Medio Ambiente
Ángel Luis Martín (18/7(2024)
En mis tiempos de profesor, no he de decir los años pues es sano dar esquinazo a lo numeral y a la melancolía, puse a mis alumnos un video creado por Al Gore, donde el mensaje, nominalmente sería muy ecologista.
Amigos míos, ya sabéis que habitamos el mundo de las etiquetas. Es un mundo de saldos y rebajas: unos grandes almacenes globales, donde todo y todos, ha de llevar su correspondiente etiqueta.
El vídeo de Al Gore, dejaba, como poso en una taza de té nigromántico, el camino a la perdición: filme protagonizado por Tom Hanks, nada cómico sino dramático, de un gángster dotado del sentido del honor y dispuesto a dejarse matar, siendo un experto cazador de hombres.
El vídeo me llamó la atención por la esmerada realización del guion y las imágenes. Perfecto. El Camino a la Perdición, la debacle terrible del futuro del amado planeta Tierra, que por otra parte seguirá existiendo al margen de sus habitantes, en su continua evolución: fases de elevadas temperaturas, fases de explosiva vegetación y reptiles grandiosos, fases de bola blanca nívea y congelada. Pero éstas son cosas de la Ciencia y del Paleoclima.
Dificultosas de aprehender y más aún de extender en el magín de votantes y votados. Como entender que nuestra estufa primordial que da la vida es el Sol. Sí, el que dora la piel de los bañistas, adormecidos en las playas para lucir el pretencioso y muy burgués bronceado.
El Sol nunca está quieto, es un reactor nuclear siempre en movimiento y tiene sus fases de máxima intensidad y de mínima intensidad, lo cual se evidencia, si se posee el telescopio apropiado y se mira, en la abundancia, menudencia o inexistencia de manchas solares.
Sobre esta cuestión, consulten vds. y pongan el siguiente nombre, en el espejito mágico de su celular: Habibullo Abdusamatov (no confundir Habibullo con Obdulio, que es un amigo de correrías).
Pero la polémica suscitada en este diario, y como se titula este escrito mío, concierne a la figura, andanzas (video), dimes y diretes y cronologías del ya olvidado Al Gore, político muy afamado del partido demócrata de USA.
Denostado por el articulista señor España y enaltecido por el articulista señor Torres, en afán justiciero en cuanto a los datos y que vienen a expresar que el citado Al Gore no pecó de oportunista ecológico.
Mi postura puede resultar, en cierto modo, displicente.
Decir, que de aquel vídeo ya comentado, me llamó la atención la aparición personal del citado, circunspecto, serio y como suele decirse, sediento de cámara. Es cosa usual en aquellos que usan la política como profesión. Pero a mí, me incomoda; sin duda debo ser un pobre idealista aunque yo considere este menosprecio, como el máximo aprecio. Es Al Gore, un patricio de la vulgarísima alta burguesía de los Estados Unidos, basada en el acopio de billetes y en la herencia de los mismos por la prole, no proletaria.
Esta aristocracia, blasonada por el pecunio, no es uniforme y algunos de sus vástagos y vástagas, pueden gozar de una simpleza mental total o bien de gozar con el placer de la filantropía: cultural, social. En este caso, ecológica.
No es nada sorprendente: el ínclito Max Weber ya lo dijo en su libro sobre la ética protestante y el nacimiento del capitalismo.
En el mundo católico, son las buenas obras pero nada que ver con la apoteósis divina de la acumulación dineraria como pasaporte directo al paraíso. Al Gore jamás estaría presto y dispuesto para solucionar el problema ecológico mundial y no lo estaría porque supondría tirar, no piedras sobre su tejado de Patricio sino dinamita.
Al Gore forma parte de los que deben su lujosa vida a la extracción masiva sin control y al crecimiento del beneficio sin freno. El patricio Al Gore solo juega o jugaba, a la ecología. Como filantropía o interés de índole política. Y quede claro, pacientes lectores, que este juego de disfraces malsano, no es privativo de patricios sino también de villanos trepadores de muy variado etiquetado.
Gore, por una banda, viene a significar cine de terror de baja calidad. Por otra y cambiando el orden, se nos aparece el escritor Gore Vidal y su obra Juliano el Apóstata. No hay color.
Señores polemistas, señor Torres y señor España: sean bienvenidas las polémicas, que ponen el azúcar o la sal en la vida. Vivificadoras, útiles.
Pero olvídense de Al Gore, no da el juego mínimo.
En cuanto al asunto ecológico, no es necesario afirmar, por sabido y comprobado, el papel protagonista, antropogénico, del ser humano en el cambio climático. De su sistema, que es depredador, tanto de la naturaleza como del humano.

Pero, también es cierto que nuestro planeta no es estático, nada es estático en lo viviente. Ha habido y seguirá habiendo ciclos climáticos, glaciaciones y periodos interglaciales, ciclos de actividad solar, cambios en las corrientes marinas etc.
En el artículo del señor España se hacía referencia al posible colapso de la corriente marina del Golfo que procura el calor y el clima más templado al noroeste de Europa.
Tal colapso ya se produjo hace unos 12.000 años y más recientemente a partir del siglo XIV. Es un tema de máximo interés científico. El cambio de salinidad, por el continuo calentamiento y deshielo del Ártico y Groenlandia, el vertido de agua dulce, podría llevar a un punto de inflexión sin ya solución ni retorno. Afectaría en gran medida al clima, haciendo bajar mucho la temperatura en esta zona de Europa, con inviernos gélidos y afectando a la agricultura.
En otras zonas del mundo se producirían sequías o lluvias torrenciales. Insisto, esto ya ha ocurrido antes; pero el efecto humano puede acelerar este proceso, si es que no lo ha provocado. Según algunos científicos, no en teorías o hipótesis, sino basados en estudios empíricos y estudios reales, la corriente del Golfo ya ha entrado en un proceso que se irá acercando a su punto de inflexión sin retorno.
Al igual, que han hecho con Abdusamatov (Obdulio), vayan a sus espejos mágicos:
Pongan, no sean perezosos, esto, para informarse sobre este tema de la corriente del Golfo: René van Westen de la Universidad de Utrecht.
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