Alberto Buela
Alberto Buela

Sin Acritud…
Alberto Buela (16/6/2012)
Internet le da ciertas ventajas a los carecientes de recursos, por ejemplo, podemos consultar libros que de otra manera nunca podríamos. Hace cinco o seis años un profesor español editó como original y afirmando que era la primera traducción al castellano «su traducción» del Protréptico de Aristóteles, obviando e ignorando nuestra traducción publicada en 1983 y realizada en 1981, bajo la dirección de dos eximios conocedores de Aristóteles: Pierre Aubenque y Bertrand Dumoulin.

Hay que reconocer que uno «quedó picado contra el gallego», porque nos ignoró adrede, nos pasó como alambre caído y se atribuyó méritos que no tenía. Pero como estos son temas tan puntuales, tan eruditos, tan limitados en número de interesados, el asunto no pasó a mayores. Y además, nosotros no teníamos la posibilidad de comparar el libro en España para leerlo, pero  internet nos ayudó, pues hay una página en donde aparecen algunos párrafos de la traducción del profesor Megino Rodríguez, de modo, vayamos directamente a la crítica.

Textos:
Protréptico de Aristóteles que éste escribió a Temisonte, el rey de los chipriotas, diciendo que nadie tenía más cualidades para cultivar la filosofía: y es que, en efecto, éste tenía una enorme riqueza, de modo que podía gastar en estas cosas, y además gozaba de estimación. (Megino: una exhortación a la filosofía, Ed. Abada, Madrid, 2006).

El Protréptico escrito por Aristóteles y dirigido a Temisón, Rey de Chipre, decía a aquél que nadie disponía de más bienes que él para filosofar, puesto que era muy rico y podía gastar mucho dinero en ello. Además poseía una destacada reputación. (Buela: El Protréptico de Aristóteles, Ed.Nao, Buenos Aires. 1983, y varias reediciones).

Comentarios:
Veamos las partes en que Megino traduce como la mona, traduce mal:

1) El texto griego dice: pròs Themísona tòn Kipríon Basiléa. Aunque no se sepa griego se puede apreciar que hay términos que comienzan con mayúscula, cosa que Megino no respeta y entonces traduce mal: «Temisonte, rey de los chipriotas» cuando en realidad tendría que haber traducido: «Temisón, Rey de Chipre». Además le agrega una desinencia «te» a Themísona que no corresponde.

Además el adverbio prós cuando se traduce por «a o para» va en acusativo, que es lo que sucede con Themísona de modo que sabemos que el nominativo es Themíson al que no tenemos que agregarle ninguna desinencia sino traducirlo letra por letra, como Temisón.

Si hubiera revisado alguno de los miles de manuales de filosofía antigua, hubiera visto que desde siempre se ha usado el nombre de Temisón y nunca el de Temisonte. Así tenemos en la mitología griega el mercader Temisón, al médico Temisón de Laodiceda,  los mártires cristianos Temisón y Alejandro, etc., etc.

2) El texto griego dice: pleío agathà ypárxein pròs tò philosophésai. Aunque no se sepa griego cualquiera sabe que Ágata quiere decir buena. Además está  la bella y conocida historia de Santa Ágata, patrona de Sicilia y de Barcelona.  Pero Megino insiste en traducir como la mona y dice: «tenía más cualidades para cultivar la filosofía», y así traduce ágatha= bienes por «cualidades», cuando el texto está hablando de a un rey Temisón que tiene plata, que tiene dinero, que tiene bienes. Y estos bienes nos se pueden traducir por «cualidades». Además no es «para cultivar filosofía» sino el texto dice: pròs tò philosophésai=para filosofar.

Es sabido que una cosa es cultivar filosofía leyendo textos de aquí y de allá como un buen autodidacta, que los hay y a montones, y otra cosa es filosofar, donde se necesita una formación específica, profesional y alejada del autodidactismo, tan nocivo a la hora de meditar filosóficamente.

3) El texto griego dice: épi dè dóxan ypárxein autó, que «el gallego Megino» traduce por: «y además gozaba de estimación». Primero no existe en el texto  la conjunción copulativa griega kaí que significa «y».

aristoteles1Y segundo dóxan, que antes que nada significa opinión, no puede ser traducida por «estimación» porque estimar, es valorar y la dóxa se limita a la opinión, que en Aristóteles es «afirmar o negar algo con miedo a equivocarse». Corresponde aquí traducirla por «reputación» tanto por su raíz (putare es pensar) como por su sentido, pues la reputación de alguien nace de la fama, que a su vez proviene de muchas opiniones coincidentes.

Conclusión:
Si a un primer párrafo del Protréptico de escasos tres renglones, le hemos dedicado dos  páginas, se imaginan el libraco que tendríamos que escribir para hacer la crítica completa de la traducción de Megino.

Sólo lo hicimos para dejar nuestro testimonio de cómo se pueden hacer mal las cosas. Y mostrar que la queridísima España no sólo está mal por sus malísimos gobernantes, por el cúmulo enorme de sus errores después de treinta años de sucesivos  gobiernos socialdemócratas y liberales. Sino que también lo está por tipos como Megino que cobran tranquilamente todos los meses un buen sueldo del Estado y que al no tener ningún nivel de exigencia académica para traducir, traducen mal.

Una vez más cobra vigencia el adagio del Dante: traducttore traditore.              

N. de la R.
El profesor Alberto Buela
es argentino, además de filósofo, o mejor arkegueta, eterno comenzante, como él suele decir. Miembro del CEES- Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos y de la UTN-Universidad Tecnológica Nacional.