De lo municipal, de lo político y de la pasta gansa
Mi Columna
Eugenio Pordomingo (1/4/2012)
El origen y evolución del gobierno de las ciudades, de los municipios modernos, se remonta a la época de la dominación romana. Eso afirman algunos eruditos en la materia; otros difieren. Ya se sabe, cuando entran en liza los avezados, la trifulca está servida. Lo que está claro, es que otrora, los núcleos de población estaban obligados por necesidad a organizarse en aras de su propia pervivencia. Un ejemplo lo tenemos en los Burgos (de origen germánico para loor de la Merkel). Los ciudadanos, ´burgueses´, de un determinado territorio se reunían, aparte de para matar el tiempo al calor del fuego, para resolver problemas y mejorar su calidad de vida, que sin nevera, lavadora, televisión, móvil y otros artilugios, debía ser bastante dura. De esas reuniones surgieron los concejos (donde se reunían los ´hombres del común´) y de ahí los líderes de esos conciliábulos. Más tarde, cuando los Burgos se fueron haciendo más nutridos, se recurrió, por eso del espacio y las algarabías, a las representaciones.