Sáhara Occidental
Afrique-Asie (26/5/2017)
Desde que el Tribunal de Justicia de la UE promulgó su sentencia histórica el 21 de diciembre de 2016, Amar Belani, embajador de Argelia en Bruselas y ante la Unión Europea, ha sido blanco de odiosos ataques por parte de cierta prensa marroquí subalterna que no le perdona su defensa vigorosa y efectiva del derecho internacional y europeo. El Embajador explica en esta entrevista cómo ciertos grupos de presión europeos pagados por el Majzén se están empleando a fondo, hasta ahora sin éxito, para eludir las disposiciones de dicha sentencia. Ante el fracaso de Marruecos en imponer, mediante el chantaje y la intoxicación, una interpretación sesgada del derecho internacional aplicable al estatuto del Sáhara Occidental -una colonia, de acuerdo con la definición jurídica del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas-, estos perros guardianes persiguen desesperadamente una acción retrógrada y pérdida de antemano. He aquí el texto de la entrevista al embajador Amar Belani.
– Según la ONG internacional «Western Sahara Resource Watch», la Comisión Europea ha solicitado el acuerdo de los Estados miembros de la UE a un nuevo mandato de negociación con miras a corregir algunas disposiciones del polémico acuerdo comercial con Marruecos, con el fin de incluir en el mismo los productos del Sáhara Occidental ocupado. ¿Cuál es su comentario al respecto?
Jurídicamente, y en teoría, eso debería ser muy poco probable, ya que las disposiciones de la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE de 21 de diciembre de 2016 son claras y estipulan que los productos y recursos del territorio del Sáhara Occidental deben excluirse del ámbito de aplicación de los acuerdos comerciales entre la UE y Marruecos.
Hay que subrayar que esta decisión irrevocable del Tribunal Europeo de Justicia es vinculante tanto para la Comisión Europea como para los Estados miembros de la UE. Y es consecuencia del estatus separado y distinto reconocido por el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas al Sáhara Occidental como territorio no autónomo.
Sin embargo, el análisis de las declaraciones de algunos altos funcionarios de la UE y el baile de visitas efectuadas discretamente por esos funcionarios a Rabat, sugieren que ambas partes trabajan de la mano para encontrar los medios técnicos para eludir la citada sentencia judicial, lo que explica la opacidad con que se están llevando a cabo esas negociaciones y las continuas preguntas de los eurodiputados sobre su contenido.
No ha pasado desapercibido el hecho de que las autoridades de Marruecos, normalmente tan rápidas en reaccionar como un reloj al menor recordatorio por parte de la UE de los principios del derecho internacional -como es el estatus no autónomo del territorio del Sáhara Occidental o su derecho a la autodeterminación-, muestren estos últimos meses una calma olímpica, como si se les hubieran dado garantías sobre el resultado de esas negociaciones. Estas podrían, por ejemplo, tomar la forma de una disposición estipulando consultas previas con «instituciones» artificiales, fabricadas totalmente por Marruecos, y la eliminación de cualquier referencia a «el pueblo del Sáhara Occidental» (tal como se enuncia en los textos de la ONU y en la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE) y su aberrante sustitución por «población local», lo que constituiría una auténtica prevaricación.
En efecto, sería lamentable que la UE decidiera, en nombre de un pragmatismo de baja ralea, pisotear los principios y valores sobre los cuales ella misma se edificó y en los que se basan sus relaciones con el resto del mundo.
Sin embargo, eso no me sorprendería, dado que la UE tiene una postura moral de geometría variable, dependiendo de la situación. Así, al mismo tiempo que los funcionarios europeos afirman al más alto nivel la determinación de la UE para garantizar que, de conformidad con el derecho internacional, todos los acuerdos con Israel mencionen de manera inequívoca y explícita que no son aplicables a los territorios ocupado por Israel en 1967, en cambio no hay ninguna disposición del mismo tipo en los acuerdos con Marruecos, tratándose en ambos casos de una ocupación.
A pesar de todo esto, sigo confiando en que el derecho prevalecerá en última instancia, como lo corrobora la cascada de anuncios de empresas europeas que han decidido respetar el derecho internacional poniendo fin a la explotación de los recursos naturales del territorio del Sáhara Occidental, como ha sido la reciente decisión de la multinacional suiza «Glencore PLC», especializada en la prospección petrolífera en alta mar.
