rajoy-y-hollandeSin Acritud…
Max Murillo Mendoza (3/4/2014)
La catastrófica derrota de Hollande en Francia, en las elecciones municipales de ese país y el ascenso de la ultraderecha (Le Pen), ganando varios municipios, pues es nomás la muestra del verdadero rostro de aquellos burgueses y oligarcas, como Hollande, que se adueñaron del socialismo, para destruirlo y deslegitimarlo por dentro. Entonces en Europa da exactamente lo mismo que suban al poder los socialistas o la derecha. El pueblo sufre las consecuencias de ambas maneras de desgobernar, destruir y corromperse con el poder. En Europa hace demasiados años que obreros y clases medias pobres, han entregado las riendas de las estructuras políticas, como partidos políticos y sindicatos, a unos burguesitos inquietos y de buen corazón; que no han estado a las alturas de los acontecimientos. Y pues su condición de clase burguesa les lleva nomás a defender y encubrir los negocios de su clase, es decir de defender a sus papis metidos en las bolsas de valores, en bancos y paraísos fiscales de todo el mundo. La palabra socialismo ha sido prostituida a mansalva, y la imagen que dan esos “lideres” de los socialismos europeos es que ciertamente es mejor la derecha que la izquierda.

Después de la caída de los comunismos europeos, los socialistas tomaron la posta de intentar ser los alternativos, para las preguntas y respuestas que buscaban sus pueblos. A estas alturas del partido, los socialistas en manos de las burguesías inquietas son realmente catastróficas y los peores referentes morales y éticos. Hace poco el director general del FMI (Fondo Monetario Internacional) también militante socialista, abusó sexualmente a una mucama en un hotel de Nueva York, mientras se realizaba una importante reunión mundial. Ese es el grado de degradación de esa burguesía decadente, que utiliza todos los partidos posibles y todas las ideologías posibles, para seguir protegiendo sus turbios negocios mundiales. La confianza y estabilidad del modelo, que duró unos 30 años en occidente, fue una etapa siniestra porque los pueblos fueron engañados y domesticados por esa estabilidad, aprovechada por las burguesías y oligarquías europeas para adueñarse de los partidos políticos de vanguardia. Los resultados son desalentadores, visto desde la vereda de las luchas sociales y culturales.

Los socialismos en manos de esas burguesías inquietas pero corruptas y decadentes, son el peor escenario para los pueblos, porque son los mejores cómplices de los modelos del capitalismo salvaje, con unos discursitos atractivos y de izquierda, de café.

Francia fue el ejemplo de lo que había que hacer e hicieron la revolución francesa (1.789), que significó un cambio de época, de paradigma en occidente. Destruyeron miles de años de corrupción y aristocracia europea. Destruyeron a la iglesia, a los reyes y realeza corrompida y viviendo encima de la miseria absoluta del 90% de la población.

Por supuesto que esa histórica acción significó guerras internacionales, pues las burguesías de los países vecinos estaban espantadas de la locura revolucionaria francesa. Definitivamente cambiaron la fisonomía de la historia occidental. Hoy, ese pueblo combativo se olvidó de su memoria revolucionaria. Se olvidaron que en su revolución juzgaron y sentenciaron a miles y miles de aristócratas, incluido el propio rey, a la guillotina. Como tiene que ser y debería ser. Eliminaron esos males y decadentes señoriales, justificados a sangre y fuego sólo para destruir países y regiones, siempre vividores en nombre de linajes inventados por ellos mismos. Ese pueblo combativo que se enfrentó a las mentalidades más conservadoras y reaccionarias de Europa. Y venció a pesar de la sangre y la traición de las aristocracias, que no tienen fronteras ni patria, sólo negocios y dinero sucio. Hoy, ese pueblo está adormecido y entumecido. Engañado por la ilusión del sistema y el neoliberalismo que sólo les hizo más consumistas, más necios y tontos en tanto consumo y basura.

Ese terrible adormecimiento les está llevando a su propia destrucción. La ultraderecha avanza gracias al socialismo. Sospechosas formas de complicidades de clase y sangre. Lo único que les queda a los europeos es recordar a sus antepasados. Recordar sus revoluciones, que les dieron más dignidad, más humanidad y más fraternidad. Tienen que perder el miedo a sus sistemas, y tienen que volver a destruir sus sistemas corroídos y podridos en manos de socialistas o derechistas de las mismas clases sociales. Los franceses tienen que resucitar a la guillotina, y regresar a su dignidad mancillada y traicionada en estos tiempos modernos.

Por estos lados del mundo, donde todo se copia y se imita a occidente, nada raro que los socialismos estén estancados y con pocas ideas. Porque los llamados socialistas autóctonos no son mentalmente autóctonos. No miran los funcionamientos de nuestras realidades, de nuestras idiosincrasias y costumbres. No hay heterodoxia, sino ortodoxia mal copiada e imitada. Por todo eso nuestros pueblos y culturas han tomado la posta, no importa con nombres socialistas prestados; no han esperado soluciones de biblioteca o escritorio, porque nuestra memoria larga sigue intacta, porque hemos sobrevivido siglos gracias a nuestras organizaciones sociales. Pero el peligro es el mismo que en Europa: la suplantación de burguesías inquietas, a nombre de los cambios, para boicotear desde adentro, para deslegitimar desde adentro a los procesos sociales, y justificar después, como en Europa, el ascenso de las oligarquías y aristocracias tercermundistas.

Un peligro cotidiano, latente y en marcha. En Europa están jodidos porque han perdido la memoria organizativa y combativa. Nosotros estamos demasiado confiados, el boicot interno y la deslegitimación interna es el peligro más latente, para favorecer el avance de las fuerzas del colonialismo.

N. de la R.
El análisis que hace el autor  es, desde nuestro punto de vista, correcto, pero no entendemos eso del “avance del colonialismo”.