartel general del Ejército panameño, que fue destruido. El Pentágono aludió –quizás por primera vez- a tratar de justificar esos miles de muertos diciendo que eran “daños colaterales”. Y, como casi siempre, se utilizaron nuevas armas a fin de probar su eficacia.

Pero los antecedentes de la ´Operación Justa Causa´ se encuentran en 1989, cuando EE.UU. ya estaba llevando a cabo acciones para desestabilizar Panamá entre los que se encontraba acusar al general Noriega de “tráfico de drogas”. Diez años más tarde se tendría que cumplir el acuerdo que Omar Torrijos y Jimmy Carter firmaron, mediante el cual el control del Canal de Panamá pasaría a manos panameñas.

La Comisión 20 de Diciembre, creada por el gobierno de Panamá trata de establecer la cifra oficial de muertos y proponer el duelo nacional, según recoge La Estrella de Panamá. Esa comisión ha comenzado la labor de recoger el ADN entre familiares de personas desaparecidas para cotejarlos con el de los “restos óseos que se encuentran en fosas comunes y en custodia del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, con la finalidad de identificar a las víctimas”.

Para ampliar información sobre este tema, recomendamos leer el artículo del profesor y periodista, José Manuel Torga, titulado El “Indio” Omar, aviso a navegantes en Iberoamérica