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(14/10/2020)
En un comunicado de Unrwa vemos la noticia que hace unos días la agencia Reuters publicaba esta foto. Una niña palestina rompía a llorar al volver a casa, cerca de la ciudad palestina de Hebrón, y comprobar que había sido demolida por las autoridades israelíes.
La tristeza y penalidades de los niños y niñas de Palestina, ante tanta calamidad, es evidente. Ninguno de ellos conoce la vida sin la ocupación israelí y todas sus consecuencias, pero, además, al confinamiento y las restricciones que ha añadido a sus vidas la pandemia de coronavirus, se siguen enfrentando cada día a la posibilidad de perder su hogar, afirma esa organización internacional.
¿Cómo soportarlo?, se pregunta Unrwa. “Nos preocupa su tristeza porque para un niño o una niña, todos estos acontecimientos traumáticos pueden marcar fatalmente su vida para siempre”, responde.
Por eso y otras muchas razones, Unrwa está a su lado: “estamos en Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, Siria, Líbano y Jordania. Apoyamos a las familias repartiendo alimentos, medicinas, ofreciendo la mejor atención sanitaria desde nuestras clínicas. Acompañamos a los niños y las niñas desde nuestras escuelas, un lugar destinado no solo a recibir la mejor educación, sino a que se sientan absolutamente a salvo. En eso nos esforzamos día a día, independientemente de lo grave que sea la situación fuera: nuestras escuelas están llenas de cariño, atención y cuidados”.
La situación de esas zonas es muy grave y también lo es la de Unrwa, que se ve obligada una y otra vez a pedir ayuda: “La contención de la pandemia ha absorbido la mayor parte de nuestros presupuestos durante los últimos meses y muchos de nuestros programas (incluidos los de atención psicológica a la infancia) corren peligro”. Aquí os podéis informar de cómo ayudar a esos niños y niñas.