También observo con satisfacción el final de la impunidad con que Marruecos llevaba a cabo, de manera totalmente ilegal, sus operaciones de exportación de recursos naturales del territorio del Sáhara Occidental, como lo ilustra la incautación por un juez sudafricano de un barco que transportaba a Nueva Zelanda 54.000 toneladas de fosfato por valor de 5 millones de dólares, proveniente de la mina de Bucráa en el territorio saharaui ocupados por Marruecos.
– Tras la aprobación de la resolución 2351 por unanimidad de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, y al contrario que el Frente Polisario, Marruecos se eterniza para dar su aprobación a la designación del nuevo Enviado Personal del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental, condición esencial para la reanudación de las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario que demandan el Secretario General de la ONU y el Consejo de Seguridad. ¿Qué opina usted de la razón de esa vacilación?
Antes de contestar a su pregunta, permítame recordar dos hechos acaecidos tras la aprobación de la resolución 2351, de 28 de abril 2017, que prorroga por un año el mandato de la MINURSO. En primer lugar, como de costumbre, Marruecos hace una lectura sesgada de las disposiciones de esta resolución, diciendo que le es plenamente favorable, lo que por supuesto es falso, ya que los principios fundamentales que han constituido siempre los requisitos ineludibles para la solución del conflicto del Sáhara Occidental se reiteran firmemente en dicha resolución. Y añado que el hecho de que esta cuestión esté incluida en la agenda del Consejo de Seguridad y en la Asamblea General (Cuarta Comisión) de la ONU y forme parte de los trabajos del Comité de los 24, es en sí mismo prueba de que sigue habiendo un proceso de descolonización inconcluso en el que Marruecos tiene el estatus de potencia ocupante. E incluso recientemente, la Alta Representante ha reiterado que el Sáhara Occidental es un territorio no autónomo; al igual que ha subrayado que la UE no financiará proyectos relacionados con las energías renovables en ese territorio; y que sus Servicios advierten, a los operadores privados europeos interesados, del estatus jurídico del Sáhara Occidental, que todavía está siendo objeto de un proceso de negociación, y de la naturaleza particular de los recursos naturales de dicho territorio.
Por otra parte, en su informe al Consejo de Seguridad, el Secretario General, Antonio Guterres, hace hincapié en que la MINURSO sigue siendo la encargada de la vigilancia de la situación política en el territorio saharaui ocupado, con gran disgusto de la parte marroquí, que insistía en confinar la Misión de la ONU a una simple observación del alto el fuego y a la eventual aplicación de unas magras medidas de confianza.
Por último, en el mismo informe, el SG insiste en la necesidad de una «supervisión independiente, imparcial, completa y constante de la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental», algo que la célebre CNDH [Comisión Nacional de Derechos Humanos], una entidad paraestatal marroquí, no es capaz de proporcionar. Por otra parte, y es muy instructivo señalarlo, la CNDH estaría a punto de abrir una oficina en Bruselas para acudir al rescate de la cancillería marroquí, que se siente muy presionada por los eurodiputados sobre la cuestión de los derechos humanos.
Además, Marruecos considera «enemigos de su integridad territorial» a todos aquellos que contradicen sus propósitos colonialistas y respetan la legalidad internacional. Ejemplo de ello es la grotesca ocurrencia de su Representante Permanente en Nueva York, quien, con su desmedido gusto por la provocación, ha tachado al ex Enviado Personal del Secretario General de la ONU, el estadounidense Christopher Ross, de ser el mejor diplomático que Argelia ha tenido en los últimos 40 años.
En realidad, le critica por no haber asumido la posición de Marruecos y por haber tenido la audacia de proponer la ampliación del mandato de la MINURSO a los derechos humanos, lo que habría augurado, según cables diplomáticos marroquíes filtrados por el hacker Chris Coleman, una «timorización* programada de la cuestión del Sáhara Occidental», en cuanto que dicha medida «crearía dos órdenes de jurisdicciones paralelas: una, en el norte de Marruecos, regida por la legislación marroquí vigente, y otra, que dependería de un mecanismo de la ONU, en la región del Sáhara Occidental».
