Franquismo y Economía
España/Economía
Manuel Funes Robert (23/12/2013)
Mis lectores conocen desde hace décadas mi interés por el estudio histórico-económico del pasado siglo XX. En particular requiere mi atención la etapa del franquismo, que siempre he querido abordar desde la perspectiva técnica si bien es cierto lo difícil que resulta separar los contextos políticos de los económicos. Intentaremos, empero, a dejar en estas líneas fuera de discusión las limitaciones que el régimen impuso en materia de libertades.
En los años 60-75 la política económica aplicada durante el franquismo consiguió cotas de desarrollo que se detuvieron precisamente al llegar la democracia. No defenderemos en este foro la falta de libertades del régimen del general, pero si quiero destacar la intuición del dictador en los asuntos económicos con el cual yo colaboré directa, intensa y personalmente. La caída de la riqueza per cápita tuvo lugar debido a que la llegada de la democracia fue acompañada del acceso al poder económico de los economistas que aunque hoy llamamos neo ya desplegaban su siniestra influencia, primero con Suárez y después con González, continuando con los demás presidentes, con la limitada excepción de Zapatero.
Lo digo y recuerdo para “recuperar memoria histórica”. Una de la iniciativas del régimen que nacía tras la guerra fue crear el INI, el Plan Nacional del Nitrógeno que dio origen a empresas como Sefanitro y Nitratos de Castilla que nos convirtieron tras eliminar el hambre en exportadores de esos productos que la República, aunque lo intentó, no logró que se produjeran en España.
España en los años 60 se convierte en exportadora de lo que, por no tenerlo, había tenido que producir. Así pues, la Guerra Mundial y no la civil están en la base de aquel hambre que ahora imputa en nombre de la memoria histórica a quien puso el remedio definitivo de la situación.
La escasez de divisas imponía la política de autarquía y de sustitución de importaciones hasta que la Europa que resurge con vigor tras el Plan Marshall nos obsequia con una importación in situ, masiva y rentable nacida del hecho inerte durante siglos cual era los 240 días de sol al año y lo tres mil km de costa.
El turismo salva para siempre la balanza de pagos, lo que yo denominé “renta de situación” nos obsequia con un Plan Marshall diferido y después de multiplicar por cuatro nuestras compras exteriores en tres años conseguimos una reserva de divisas de las mayores del mundo. Si a esta renta de situación le añadimos la política franquista de dinero abundante y barato comprendemos el gran salto hacia delante de España precisamente durante y en gran parte por la política económica del franquismo.
El asombro que producía el cambio de situación con crecimientos interanuales en términos reales del 6% anual del PIB, nos lleva a instaurar los planes de desarrollo que entorpecieron más que favorecieron aquella marcha ascendente. Y es que los técnicos en cuyas manos se puso el plan, seguían pensando en la crisis de la balanza de pagos porque el déficit de la balanza comercial había aumentado espectacularmente. Era natural, la multiplicación de ingresos permitía y provocaba la multiplicación de compras exteriores. El turismo provocaba dicho déficit, no lo equilibraba.
El Plan de Estabilización del 59, previo a los planes de desarrollo, fue una agresión gratuita a la economía española tras el cual comenzó la emigración masiva a Europa. En dicho plan que logró reducir la renta nacional en un 5% en el año 60 se dio la circunstancia de que los fondos extranjeros pedidos a préstamo para financiar el pan se devolvieron sin tocar un centavo ¿por qué? porque el plan se hizo sin contar con el turismo y éste hizo innecesario el apoyo en el crédito exterior.
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