25 ANIVERSARIO REY JUAN CARLOSespacioseuropeos.com (10/3/2009)
El 24 de febrero de 1981, al día siguiente del ya famoso 23-F, jornada de un intento de Golpe de Estado, del que mucho se ha escrito y se ha hablado, pero del que muchos guardan silencios cómplices, el Rey de España pronunció un discurso que a día de hoy la mayoría no recuerdan ni tan siquiera que se hubiese pronunciado. Por su interés, lo reproducimos aquí tal y como fue.

 Palabras de Su Majestad a los líderes políticos
Pasados los difíciles momentos que hemos vivido y que ha vivido España en las últimas horas, quiero hacer constar, por medio de estas líneas a las que doy lectura, mi satisfacción por haber superado una situación llena de inquietudes y peligros. He vivido con vosotros la tensión del encierro forzoso en el Palacio del Congreso y os felicito y me felicito por el resultado de tan triste aventura.

Por mi parte, hube de tomar las determinaciones oportunas con la máxima decisión y mi postura se refleja con claridad en el breve mensaje que dirigí a los españoles a través de la televisión.

Quiero llamar la atención de todos sobre la trascendencia de los acontecimientos que acaban de tener lugar, y no podemos olvidar que -aun cuando se hayan solucionado los problemas que tanto nos preocuparon- se ha creado una situación delicada que es preciso abordar con la máxima serenidad y mesura.

Sería muy poco aconsejable una abierta y dura reacción de las fuerzas políticas contra los que cometieron los actos de subversión en las últimas horas, pero aún resultaría más contraproducente extender dicha reacción, con carácter de generalidad, a las Fuerzas Armadas y a las de Seguridad.

De la misma manera que el Rey está muy satisfecho por no haber perdido la calma y poder contribuir a salvar la situación -en algún momento crítica- dentro de las normas constitucionales, es necesario que todos los grupos políticos mantengan ahora la misma serenidad y prudencia.

El Rey os lo pide encarecidamente en pro del mantenimiento del orden constitucional, de la democraclos-diputados-agachados-ante-tejero-el-23-fia y de la paz.

De lo ocurrido será preciso extraer meditadas consecuencias para determinar futuras normas de conducta.

Mantenido el orden democrático, invito a todos a la reflexión y a la reconsideración de posiciones que conduzcan a la mayor unidad y concordia de España y de los españoles.

Las responsabilidades por las actuaciones que se han producido se determinarán de conformidad con las normas aplicables por la jurisdicción competente y con el vigor que fuese justamente necesario.

La Corona se siente orgullosa de haber servido a España con firmeza y en el convencimiento de que la vida democrática y el respeto estricto a los principios constitucionales es la voluntad mayoritaria del pueblo español.

Sin embargo, todos deben estar conscientes, desde sus propias responsabilidades, que el Rey no puede ni debe enfrentar reiteradamente, con su responsabilidad directa, circunstancias de tan considerable tensión y gravedad. Ayer se daba la circunstancia de que el gobierno estaba retenido en el Congreso.

He valorado muy positivamente la serena conducta de las Fuerzas Armadas y las de Seguridad, que en todo momento han demostrado su disciplina, patriotismo y lealtad a la Corona.

La Junta de Jefes de Estado Mayor ha desarrollado una tarea eficaz que quiero agradecer sinceramente.

Asimismo agradezco la actitud de todos los miembros de la administración, Comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios, partidos políticos y centrales sindicales, durante las últimas horas, llenas de inquietud y dificultades.

Y finalmente reitero a todos mi petición de colaboración leal y desinteresada, superando diferencias secundarias en beneficio de una identificación en los más graves y fundamentales problemas del país, para que podamos consolidar nuestra democracia, dentro del orden, la unidad y la paz.