Guinea Ecuatorial
Abaha (29/10/2018)
De nuevo el dictador Teodoro Obiang Nguema ha procedido a una “limpia” del personal de su gobierno. No hay que ser un Oráculo de Delfos para saber que los motivos se deben a “causas objetivas”, como los despidos laborales en España. Problemas familiares, enconos personales, excesiva y llamativa corrupción, lucha desenfrenada por un cargo, desconfianza del dictador, etc., son algunas de las causas de esos ceses. Pero los cesados son del clan, y saben que tarde o temprano volverán a lamer las mieles del poder.

Por Decreto de Presidencia número 163/2018 de fecha 4 de octubre fueron cesados unos 255 –más o menos-  “por el que se dispone el cese de algunos Miembros del Personal Jurisdiccional y Fiscalía del Territorio Nacional, Por conveniencia de mejor servicio y, en uso de las facultades que Me confiere el Artículo 41, Inciso H, de la Ley Fundamental del Estado, Vengo en disponer  el cese de algunos Miembros del Personal Jurisdiccional y Fiscalía del Territorio Nacional, como sigue.”

Los cesados son tantos que el mismo decreto no dice cuantos. Y para facilitar su labor, alude a “algunos”.

Lo cierto es que cada seis meses más o menos, el Dictador-Presidente procede a una “limpia” de su camada política y económica.

Los cesados son Magistrados de la Corte Suprema de Justica, del Consejo Supremo del Poder Judicial, Fiscalía General de la República, Audiencias Provinciales, Fiscalías de Investigación, Administrativas y Anticorrupción, Fiscalías del Sector Tráfico, Fiscalías Antidrogas, Fiscalía de medio Ambiente, Juzgados de Instrucción,  Juzgados de Familia y Tutela de Menores, Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, etc.

Mentideros de Malabo afirman que en esta ocasión la lluvia de ceses se debe a peleas entre los hijos de Obiang Nguema por situar a su “gente” en puestos clave de cara a la sustitución del padre en la gobernanza del país. Uno de los primeros en caer en esta ocasión fue Juan Carlos Ondo Angue, hijo de la embajadora en España, Purificación Angué Ondo. Inocente él, no tuvo más ocurrencia que presentar o amenazar, con dimitir. Y Obiang respondió encolerizado. La embajadora fue llamada a Malabo, pero su retorno a la sede diplomática en Madrid indica que, de momento, las armas se han enfundado. ¿Cuánto durará?

Del séquito de casi 40 personas (senadores entre ellos) que tenían previsto viajar a España para asistir a la Cumbre Parlamentaria Mundial contra el Hambre y la Malnutrición que ha comenzado en el Senado Español (durará dos días, 29 y 30 de octubre), no se sabe nada. Unos acusan a España de no haberles concedido el Visado y otros de que ha sido el dictador el que no ha querido que salieran de Malabo.

El Ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, debería explicarnos qué es lo que ha sucedido. Pero no lo hará y si lo hace mentirá como ha hecho con el conflicto saharaui, en el que no ha tenido empacho en decir que España no es la potencia administradora del Sáhara Occidental, algo que reconoce la Historia, la ONU y la Audiencia Nacional de España.  Y eso que el Gobierno de España está satisfecho por “el indulto presidencial en Guinea Ecuatorial”, según un comunicado de Exteriores.

​Exteriores de España dice en ese comunicado que esa puesta en libertad de un “número importante de presos (…) es un paso muy relevante y, desde el pleno respeto a la soberanía y a las instituciones de Guinea Ecuatorial, anima a hacer gestos adicionales de apertura y traslada su disposición, en el marco de las relaciones de amistad y de cooperación que unen a nuestros dos países, para poder acompañarla por la senda de los avances democráticos, la tolerancia y la reconciliación nacional, en favor de la prosperidad, la libertad y el bienestar del pueblo de la República de Guinea Ecuatorial”. Fuentes de la oposición guineana afirman que los dos  se encuentran en la prisión de Black Beach, y que han sido torturados.

Pero lo que obvia el ministerio que dirige Borrell es que dos guineanos fueron raptados en Togo (Lomé) –o quizás en suelo europeo-, uno de ellos, Fulgencio Obiang, de nacionalidad italiana, y el otro, Francisco Micha, residente en España.

Los dos guineanos han tenido mala suerte, pues pertenecen a ese grupo que sí es torturado en Guinea Ecuatorial. En el video que mostramos, Teodoro Obiang Nguema, afirma, en respuesta al periodista de RTVE, que “Aquí –en Guinea Ecuatorial- prácticamente no se tortura…”