EconomÃa
Manuel Funes Robert (5/3/2012)
El PP empezó su campaña de conquista del poder cometiendo un error que ahora tiene que pagar: con propósito electoralista centró su campaña en echar a ZP el 100% de los males lo cual realmente le fue útil por lo verosÃmil de la imputación. Pero no era del todo cierto. La crisis comienza con la creación de la unión monetaria, exitosa en lo polÃtico y ruinosa en lo económico, porque al crearse el BCE y aceptar el principio de su independencia respecto a los gobiernos, consiguió que el instituto emisor fuera conquistado por los mercados, cuyo representante, Trichet, dobló los tipos de interés y por tanto los recibos hipotecarios de las familias europeas. Este golpe al consumo supuso el factor inicial de la crisis haciendo bajar la demanda en cuantÃas sin precedentes.
Cuando los efectos de esa caÃda obligaron a tomar medidas, estas fueron la segunda causa en cuanto basan en el ajuste, recortes y equilibrios presupuestarios como teórico remedio, pero falso y contraproducente en la práctica. Esta polÃtica supone en recortes magnitudes iguales a las de la caÃda de la demanda privada. En estos dos actos -subida de tipos y ajuste presupuestario en recesión- está el 80% de la crisis.
Cuando en mayo de 2010 se le imponen fortÃsimos recortes a España desde Bruselas, ZP los acepta aumentando la intensidad del mal en España. Y de esto, de no haberse resistido a las presiones de Bruselas, si es culpable ZP, pero no lo es de la causa primera. ZP, además, se despidió con una frase certera: «Pido al BCE que se implique rotundamente en la solución de la crisis».
Llegados al poder, los del PP presumen de haber tomado más medidas en tres meses que ZP en siete años. Y como si presintieran su fracaso, anuncian 600.000 parados más para el año que viene. La sinceridad expresiva es un valor inferior al bien común, cuya consecución asusta a la gente y consigue disminuir la demanda de los que todavÃa están en posición de gastar y que no lo harán si el propio gobierno anuncia el fracaso, al menos por este año, de las medidas que toma.
Aun asÃ, estamos viendo una evolución positiva, pero aún insuficiente en el mundo de las ideas. De aceptar sin discusión la idoneidad del ajuste, se pasó a aceptar su necesidad pero declarando su insuficiencia, que habÃa de eliminarse con medidas de apoyo al crecimiento. TodavÃa no se habÃa visto que el ajuste no es suficiente, sino contraproducente y este efecto negativo ya ha sido aceptado y propagado por el FMI. Recuperación y ajuste son incompatibles, porque el ajuste es inseparable de la reducción del gasto y en esa reducción está el origen último de la crisis.
El BCE parece que despierta de su letargo y está inyectando cantidades grandes de euros a la economÃa de la unión. Eso sÃ, con un doble fallo. En primer lugar presta a los bancos al 1% para que éstos lo presten a su vez a los Estados al 5 o al 6%, cuando podÃa prestarlos directamente a los Estados al 1 y sine die.
El segundo fallo es realizar esta financiación dando por supuesto la obligación devolver lo que presta o anticipa. Aunque se puede admitir a efectos formales que el sector privado se considere endeudado con el BCE los gobiernos no tienen por qué hacerlo. En primer lugar porque el BCE no es dueño de lo que crea de la nada que es de donde va a salir el último billón de euros prometidos. Esta operación crediticia incruenta y barata es el cumplimiento de la obligación básica de todo banco central desde el momento en que el dinero en circulación deja de ser un dato para convertirse en una variable en manos polÃticas. Hecho que por primera vez en la Historia adaptar las disponibilidades monetarias a las necesidades reales. Los mercados monetarios que ven en esta posibilidad la mayor amenaza a su ideal, que es el dinero escaso y caro han conseguido presentar como déficit lo que supone en realidad una gran victoria contra el paro y la pobreza.
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