Mi Columna
eugenio-pordomingoEugenio Pordomingo (15/5/2009)
La llamada «crisis financiera», no es más que una «vuelta de tuerca», un apretón más, para presionar a los menos favorecidos por la fortuna y fortalecer a los poderosos grupos financieros y empresariales, apoyados por los «colchones» políticos y sindicales, incluidas algunas ONG.

Con el subterfugio de «crisis financiera», se trata de evitar que los numerosos casos de corrupción política, beneficios desorbitados, injustos e inmorales, de banqueros, consejeros de cajas de ahorros y multinacionales, escandalicen a los ciudadanos. Con la amenaza de la «crisis», se puede hablar sin temor de rebajar los salarios, despido de trabajadores, y poner en solfa nuestro sistema de pensiones. Y, también, es menor el riesgo de conflictos sociales, si se acometen  «planes de rescate» de entidades bancarias y financieras.

Y, ¿qué mejor que impedir que se conozca la verdad? Si no se descubre el cadáver no hay asesinato, y por tanto no existe criminal.

Con esta filosofía como método de trabajo, las Cajas de Ahorros han puesto en marcha un novedoso sistema para racionalizar la problemática actual, que consiste en ocultar todos los datos posibles acerca de su gestión. De esta manera, desde enero de este año, han dejado de publicar sus balances. Lo que significa que los ciudadanos no tenemos ya oportunidad de informarnos de lo que perciben consejeros y altos ejecutivos de esas entidades, ni de lo que se gastan en «obra social», lo que adeudan empresas, partidos políticos, sindicatos, etc.  

Adiós, a eso de consultar en internet datos sobre Consejeros de Cajas de Ahorros y morosidad de grandes cliebuitres2ntes. La censura, la nueva censura, ha entrado en vigor. Muerto el perro se acabó la rabia. Y de aquí a que el acceso a internet se vete hay un paso. El modelo chino se impone: bajísimos salarios, hacinamiento en pisos cutres, leña al que proteste, y censura, mucha censura. Y si es necesario, saldrán los carros de combate a la Puerta del Sol, como en Tian’anmen.

La justificación que da la CECA (Confederación de Cajas de Ahorros) pata no hacer pública su gestión es que se debe a «problemas técnicos». Parece mentira, pero es verdad: los bancos son más transparentes que las Cajas de Ahorros…

Por si fuera poco, además del nuevo «PLAN RESCATE «, que el Gobierno de España va a poner en marcha -más de 90.000 millones de euros-, las Cajas de Ahorros han creado una sociedad, «Ahorro Corporación Soluciones Inmobiliarias (ASCI), grupo financiero, con la finalidad de «asesorar, gestionar y comercializar activos inmobiliarios», que en la actualidad ya va por los 3.000 millones de euros. Según medios de comunicación expertos en la materia, ya se han adherido a esta «Corporación»  23 de las 42 cajas de ahorros existentes. Sin embargo, La Caixa y Caja Madrid, no participan en esa depredadora operación, de lo cual me alegro.

Empleando un argot propio del que no quiere que se le entienda nada, o trata de ocultar la verdad, que es lo mismo, el director general de esa «corporación» -obvio su nombre por higiene mental, ya que no me quiero contaminar con «activos tóxicos-, manifestó en su comparecencia para dar a conocer este nasciturus, que la nueva sociedad no constituye «un banco malo para plaza-de-tiananmen1meter activos tóxicos», sino que «ofrece a las entidades un mínimo de 23 vehículos para ubicar los activos inmobiliarios que las cajas incorporan a sus balances».

Ni la letra ni la música me gustan nada. Veo detrás a miles de familias con el piso embargado, mientras alrededor revolotean cientos de buitres especuladores.

¿No eran las Cajas de Ahorros entidades eminentemente sociales sin ánimo de lucro? ¿Dónde queda la filosofía de ayudar al pobre y al desamparado, que animó en 1702 al Capellán del Convento de las Descalzas Reales, Francisco de Piquer y Rodilla, a crear la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid?