Adrián Mac Liman (26/4/2008)

EL NÚMERO DOS DE AL QAEDA, Ayman al Zawahiri, volvió a sorprender a las autoridades de Madrid, al instar nuevamente a los radicales marroquíes a combatir a los aliados de Satanás, es decir, a luchar contra la presencia española en las ciudades africanas de Ceuta y Melilla.

Al Zawahiri utilizó una página de Internet para lanzar sus diatribas contra Occidente, haciendo especial hincapié en la necesidad de movilizar a los yihadistas magrebíes contra la presencia de los apostatas y los cruzados en tierras del Islam. «Según la Europol, en 2007 Al Qaeda distribuyó por la Red más manuales de guerrilla y propaganda que en los años anteriores». Un discurso harto conocido, que pone de manifiesto la predilección de los cabecillas de la red terrorista por los adelantos tecnológicos, así como su facilidad de recurrir a la Red para difundir propaganda.

Curiosamente, apenas 48 horas antes de la intervención del lugarteniente de Bin Laden, los ministros de Interior y Justicia de los 27 se reunían en Luxemburgo para evaluar nuevas propuestas destinadas a agilizar la lucha contra el terrorismo internacional y, de manera especial, contra el radicalismo de corte islámico. Los representantes de los Gobiernos europeos coincidieron en la necesidad de controlar los medios de comunicación que sirven de plataforma para el endoctrinamiento de los futuros euroyihadistas. De hecho, según el último informe elaborado por la Europol, en 2007 Al Qaeda distribuyó a través de la Red más manuales de guerrilla y propaganda que en cualquiera de los años anteriores.

POTENCIALES YIHADISTAS… EUROPEOS

Detalle interesante: los radicales parecen muy propensos a publicar los documentos en idiomas occidentales, como el inglés, francés o alemán. «Los presuntos yihadistas detectados por los servicios de seguridad franceses, alemanes, belgas o búlgaros son ciudadanos de dichos países». Pero no se trata de un intento de acercamiento a la opinión pública del Viejo Continente, sino pura y simplemente a una nueva estrategia destinada a atraer a los musulmanes pertenecientes a la segunda o tercera generación de inmigrantes, que desconocen los rudimentos del árabe.

En efecto, muchos candidatos potenciales a la carrera de euroyihadista provienen de familias integradas en la sociedad de los países de acogida.

La rebelión de los hijos, léase los nietos de los musulmanes que apostaron en su momento por el paraíso europeo, confirma, por un lado, la difícil integración de éstos en la sociedad occidental y, por otro, la innegable existencia de centenares de células durmientes en numerosos países del Viejo Continente. «Los conflictos de Irán y Afganistán han incidido en la seguridad del Viejo Continente».

Aunque muchos de los sospechosos detenidos en 2007 por las fuerzas de orden publico europeas proceden de Argelia, Marruecos y Túnez, los presuntos yihadistas detectados por los servicios de seguridad franceses, alemanes, belgas o búlgaros son ciudadanos de dichos países, lo que presagia, según los expertos, un incremento de la amenaza terrorista dirigida contra las instituciones y la sociedad europeas.

PAKISTÁN, ¿TRAMPOLÍN DE AL QAEDA?

«Pakistán niega la existencia de campos de entrenamiento, alegando que no está dispuesto a tolerar la presencia de los talibán en su territorio». Los conflictos de Irán y Afganistán, escenarios de combate entre radicales islámicos y sectores de la población que apoya la presencia militar de Occidente, han incidido en la seguridad del Viejo Continente. En los últimos años, estos países fueron los destinos predilectos de los euroyihadistas, quienes dirigen actualmente sus miradas hacia un nuevo polo de atracción: Somalia.

Conviene señalar que muchos jóvenes europeos fueron entrenados en el uso de las armas, los explosivos y las sustancias tóxicas en campos de entrenamiento situados en… Pakistán, país que cogió el revelo de los baluartes afganos de Al Qaeda después de la guerra de 2001. «La presencia de guerrilleros afganos en la frontera basta para comprender que el establishment militar paquistaní se resiste a abandonar su doble juego». Sin embargo, los organismos gubernamentales paquistaníes tratan de negar la existencia de estas instalaciones, alegando que el país, amigo de Estados Unidos, no está dispuesto a tolerar la presencia de los talibán en su territorio.

Sin embargo, la liberación hace pocos días de Maulana Sufi Mohammed, antiguo dirigente del movimiento radical Tehreek Nifaz -e- Shariat Mohammadi, que combatió junto con los talibán en la guerra de 2001, recuerda que Pakistán ha sido (y, ¿sigue siendo?) el trampolín de la agrupación liderada por Bin Laden.

Basta con señalar la presencia de guerrilleros afganos en la región fronteriza para comprender que el establishment militar paquistaní se resiste a abandonar su doble juego, que consiste en congraciarse con los emisarios de Washington, ofreciendo al mismo tiempo apoyo logístico a los radicales islámicos.

LA AMENAZA NO ABANDONA EUROPA

«Qué duda cabe de que los pobladores de este país montañoso se sienten más cercanos a sus hermanos saudíes que a los primos estadounidenses». Pakistán nunca fue un aliado fiel de Estados Unidos. Sus gobernantes jugaron la carta estadounidense para contrarrestar el hasta ahora hipotético peligro nuclear hindú y… chino. Durante el Gobierno de Zilfikar Ali Butho, Pakistán construyó su arma atómica -la llamada bomba verde (el verde es el color del Islam)- con capital saudí y tecnología norteamericana. Pero qué duda cabe de que los pobladores de este país montañoso se sienten más cercanos a sus hermanos saudíes que a los primos estadounidenses.

Estiman los expertos europeos que los yihadistas adiestrados en Pakistán podrían convertirse en una amenaza para países como el Reino Unido, Países Bajos, Portugal y España. En el caso de los Estados ribereños del Mediterráneo, el riesgo se acentúa aún más, debido a la presencia de comandos pertenecientes al rama magrebí de Al Qaeda.

Otros Estados miembros de la UE, como por ejemplo Finlandia, Hungría, Polonia, Eslovaquia o Eslovenia, corren a su vez el riesgo de albergar bases logísticas del radicalismo islámico, utilizadas para el blanqueo de dinero, la elaboración de documentación falsa y, por último, aunque no menos importante, la creación de empresas inmobiliarias que servirían de tapadera para la transferencia de fondos destinados a las células durmientes.

En resumidas cuentas, el jaque de Al Qaeda a Europa continúa.

N. de la R.

Adrián Mac Liman es analista político y consultor internacional. Fue corresponsal de «El País» en Estados Unidos y trabajó para medios de comunicación internacionales (ANSA, AMEX, Gráfica). Ha sido colaborador habitual de Informaciones y de la revista «Cambio 16», corresponsal de guerra en Chipre (1974), testigo de la caída del Sha de Irán (1978) y enviado especial de «La Vanguardia» durante la invasión del Líbano (1982). Residió en Jerusalén (1987-1989). Tras su participación la Conferencia Euromediterránea de Barcelona (1995), se incorporó en calidad de experto al Grupo de Estudios Mediterráneos de La Sorbona.

Este artículo se publica gracias a la gentileza del autor y de Safe Democracy.