España
Diego Camacho (1/4/2013)
La reunión “secreta” celebrada en La Moncloa entre Rajoy y Mas mueve al regocijo; no se sabe si es que sufrieron un ataque simultáneo de oligofrenia o es que son así. Hay que reconocer la buena intención del Presidente de la comunidad catalana, que para no ser detectado se hizo el viaje de ida y vuelta por carretera, aunque la incapacidad del Presidente del Gobierno en evitar que dicho contacto fuera a las pocas horas el secreto de Polichinela produce cierta zozobra, ¡menudo garante de nuestra seguridad!.
En otro orden de cosas alarma, al señor Rajoy le pasa como a ZP después de su primer año ya no sorprende, que desde la Presidencia del Consejo de Ministros se apuntale a un funcionario que desde Cataluña hace caso omiso de las sentencias del Tribunal Supremo, se ha colocado en franca rebeldía con respecto a la convivencia constitucional y ejerce desde su puesto la intimidación social sobre aquellos que además de catalanes se sienten españoles. Eso sin contar el origen de las cuantiosas fortunas de este “Honorable” y de su antecesor. El conocimiento por ambos de los paraísos fiscales existentes en el mundo es difícilmente mejorable, podían hacer una guía para el uso de otros colegas aunque no sean de CIU.
Don Mariano parece empeñado en pagar con dinero, el nuestro, y ayudar en los en los variados casos de corrupción abiertos en esta Comunidad Autónoma a cambio de ganar tiempo. En modo alguno parece decidido a arreglar el problema, él y el Príncipe de Asturias deben ser las únicas personas que no aprecian la existencia de un problema de identidad en Cataluña. Cuando estas dispuesto a bajarte los pantalones con tal de no tener problemas, al final te quedas sin ellos para enfrentarte al problema. Algo similar a su política respecto a ETA, es como si hubiera dicho algo como “… lo que quieran mientras no me pongan un muerto sobre la mesa”.
Con estos aprendices de agentes secretos y desde Bruselas dejando al ministro de Hacienda como un manipulador de las cifras del déficit, no es extraño que la prima de riesgo vuelva a situarse dónde nos tenía acostumbrados. Después algunas almas cándidas, aunque subvencionadas, se escandalizan por ser increpados públicamente y se ponen muy dignos, aunque no han movido un dedo para luchar contra la corrupción existente en sus partidos. Señores del PP y PSOE devuelvan el dinero público afanado y después influyan en la Casa Real para que haga lo propio.
N. de la R.
El autor es coronel del Ejército, diplomado en Operaciones Especiales, licenciado en Ciencias Políticas y escritor.
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