espacioseuropeos.com (2/1/2011)
La presión fiscal que soportan los españoles es de las más al
tas de la Unión Europea, a pesar de las continuas mentiras que lanza el gobierno, afirmando lo contrario. El mensaje del Ejecutivo, en particular el emitido por el ministro de Fomento, José Blanco, que no se cansa de repetir que nuestra fiscalidad hay que «homologarla» a la media europea. La homologación siempre es al alza, menos en lo que se refiere a subida de sueldos. La subida del IVA -impuestos indirectos- al 18 por ciento, ya que los impuestos en España son «muy bajos», según el gobierno.
Para sacarnos de dudas, un informe del Instituto Juan de Mariana da una «respuesta contundente a los argumentos empleados por el Gobierno para justificar nuevas subidas impositivas». Varios ministros y altos cargos vienen sosteniendo que la «reducida presión fiscal (recaudación fiscal dividida por el PIB) en España es argumento suficiente para una subida impositiva en medio de una recesión galopante», recoge el informe de ese instituto.
La caída vertiginosa de la actividad económica y del empleo han sido las causas principales del desplome de la recaudación y, en consecuencia, de los ingresos tributarios, en especial, el IVA y el Impuesto de Sociedades, según el informe aludido.
Algunas de las afirmaciones que se vierten son:
- La carga fiscal sobre las pequeñas y medianas empresas es muy superior a la que soportan las competidoras de los países de su entorno, teniendo una incidencia muy significativa en esta divergencia las cotizaciones sociales.
- Tampoco aparece una supuesta fiscalidad baja en los tipos impositivos sobre la renta para niveles homogéneos de renta.
- Otro ejemplo de la alta fiscalidad que padecen los españoles lo hallamos en los tipos implícitos al capital.
- Para salir a flote es preciso que se reduzca la «losa impositiva que lastra a empresas y familias«.
- Para generar empleo y mejorar la productividad, el Gobierno «haría bien en llevar a cabo una profunda reforma laboral que flexibilice este mercado, suprimir las pesadas cargas burocráticas y administrativas para la creación de empresas o desarrollar una política de energía barata».
La fórmula que aporta el Instituto Juan de Mariana para salir de la crisis es más empleo, más empresarios e inversores y más productividad que proporcionen alivio a la recaudación e impulsen el crecimiento, y no con impuestos más elevados.
Un ejemplo de la alta fiscalidad española es la de los tipos implícitos al capital. Así, de los cinco países que aparecen en el cuadro adjunto, España sólo es superada en este rubro por Francia, quedando Alemania, Suecia o Irlanda sobradamente por debajo. Queda claro que los españoles realizamos un esfuerzo fiscal superior a la media de los ciudadanos de la Unión Europea y por encima, por ejemplo, de los alemanes, daneses, británicos, noruegos y suecos.
Por otro lado, la escasa recaudación tributaria hace imposible aliviar la «endeblez de las cuentas públicas y producir unos servicios públicos homologables en calidad y cantidad a los de los países que el Gobierno toma como referencia».
Lamentablemente, en este informe y en otros similares, notamos en falta «meter mano» a las entidades financieras, clase política, sindicatos y algunas ONG. ¿Cómo es posible que alcaldes de poblaciones que nos superan los 30.000 habitantes, dispongan de coche oficial y seguridad? ¿Cómo se permite que en esas mismas poblaciones los concejales perciban al mes 3.500 euros o más por atender una concejalía que, en mucha ocasiones, las competencias son de la comunidad autónoma o del Estado?