Desobediencia CivilEstados Unidos
Amy Goodman/Denis Moynihan (13/9/2014)
Existen leyes injustas”, escribió Henry David Thoreau en su ensayo de 1849 titulado “Del deber de la desobediencia civil”. Thoreau, un pacifista y naturalista, se preguntaba en su obra: “¿Nos contentaremos con obedecerlas, trataremos de enmendarlas y las obedecemos hasta que lo hayamos conseguido o las transgrediremos desde un comienzo?”. Su respuesta fue simple: “Transgredan la ley”.

Eso es precisamente lo que hicieron Ken Ward Jr. y Jay O’Hara 164 años más tarde, el 15 de mayo de 2013. Navegaron en un pequeño barco pesquero llamado “Henry David T.” hasta un lugar de la costa de Massachusetts, cerca de la planta Brayton Point, una enorme central eléctrica de carbón construida en 1963 que es la mayor fuente de emisiones de carbono de la región. Anclaron allí y bloquearon el acceso al muelle, impidiendo que un buque descargara 40.000 toneladas de carbón. Colgaron carteles en el bote con la leyenda “El carbón es absurdo” y “350”, en referencia al grupo internacional de acción por el clima 350.org. Su nombre alude al nivel de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, 350 partes por millón (ppm), que los científicos consideran es el máximo aceptable para evitar que el cambio climático provocado por el hombre se convierta en catastrófico. Ward y O’Hara lograron impedir la descarga de carbón. Desde el bote llamaron a la policía local y más tarde fueron arrestados por la Guardia Costera de Estados Unidos.

O’Hara, un velero cuáquero de Cabo Cod, explicó: “Nos acusaron de cuatro delitos: de alterar el orden, de conspirar para alterar el orden, de manejo negligente de un buque a motor y de no haber impedido la colisión de un bote”. Por todo ello afrontaban una posible pena de varios años de prisión. Invocaron la “defensa por necesidad” al reconocer que incumplieron la ley, argumentando que lo hicieron para evitar un mal peor, es decir, la quema de carbón que aumenta el calentamiento global. El lunes 8 de septiembre, finalmente comparecieron ante el tribunal. El Fiscal de Distrito del Condado de Bristol, Sam Sutter, les ofreció un acuerdo: retirar los cargos penales en su contra a cambio de que se declararan culpables de un delito civil y fueran condenados al pago de una multa. Pero el fiscal Sutter fue incluso más lejos, bastante más lejos: cruzó la plaza que está frente al tribunal y pronunció un breve discurso que sorprendió a los dos acusados y a las alrededor de cien personas que estaban allí apoyándolos:

“La decisión que adoptamos Robert Kidd, el vicefiscal de Distrito a cargo del caso, y yo, fue una decisión que sin duda tuvo en cuenta el costo para los contribuyentes de Somerset, pero fue adoptada pensando en sus hijos, en los niños del Condado de Bristol y en los demás niños. El cambio climático es una de las peores crisis que nuestro planeta ha enfrentado en toda su historia. En mi humilde opinión, los líderes políticos no han hecho lo suficiente al respecto. Me llena de esperanza que hayamos logrado forjar un acuerdo que complace a ambas partes y que parece satisfacer a la policía y a las personas que están aquí para apoyar a los acusados. Además, me complace enormemente que hayamos alcanzado un acuerdo que simboliza el compromiso de la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Bristol de asumir un papel de liderazgo con respecto a este tema”.

La increíble muestra de liderazgo político del fiscal de distrito Sam Sutter sin duda llega en un buen momento. Esta semana, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó su último boletín sobre los gases de efecto invernadero, en el que da a conocer estadísticas preocupantes acerca de la aceleración del cambio climático. “La cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzó un nuevo récord en 2013”, informó la Organización Meteorológica Mundial. La concentración actual de dióxido de carbono es de 396 partes por millón. La OMM también advirtió que “El índice actual de acidificación de los océanos parece no tener precedentes, al menos en los últimos 300 millones de años”. El otro acusado de la acción frente a la planta Brayton Point, Ken Ward, ex director ejecutivo de Greenpeace Estados Unidos, señaló la urgencia con la que considera el cambio climático: “Este verano aprendimos que la capa de hielo de la Antártida occidental se está derrumbando de forma inevitable, lo que significa tres metros por encima del nivel del mar. Eso, para mí es realmente todo lo que necesitaba saber. Es decir, es un acontecimiento simbólico. De ahora en más, todo empeorará. Deberíamos estar adoptando medidas de emergencia en todas partes y la primera medida de emergencia es dejar de utilizar carbón”.

Denis Moynihan y Amy Goodman. Foto Noo zhawk.
Denis Moynihan y Amy Goodman. Foto Noo zhawk.

Henry David Thoreau es sobre todo conocido por su libro “Walden”, en el que describe el año que vivió en una cabaña que construyó en Walden Pond, cerca de Concord, Massachusetts. Thoreau se opuso a la invasión de Estados Unidos en México en 1847 y era un firme opositor de la esclavitud. Para protestar contra estas políticas violentas, decidió que no pagaría los impuestos. Cuando lo enviaron a prisión por ello, recibió una visita de su amigo, el poeta Ralph Waldo Emerson. Según cuenta la historia, Emerson le preguntó: Henry, ¿qué estás haciendo aquí dentro?”, a lo que Thoreau respondió: Waldo, ¿qué estás haciendo tú allí afuera?”. El ensayo de Thoreau sobre la desobediencia civil fue una de las primeras expresiones modernas de la táctica no violenta de la no cooperación. Sus palabras y sus acciones inspiraron a millones de personas, entre ellas a Gandhi y a Martin Luther King Jr.

El domingo 21 de septiembre se realizará en la ciudad de Nueva York la Marcha de los Pueblos por el Clima. Los organizadores prevén que será la mayor marcha por el clima en la historia. Su eslogan es: “Para cambiarlo todo, necesitamos de todos”. Sam Sutter dijo que participará, al igual que los dos activistas a los que condenó. Les pregunté al fiscal de distrito y a los acusados si marcharán juntos. Sonrieron. El fiscal Sutter respondió: “¿Por qué no? Me pueden llamar. Les daré mi número de celular”. Jay O’Hara coincidió: “Es una buena idea”.

N. de la R.
Este artículo se publica con la autorización de Democracy Now.
La traducción es de Mercedes Camps.


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