Volviendo ahora a su pregunta, Marruecos se enreda en sus propias contradicciones. Recuerde el discurso triunfalista en Nueva York, a la salida de la sesión del Consejo de Seguridad el 28 de abril pasado, en el que el Representante Permanente marroquí subordinaba el relanzamiento del proceso de negociación -según lo propuesto por el SG de la ONU y apoyado por el Consejo de Seguridad- al abandono de la zona tapón de Guerguerat por parte de los elementos del Polisario, cosa que el Frente Polisario ha hecho con el fin de rebajar la tensión y para demostrar su buena disposición a negociar.
Ahora, Marruecos vuelve a la carga y lo pone aún más difícil, al exigir que su aprobación al nombramiento de Horst Köhler como Enviado Personal de Guterres -requisito previo para la reanudación de las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario- se supedite a que dichas negociaciones tengan como única y exclusiva base la propuesta marroquí de autonomía de 2007, atribuyéndose así el derecho a imponer condiciones al Consejo de Seguridad y al Secretario General de la ONU, lo cual es contrario a las estipulaciones de la resolución, que apela a negociaciones directas y sin condiciones previas.
A ello se añade una actitud esquizofrénica de Marruecos, que consiste, por una parte, en querer integrarse a toda costa en la Unión Africana, apoyándose en el respaldo de la mayoría de los países miembros de esa institución panafricana y, por otro, en no reconocer la competencia ni someterse a los mecanismos de resolución de conflictos de esa institución, habida cuenta de que Marruecos se ha adherido plenamente a sus Carta Constitutiva.
– Estamos asistiendo a una agresiva campaña, de una virulencia insólita, llevada a cabo por los medios de comunicación cercanos al Majzén y en las redes sociales contra Argelia y sus símbolos. ¿No tiene usted la impresión de que las relaciones bilaterales han entrado en una nueva fase?
Se trata, en realidad, de gesticulaciones vanas, de palos de ciego, a los que no se les debe prestar atención alguna.
Esos mensajes cáusticos y tóxicos sirven sólo para proyectar una imagen sobredimensionada de los «verdaderos falsos éxitos» diplomáticos de Marruecos, en particular en su enfrentamiento con el Frente Polisario. En este último caso, Marruecos despliega un ejército de trolls con la hoja de ruta de falsificar la historia y desacreditar al Frente Polisario, haciendo recaer sobre Argelia la responsabilidad de este conflicto y de todas las desgracias de Marruecos. Es realmente ridículo…
– Precisamente, en un reciente artículo, el periódico digital marroquí «le360.ma» le acusa a usted y al ministro de Asuntos Exteriores, Ramtan Lamamra, de contribuir a la desestabilización de Marruecos…
Por favor, no llame «periódico» a esa máscara de una oficina de los servicios de inteligencia, organizada como si fuera un cuartel, por personal asimilado cuya única razón de ser y única ocupación es denigrar profusamente a Argelia y sus instituciones. Esa «prensa» de cloaca no produce artículos sino excrementos, y pido disculpas por emplear esta expresión que, no obstante, refleja bastante bien la realidad.
Y en cuanto a ese supuesto complot anti-marroquí, hay que decir que se explica principalmente por lo que se llama neurosis obsidional, es decir, un delirio por parte de aquellos que se sienten asediados o perseguidos. La histérica campaña actualmente llevada a cabo por una jauría de detractores contra una senadora francesa de origen argelino [Leila Aichi] incluida en las listas del movimiento La República En Marcha muestra la dimensión de esa «enfermedad».
Por último, con este tipo de «prensa», solo hay una respuesta, el desdén.
O incluso, nada mejor para ilustrar mis palabras que ese excelente proverbio que dice «ladran, luego cabalgamos…»
Fuente: Entrevista publicada en francés por Arique-Asie el 14/05/2017 (“Arrêt de la CJUE: BELANI met en garde contre les solutions de contournement”).
N. de la R.
* “timorización”, es en referencia a Timor Oriental (N. del T.).
La traducción es de Luis Portillo Pasqual del Riquelme.
Noticias relacionadas:
Etiquetas:
Amar Belani, Antonio Guterres, Argelia, Chris Coleman, Christopher Ross, Frente Polisario, Luis Portillo Pasqual del Riquelme, Marruecos, MINURSO, Sáhara Occidental, Tribunal de Justicia de la UE