CataluñaEspaña
José Luis Heras Celemín (29/10/2014)
Un Estado Libre Asociado catalán, que va en contra de la Constitución, haría caer el régimen.

La Asociación para la Defensa de la Transición ha celebrado en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid unas jornadas para analizar la transición española desde distintas perspectivas.

El elenco de ponentes, todos relevantes en la reciente historia de España y autoridades en la materia que explicaban, hacían atractivas unas jornadas que serían clausuradas por el historiador Juan Pablo Fusi con una conferencia sobre Adolfo Suárez y la Transición. Una tras otra, se fueron produciendo las intervenciones de Juan Díez Nicolás, José Manuel Otero Novas, Emilio Contreras, José María Mohedano, Carmela García Moreno, Fernando Puell, Rodolfo Martín Villa, José Luis Corcuera, Marcelino Oreja, Pilar Cernuda, Juan Salcedo, José Pedro Pérez Llorca, Alberto Recarte y Ramón Tamanes.

Entre las ponencias, había una que tenía un interés especial, por el orador que se encargaba de ella, Otero Novas, y por el título: Los Estatutos de Autonomía. José Manuel Otero Novas, como Ministro de la Presidencia en el Gobierno de Adolfo Suárez, había estado en las cocinas y fogones donde se prepararon las recetas político-culinarias que hicieron posible el paso de una dictadura (dictablanda), que agonizaba con Franco, al régimen democrático que emergía con Suárez y tutelaba el rey.

El título elegido, “Los Estatutos de Autonomía”, aunque atractivo, resultaba poco oportuno para el momento político actual en el que, más que los Estatutos de Autonomía, lo que importa es la realidad del Estado Autonómico. Puede que fuera la razón por la que Otero Novas varió el contenido de lo que hubiera preparado y comenzó recordando las viandas con las que se contaba para “Cocinar la Transición”: Una nación antigua, con orígenes en la Roma de antaño, que era consciente de que se acababa una época y que apetecía de un progreso tranquilo y sin conflictos sociales. Unos “Hechos diferenciales” en algunas regiones españolas (País Vasco y Cataluña). Una tendencia al pragmatismo entre los cocineros que se movían entre los fogones de la política. Un Proyecto de Constitución integradora, dentro de un esquema que marcaba que entre la Constitución y los Estatutos de Autonomía debía existir una Ley Marco (que no llegó a realizarse). Y un diseño autonómico, basado en la realidad de unas Diputaciones Provinciales, que ampliaba el ámbito provincial de las diputaciones al autonómico, y que permitía la existencia de unos “Estatutos Diferenciales” para las regiones que así lo quisieran.

El resultado de aquel “guiso preautonómico”, sin los aliños y sabores que se le han ido pegando con el tiempo, es la Constitución Española de 1978. Una Constitución que Otero Novas define, tras un razonamiento sin peros, como “Constitución Federal”, “no confederal” y radicalmente “anticonfederal”.

Desde esa óptica y a la vista de la Constitución, siguió razonando el ponente, la tentativa de un partido político que hoy pretendiera la independencia, aunque usara la vía de un referéndum, no sería constitucional. Porque esa pretensión no cabe en la Constitución actual sin reformarla. Y porque aunque existió la previsión de una Ley Marco, que podría haber conseguido la armonización entre la Constitución y los Estatutos de Autonomía, esa ley no llegó a promulgarse.

Llegados a esta situación, dijo Otero Novas, “El sistema ha llegado a un punto del disparate”. Le han precedido: Las concepciones de García de Enterría sobre el valor normativo de la Constitución Española. El “Café para todos”, que existió en el momento de la redacción de los Estatutos de Autonomía y por el que se otorgaron las primeras competencias autonómicas (a todos). Las “groseras violaciones de la Constitución” que ha habido. Y la ampliación de las cesiones de competencias que aumentaron en consistencia con Felipe González en 1983 y que han seguido después.

Esta llegada “a un punto de disparate”, siguió el ponente, no es consecuencia de la Constitución Federal de 1978. Debe imputársele a los dos grandes partidos políticos nacionales (PP y PSOE), que se han ido alternando en el Gobierno y no han sabido, o querido, tocar y mejorar la Ley Electoral, ni han terminado de definir un proyecto de estructura moderna para España.

José Luis Heras Celemín
José Luis Heras Celemín

En el coloquio posterior, alguien se interesó por los pronósticos de futuro y por las soluciones que pudiera proponer el orador para un régimen en “peligro de hundimiento”. Otero respondió, pero a la gallega y sin entrar en detalles, con algunos asertos: “No se estudia Historia. Todas la veces que hemos llegado a reivindicaciones soberanistas el asunto se saldó con derramamientos de sangre para no llegar a nada”. “No estamos ante una juerga y el asunto es importante”. “La disgregación de los imperios, como el ruso o el turco, siempre produce sangre”. Rajoy ha dicho que tras el 9N buscarán un punto de encuentro, lo que probablemente conducirá a que Cataluña se convierta en un Estado Libre Asociado, que va contra la Constitución y que hará caer el régimen”.

Intentó apurar algo más, como buscando una esperanza de continuidad: “Si el régimen va a caer y se presenta una solución articulada, esa puede ser la solución”.

En el ambiente quedó la certeza de que esa solución puede estar tratando de articularse (incluso pactarse) e incluso puede que ya tenga forma, pero…

En el Salón de Actos de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid no se supo. José Manuel Otero Novas no dijo más.