Antigua vista del Palacio de los López, Casa de Gobierno de Paraguay
Antigua vista del Palacio de los López, Casa de Gobierno de Paraguay

Paraguay
[SEPA] Diario El Peso (27/6/2012)
El pasado viernes 22 de junio el Senado de Paraguay destituyó al Presidente Fernando Lugo mediante un juicio político. 39 senadores han votado a favor de la destitución, 4 en contra y dos se ausentaron.

Hasta el último momento los asesores del Presidente intentaron negociar con senadores liberales para revertir el resultado de la votación, lo que resultó infructuoso. Los abogados de Lugo presentaron un recurso de inconstitucionalidad ante la máxima instancia judicial del país para retrasar el proceso, pero fracasaron. La gente se había empezado a congregar en la plaza del congreso y por la noche llegaban a 5.000 personas. La prensa paraguaya destacó que nunca había ocurrido que campesinos de todo el país lleguen a la capital dado que a ellos les cuesta mucho venir, son gente muy pobre y sin recursos logísticos.

El ahora ex presidente declaró a la prensa. «Es la historia paraguaya sin democracia la que ha sido herida profundamente. Espero que sus ejecutores tengan presente la gravedad de sus hechos», y luego agregó: «Esta noche salgo por la puerta más grande de la patria: por la puerta del corazón de mis compatriotas».

Federico Franco, un médico de familia conservadora perteneciente al partido Liberal, que sustituirá a Lugo como presidente, a su vez declaró: «Dios y el destino quiso que asuma la Presidencia de la República», ha afirmado al jurar el cargo.

La crisis política de Paraguay se inició cuando unos 30 campesinos paraguayos invadieron hace varias semanas la finca de Morombí, en la localidad norteña de Curuguaty, perteneciente al grupo empresarial Riquelme. Con las primeras luces del día, un grupo de unos 300 agentes intentaron desalojarlos cuando se vieron envueltos en una emboscada que terminó media hora después con la muerte de al menos siete policías y nueve campesinos. Horas después de los violentos hechos, el presidente de Paraguay Fernando Lugo, destituyó al ministro del Interior, Carlos Filizzola y al comandante de la Policía, Paulino Rojas.

La finca, que tiene una extensión 2.000 hectáreas, pertenece al empresario Blas N. Riquelme, de 83 años, vinculado al partido conservador Colorado. Su hijo Jorge Riquelme, abogado de 53 años, fue quien informó al caer la noche que la zona se encontraba controlada y el operativo policial había terminado.

La finca está dentro de una propiedad mayor con más de 27.000 hectáreas de bosque del alto Paraná que también pertenece a la familia Riquelme y que la destinaba a la explotación de bosques. La zona ya desforestada en un 90 % está dentro de una zona reservada en la que todavía quedan algunos ejemplares de 40 metros de altura. Los propietarios han declarado que los campesinos invasores cortan la madera y luego la venden.

Alfredo Stroessner
Alfredo Stroessner

Jorge Riquelme  ha declarado: «Somos empresarios que invertimos en el país y lo que más nos preocupa ahora es qué es lo que se va a venir después de todo esto», luego agregó: «Queremos trabajar en condiciones de seguridad. Nuestro grupo es una de los más importantes del país. Lo forman un conglomerado de 15 empresas, con más de 3.000 empleados directos que trabajan desde en ganadería hasta en supermercados».

Los ocupantes por su lado han sostenido que en realidad ingresaron a tierras que pertenecían al Estado y fueron entregadas durante la dictadura al terrateniente Abad Riquelme de forma ilegal. Hay un tribunal que está dirimiendo aún a quién pertenecen esas tierras. El conflicto terminó en una matanza y el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), con el que gobernaba Lugo en coalición, le retiró su apoyo el jueves y se unió a su eterno contrincante, el Partido Colorado, para provocar un juicio político contra el presidente. Este proceso está contemplado en la Constitución vigente desde 1992. «Es legal pero no es legítimo», comentaba uno de los partidarios de Lugo.

Los líderes latinoamericanos, se han pronunciado en contra de la decisión del Senado Paraguayo. Los cancilleres de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) que se habían desplazado hacia Asunción para conocer la situación política de país al poco de enterarse de la destitución se manifestaron en contra por medio de un comunicado.

En este contexto Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela y Ecuador manifestaron el viernes que desconocen al nuevo Gobierno paraguayo porque consideran ilegítimo el proceso de juicio político en el Congreso que destituyó a Fernando Lugo.

En una conferencia de prensa, la presidente de Brasil, Dilma Rousseff sugirió expulsar a Paraguay del Mercosur y la Unasur debido a la destitución de Fernando Lugo. La mandataria señaló que esos bloques tienen cláusulas en sus estatutos que requieren el respeto de las reglas democráticas. «Hay pena anticipada» para aquellos que no cumplen con «los principios que caracterizan a una democracia», sostuvo.

