Internacional
Espacios Europeoss (23/6/2019)
No sé si Sun Tzu autor del  ´Arte de la Guerra´ dejó escrito algo sobre el negocio que se cierne tras las guerras y demás actos violentos. Y no es solo la fabricación y venta de armamento y de la tecnología informática que se mueve alrededor de las técnicas militares, sino también del espionaje.

El derribo de un dron, RQ-4 Global Hawk (avión no tripulado) estadounidense en aguas territoriales iraníes, concretamente en el Estrecho de Ormuz  –lógicamente, Estados Unidos lo niega- ha hecho incrementar de forma considerable el precio del petróleo y sus derivados. En los últimos días, tras el derribo de ese dron y la escalada de amenazas de Donald Trump, la temperatura en Oriente Medio y el Golfo Pérsico se calentó más de lo que habitualmente está.

Como es sabido, el precio del petróleo estaba bajando de forma sustancial–algo que sin duda no era del agrado de las multinacionales del sector-, pero a partir del jueves pasado las tornas cambiaron y el precio del crudo se disparó, esperando que alcance pronto lo 100 dólares, hasta entonces estaba en 60.

Fuentes del gobierno de Teherán han informado que pudieron haber derribado también un avión que volaba con 35 personas a bordo, que acompañaba al dron de EE.UU. derribado.

Estados Unidos emplea ese tipo de dron para misiones de espionaje. De hecho, aunque tuvo escaso eco, en septiembre del año pasado,  en España se estrelló un dron de las mismas características que el derribado por Irán. El incidente tuvo lugar el 26 de junio de 2018 en Rota (Andalucía). La noticia fue revelada por el digital estadounidense, ‘The War Zone’, y posteriormente confirmada porel Centro de Seguridad de la Fuerza Aérea Española.

Hasta ahora se desconoce la ruta que seguía ese dron en España, ni qué misiones de espionaje estaba realizando en suelo español. Nadie dio una explicación al respecto. Lo que sí se sabe es que unidades de la marina de guerra española colaboraron en su búsqueda.