Putin y ObamaEstados Unidos/Internacional
Alejandra Durrell (18/3/2014)
La Casa Blanca ha rechazado firmemente el referéndum de Crimea. La Casa Blanca ha difundido un comunicado de prensa en relación con la situación en Ucrania en el que dice que “Estados Unidos ha apoyado firmemente la independencia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania desde que declarase su independencia en 1991, y rechazamos el «referéndum» que ha tenido lugar hoy en la región de Crimea de Ucrania”.

Para la Casa Blanca el referéndum es contrario a la Constitución de Ucrania, y la “comunidad internacional no reconocerá los resultados de una consulta administrada bajo la amenaza de la violencia y la intimidación de una intervención militar rusa que viola el derecho internacional”.

Afirma la Casa Blanca que “no se deben tomar decisiones sobre el futuro de Ucrania sin el gobierno de Ucrania (…) Las actuaciones de Rusia son peligrosas y desestabilizadoras. El Consejo de Seguridad de la ONU así lo reconoció en una votación a la que sólo Rusia se opuso. Tal como Estados Unidos y nuestros aliados han dejado claro, la intervención militar y la violación del derecho internacional conllevarán un aumento de costos para Rusia, no sólo debido a las medidas impuestas por Estados Unidos y nuestros aliados, sino también como resultado directo de las propias acciones desestabilizadoras de Rusia”.

La integridad territorial y la soberanía de Ucrania, a las que la Casa Blanca alude, no deben de servir para hacernos olvidar la postura que mantuvo –por no decir que lideró- cuando Kosovo se independizó de forma unilateral de Serbia.

En un artículo titulado  “El ejemplo más “tradicional” del separatismo europeo es el País Vasco”,  publicado el 4 de agosto de 2010, Eugenio Pordomingo mencionó un estudio publicado en la agencia de noticias rusa, RIA Novosti, titulado “Focos del separatismo en Europa”, sin firma, y editado allá por las navidades de 2007.

En el estudio se menciona a España así: “El ejemplo más “tradicional” del separatismo europeo es el País Vasco”. Lo traigo a colación tras conocer la decisión de la Corte Internacional de Justicia acerca de la proclamación unilateral de la independencia de Kosovo.

Allá por enero de 2010, Serbia y Rusia rechazaban en el Consejo de Seguridad de la ONU, la nueva estrategia que el Gobierno albanokosovar, junto a Occidente, preparaban para Kosovo del Norte, de población mayoritariamente serbia, que se encuentra enfrentada a Pristina a raíz de su secesión en febrero de 2008. Para los serbios la decisión unilateral de Kosovo de independizarse fue una auténtica provocación

El 17 de febrero de 2008, Kosovo proclamó unilateralmente su independencia respecto a Serbia. China, India, Rusia y varias potencias más, en particular las de la UE, se negaron a reconocer al Gobierno secesionista de Kosovo. Sin embargo, Estados Unidos fue uno de los primeros países que alentaron la independencia de Kosovo.

En su día comentamos  que los planes de Estados Unidos son nítidos respecto a Europa: una Europa unida monetariamente, pero desunida políticamente; y si pede ser enfrentada, mejor que mejor.

Los resultados del referéndum en Crimea no tienen vuelta atrás, como tampoco lo tiene la anexión a Rusia. Ahora a esperar la reacción de Estados Unidos y la Unión Europea que, visto lo visto, persistirán de nuevo en su error. Cercar a Rusia a base de barreras antimisiles, revoluciones de colores y tratar de cerrar su salida al mar, no será más que aventar la chispa del conflicto.

A Estados Unidos le puede venir bien esa estrategia de cerco y tensión, pero a Europa no. Y a los ciudadanos del mundo tampoco.

Prohibir la entrada en Estados Unidos y la UE a políticos y empresarios rusos y ucranianos, además de congelarles sus cuentas bancarias, así como expulsar a Rusia del G-8 y otros organismos internacionales, sería una victoria pírrica de escaso éxito a la que auguro corta duración.


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