El Presidente Rafael Correa de Ecuador, también exhortó a UNASUR a «aplicar la cláusula democrática» del grupo, que, recordó, «establece no reconocer Gobiernos y el cierre de fronteras» con los países que no se encuadren en un marco democrático. «No sabemos qué vaya a decidir UNASUR, creemos que debe aplicar las sanciones que establece la carta democrática, no reconocer a un gobierno ilegítimo, incluso llegar al cierre de fronteras», añadió.

El presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Claudio Giménez, y otras autoridades eclesiásticas del país han tomado distancia del Presidente solicitado al antiguo obispo que renunciara antes de que se emitiera ningún veredicto «para preservar la paz y evitar que haya más violencia y más muerte». Pero Lugo rechazó la propuesta y denunció en el canal venezolano Telesur que estaba sufriendo «un golpe de estado express». La situación también había sido advertida por el presidente de Bolivia Evo Morales.

Una compulsa realizada entre la gente común indica un importante grado de adhesión popular del Presidente destituido. Quienes estaban congregados en la plaza manifestaban a los reporteros extranjeros presentes tener claridad que de un lado estaba el Presidente Fernando Lugo, con todos sus defectos y del otro quienes siempre gobernaron el país, junto a la Iglesia y al 95% de los medios de comunicación.

Al Presidente destituido sólo le restaban nueve meses para concluir su mandato de cinco años como presidente de Paraguay. Muchos se preguntan qué sentido tiene provocar una destitución anticipada.

Para algunos analistas locales una de las razones de su destitución fue la intención de proponer una reforma agraria que pusiera fin al monopolio de tierras cuyo origen ilegítimo se remonta a la época de la dictadura militar de Alfredo Stroessner (1954-1989). Sin embargo la prensa sólo destacó del ex obispo su conducta privada cuando reconocía hijos que habrían sido concebidos cuando ejercía su obispado. A pesar de ello los sondeos indicaban que el Presidente destituido gozaba de una adhesión del 76%.

Lugo gobernaba con los aliados del Partido Liberal pero también fue dando espacios en su gabinete al Partido Colorado. El ministerio de Agricultura estaba dominado por políticas neoliberales y el del Medio Ambiente controlado por la izquierda radical. «Le fue difícil sacarse la sotana», comentaba ayer un miembro del Frente Guazú. «Veía con mucha bondad a todos los rivales, como si fueran feligreses. Apelaba a la bondad de la persona sin tener en cuenta que mucha de esas personas tienen intereses económicos muy grandes y poderosos».

Federico Franco
Federico Franco

Para sus partidarios, el Presidente Lugo no pudo hacer lo que prometía en relación a la reforma agraria. Los exportadores de soja en Paraguay solo pagan un 3% de impuestos, mientras que en Argentina pagan más del 30%. Sin embargo algunos estiman importante, el haber conseguido implantar un sistema de salud que permitió a la mayor parte de la población obtener medicina de forma gratuita. También concedió subsidios para más de 20.000 familias que viven en la extrema pobreza y llevó el desayuno y el almuerzo gratuito a las escuelas públicas.

El precedente institucional es grave para América Latina que ya ha sufrido en Honduras otro quebrantamiento de la Democracia. Habrá que esperar qué sucede en las próximas horas. Mientras tanto el nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, anunció que instruyó a su Cancillería a tomar contacto con todos los países de la región para «suavizar y mantener relaciones armónicas». Franco, quien asumió ayer tras admitió que le «preocupa» que ningún mandatario sudamericano haya manifestado un aval a su gestión. «Los presidentes de los países vecinos sabrán sopesar, sabrán conversar» la situación que atraviesa Paraguay, estimó el flamante jefe de estado en una entrevista a la prensa.

Franco, se comprometió a entregar el poder el 15 de agosto de 2013 al próximo presidente electo sin buscar una candidatura propia «para no quebrar el estado de derecho» ni perpetuarse en el gobierno, dijo que asumió «con satisfacción y tranquilidad» porque después de «un espectáculo dantesco con la masacre de 17 personas y hoy no hubo acá nada ni un solo herido, ni un atropellado o empujado, no hubo nada».

Dos sentimientos encontrados conviven en el seno del actual y hoy minoritario partido gobernante (Partido Radical Liberal Auténtico), que fuera en su momento el principal partido opositor al régimen dictatorial de Alfredo Stroessner: por un lado el pragmatismo de aceptar una salida coyuntural de dudosa institucionalidad a la crisis surgida por la matanza de campesinos y policías y por el otro su historia en la política paraguaya a la que muchos de sus propios partidarios consideran hoy manchada.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Diario el Peso.