Atentado en Siria.

Siria/Internacional
Alejandra Durrell (3/7/2017)
21 muertos y decenas de heridos ha sido, de momento, el atentado con 3 coches-bomba en damasco. Dos de los vehículos no llegaron a explosionar y fueron detonados por las fuerzas de seguridad sirias. El atenta tuvo lugar en “la rotonda de la carretera del Aeropuerto”, según informan fuentes oficiales del gobierno sirio.

Uno de los coches-bomba, situado en la plaza de al-Ghadir en el distrito de Bab Tuma, llegó a explosionar, provocando la muerte de 21 personas y decenas de heridos. Las autoridades sirias han informado que los terroristas buscaban el mayor número de muertos habida cuenta de los sitios elegidos para explosionar la carga de los vehículos.

A partir de ahora, con toda seguridad, se van a producir una serie de atentados en Siria, con la firma o no del Estado Islámico, Daesh o Al Nusra. A este atosigamiento al gobierno de Bashar al Assad, hay que sumar los esporádicos bombardeos de la aviación siria y de Estados Unidos. Un ejemplo de ello fue el ataque con misiles de una base aérea de Siria en abril de este año y el derribo de un avión sirio, que provocó que Rusia rompiese con Estados Unidos el acuerdo que habían formalizado para evitar incidentes y garantizar la seguridad de los vuelos de ambos países durante las operaciones militares en Siria.

Los “éxitos” del ejército sirio, ayudado por la inteligencia y la aviación de Rusia, están causando la derrota de las llamadas fuerzas “rebeldes”, lo que se está traduciendo en que casi medio millón de personas desplazadas han regresado al país. La información la ha facilitado el Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Andrej Mahecic, quien afirmó que “440.000 desplazados y refugiados sirios retornaron a sus hogares desde dentro y fuera del país en los primeros seis meses de 2017”, pero a la vez manifestó que todavía no se dan las “condiciones absolutas” para un regreso seguro.

“Regreso seguro” que quieren evitar a toda costa las fuerzas que tratan de derrocar a al Assad, entre las que se encuentran Arabia Saudí, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

Por si fuera poco, fuentes militares rusas anuncian que los terroristas del Frente de al Nusra se “preparan para un acto provocativo usando el gas sarín en el campo de Idleb”. Tanto el Secretario general de la ONU, como el Consejo de seguridad de ese mismo organismo han recibido información de Rusia a este respecto.

Todavía se está a la espera de que se cree una comisión internacional e independiente que investigue lo que aconteció en Ein Tarma en el año 2013, ataque con gases venenosos que causó la muerte de decenas de personas. Y el más reciente habido en abril de este año, en el que la llamada “comunidad internacional” acusó al gobierno sirio y éste a la coalición internacional que fustiga a su país.

Para complicar aún más la situación actual, Siria ha incautado en los altos de Golán, “armas israelíes” y equipos médicos en poder de grupos terroristas cercanos a Al-Qaeda. Fuentes oficiales se remiten a un informe confidencial de la ONU, en el que se confirma la relación entre “fuerzas israelíes” y ciertos grupos terroristas, como el Frente Al-Nusra.

En este entramado de intereses geoestratégicos, gasísticos y petrolíferos, se sitúa l interés de Estados Unidos por desmantelar la base militar rusa en el puerto de Tartus en Siria, para así  humillar al Kremlin en su zona de influencia.

No obstante, un rayo de luz se vislumbra con la reunión que van a mantener el gobierno sirio y la oposición en la próxima ronda de negociaciones de Astaná, que se celebrará entre el 4 y el 5 de julio,  en Kazajistán.

Atentos pues a este conflicto, al de Corea del Norte, al hostigamiento de Estados Unidos a China y, quizás, más grave aún, al del cambio climático, del que Trump se declara negacionista.