Internacional/Economía
Alberto Montero (29/2/2012)rajoy-y-merkel
En este recomendable artículo de Rafael Poch se desenmascaran algunas de esas afirmaciones falaces con las que se nos induce a pensar que lo que fue «bueno» para Alemania, lo será para España. Ni las reformas laborales fueron buenas para los trabajadores alemanes; ni la última reforma española, inspirada en aquélla, lo será para nosotros.

Del artículo destaco dos afirmaciones:
Ésta sería la primera: «contra el tópico que se maneja en España, el efecto de la flexibilización laboral en Alemania no ha sido más trabajo (el volumen total de horas trabajadas en el año 2000 era de 57,7 millardos, y en 2010 fue de 57,4) sino el reparto del mismo trabajo entre más personas. Ese es uno de los secretos que la propaganda del gobierno alemán omite cuando afirma que el país tiene hoy «menos parados que nunca»: no es verdad.

Y ésta sería la segunda: «el universo alemán es diferente al español en aspectos fundamentales como su estructura económica, fuertemente industrial-exportadora, su mucho mayor gasto social (a 25 puntos de ventaja del español, que está 15 puntos por debajo de la media europea), y su muy inferior tasa de paro.

En un país con un desempleo del 7%, que incluye algunas regiones con casi pleno empleo, el despido no es una calamidad percibida poco menos que como definitiva, como puede serlo en un país con el 23% de paro, sino un mero incidente entre dos ocupaciones. Jugando con una analogía penal, se podría decir que el mismo despido que en España puede percibirse como una dura y fatal condena, en la Alemania de hoy puede no pasar de una leve y corta pena de arresto domiciliario».

O, lo que viene a ser lo mismo, Spain sigue siendo different por poco que nos guste.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de su autor, Alberto Montero, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, que también pueden ver en  La Otra Economía.