Evo MoralesBolivia
Eduardo Paz Rada (1/11/2014)
Antes, durante y después de las elecciones generales del pasado 12 de octubre en Bolivia, que dieron un triunfo abrumador e inobjetable al binomio Evo MoralesÁlvaro García del Movimiento Al Socialismo (MAS), varios columnistas, analistas de televisión, dirigentes del oficialismo y periodistas han destacado que la fuerza electoral y la incorporación, en las filas del MAS y en las listas de diputados y senadores, de personalidades, dirigentes y representantes de sectores conservadores, empresariales del oriente  y otros que enfrentaron hasta hace muy poco tiempo al gobierno es una manifestación de la hegemonía conseguida por el proceso de cambio.

Asimismo, el discurso que reduce la democracia, la política y la construcción de un proyecto histórico únicamente a resultados electorales debilita, a mediano y largo plazo, la potencialidad de un proceso revolucionario y las amplias posibilidades de constituir una conducción intelectual, moral, política y cultural antiimperialista y socialista latinoamericana en la sociedad boliviana, por parte de las fuerzas de la vanguardia indomestizas, obreras, campesinas y populares del bloque de poder alternativo a la dominación oligárquica y colonial.

En la actual coyuntura postelectoral corresponde desarrollar un amplio trabajo de formación política integral sobre la base de un programa y una organización sólida,

tomando en cuenta no solamente los objetivos de la Agenda Patriótica 2025 sino las proyecciones de un proceso que ha desarrollado reformas y cambios fundamentales en las estructuras de dominación, exclusión y discriminación reinantes en Bolivia hasta inicios del siglo XXI.

MOMENTO CONSTITUTIVO
La insurrección de octubre de 2003 marcó el momento constitutivo de las masas movilizadas para derrotar al sistema económico y político del neoliberalismo dominante por veinte años. La misma tuvo su continuidad con la asunción de Evo Morales a la Presidencia de Bolivia, la nacionalización de los hidrocarburos, la recuperación de las empresas estatales, la Asamblea Constituyente y la derrota político-militar, en octubre de 2008, de las fuerzas de las oligarquías del oriente aliadas al imperialismo estadounidense y a las trasnacionales petroleras y mineras.

En una semicolonia como Bolivia, en la que la contradicción fundamental permanente es de la Nación Oprimida frente al Imperialismo, corresponde fortalecer el movimiento patriótico del pueblo boliviano sobre la base de una construcción hegemónica entendida como el desarrollo de una dirección política, ideológica, cultural, moral y educativa que interpele y comprometa decididamente a las clases y fuerzas oprimidas, explotadas y excluidas del país para ser parte orgánica y permanente del proceso de transformaciones, elevando el nivel de la formación política, asegurando la decisión voluntaria y comprometida de su participación y generando sistemas de ampliación de la democracia deliberativa mediante los movimientos sociales convertidos en consejos populares en todo el territorio nacional.

Las posibilidades de realizar alianzas con los sectores de las oligarquías regionales y con agentes del imperialismo siempre estará presente especialmente por la habilidad que tienen éstos en los negocios y negociados y por la ductilidad  para convertirse en una quinta columna de un proceso nacional-popular, más aún cuando se vive un momento de auge económico tanto por la precios elevados de las materias primas -gas, minerales y soya- como por la eficiente gestión económica del gobierno.Bolivia

CONSTRUCCION DE HEGEMONIA
La construcción de hegemonía en la formación social boliviana implica un trabajo profundo y sistemático de una organización política, de una fuerza históricamente emergente, con sus intelectuales orgánicos, con una estrategia de transformación  para desarrollar un sentido común y un proyecto de sociedad que asuma la fiscalización y el control del Estado. Estar alerta con la movilización popular en desplazamiento de posiciones y movimientos que haga efectiva la participación y la decisión del pueblo.

Hegemonía no es pragmatismo, no es solamente ganar elecciones, no es recibir apoyo a cambio de ventajas o representaciones al parlamento o a gobernaciones y alcaldías, es una construcción para ganar al conjunto de las clases y mayorías subalternas con principios, valores, ideología, programa y organización.

El imperialismo, las transnacionales mineras y petroleras y las oligarquías terrateniente, comercial, financiera y de medios de comunicación tienen aún un poder muy fuerte y se articulan regional e internacionalmente, esperando el momento preciso para atacar o debilitar los procesos revolucionarios. Comprender los procesos mundiales y regionales, los movimientos el imperialismo, sus intervenciones militares en el mundo, el desencadenamiento de la crisis del capitalismo occidental, el rol de las nuevas potencias emergentes y la dinámica de los procesos nacionalistas y defensivos en América Latina es parte fundamental de la ampliación hegemónica.

La fuerza del liderazgo de Evo Morales, la propuesta nacionalista y antiimperialista vigente, la débil organización política frente a la poderosa organización social y los desafíos de la patria demandan una fuerte acción y prácticas de irradiación hegemónica en el conjunto de clases y sectores de la nación oprimida que es la gran mayoría de la población. Esto implica prepararse para los momentos críticos, para la presencia de la crisis económica mundial, para resistir el asedio imperialista y eso pasa por profundizar la industrialización, conseguir la autosuficiencia en alimentos, vestido y vivienda y ser una sociedad productiva y emancipada, con un Estado digno y soberano

N. de la R.
Eduardo Paz Rada
es sociólogo boliviano, docente de la UMSA y escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.