J.M.G.T. (14/10/2009)
Matías Rodríguez Inciarte, pprincipe-de-asturiasresidente de la Fundación Príncipe de Asturias, ha ocupado la tribuna del Foro de la Nueva Sociedad, dentro de la serie de conferencias-desayuno que viene organizando Nueva Economía Forum en Madrid.

Le presentó el presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, quien resumió la trayectoria de aquel, a partir de su pertenencia al Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado. En 1981 fue nombrado ministro de la Presidencia. Aquí debemos recordar, para refrescar la memoria de los lectores, lo efímero del mandato, vinculado al paso de Leopoldo Calvo-Sotelo por La Moncloa. En 1984 arranca su etapa en el Banco Santander, que es mucho más dilatada y que, diez años después, le lleva a la vicepresidencia de la entidad financiera, así como a otras importantes empresas y entidades varias.

En abril de 2008 es designado presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, de cuyo patronato formaba parte desde una docena de años antes. Le habían precedido en esta presidencia Pedro Masaveu-Patterson, Plácido Arango Arias y José Ramón Álvarez Rendueles.

Álvarez Areces habló, por otro lado, de la línea continuada de asturianía desde la Fundación, de cuya labor -dijo- «España entera, pero Asturias muy especialmente, está muy orgullosa».

Para describir a grandes trazos la Fundación, Rodríguez Inciarte señaló cómo cuenta con ocho grandes categorías de premios y otros tantos jurados. Para este año se han presentado 253 propuestas. La organización dispone de un equipo de 25 personas y, en cuanto al presupuesto de la anualidad corriente, se aproxima a los 7 millones de euros. Destacó las generosas aportaciones del Gobierno central y de las autoridades regionales y locales.

Aparte de los premios generalistas, que constituyen la actividad más destacada de la Fundación, otorga también, anualmente, un premio al seleccionado como Pueblo Ejemplar de Asturias. Otras actuaciones figuran en el ámbito musical.

En el coloquio posterior a la conferencia, Rodríguez Inciarte dio a conocer que la Fundación se aprieta el cinturón con motivo de la crisis económica. Reconoció, a su vez, que hay lobbies que pretenden influir sobre el fallo de los premios; pero que los mismos se otorgan con transparencia y que la capacidad de influencia sobre las 24 o 25 personalidades del jurado, en cada caso, resulta muy reducida.

Premios prematuros
Solicitada su opinión sobre la concesión del Nobel de la Paz a Obama, mostró su acuerdo al respecto. Para ampliar la defensa de tal fallo (lo decimos con todo el alcance del término), Inciarte recordó que la Fundación Príncipe de Asturias también ha sido criticada por algunas concesiones estimadas prematuras. Argumentó que pueden actuar de estímulo para trayectorias futuras. No parece -permítasenos opinar sobre la marcha- que sea de recibo tal imatias-rodriguez-inciartentento de paternalismo sobre un presidente-emperador de la Casa Blanca, ni siquiera sobre cualquier candidato a grandes galardones internacionales. O se ha hecho acreedor al premio, o que espere su turno de gestación para alumbrarlo a término.

En fin, Matías Rodríguez Inciarte elogió al director de la Fundación Príncipe de Asturias, Graciano García, autor de la idea germinal y que tiene que jubilarse por mandato estatutario, aunque puede haber, según apuntó el presidente, otros papeles para él.

Alguien que, desde luego, no muestra la menor inclinación por jubilarse es el senador Fraga Iribarne. En el transcurso de la sesión se hizo notar, no porque levantara la voz sino porque sólo asistió a la conferencia del orador. Con lo cual entró y salió con la sesión en marcha y atrajo las miradas mientras transitaba entre las mesas, apoyado en bastón y fámulo. Un asistente malicioso recordó el penoso desfilar de Talleyrand y Fouché del bracete; pero, ¡no!, cualquier parecido con la realidad, no es ni pura coincidencia.