El 8M.

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (24/3/2020)
El empecinamiento de Irene Montero y Pablo Iglesias, consiguió que el Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, aceptase la celebración del 8M, Día Internacional de la Mujer. Pienso que fue la presión de Unidas Podemos la que forzó al presidente a dar su conformidad. Oponerse a ese evento hubiera significado cierto enfrentamiento con su Vicepresidente Segundo, Pablo Iglesias, además de cierto desencanto entre las féminas socialistas. Decir sí a la manifestación fue la postura más cómodo, aunque quizás le cueste lo suyo al presidente.

PSOE y Unidas Podemos pugnan ahora por el mismo segmento electoral, sobre todo desde que Iglesias se declarara “modesto socialdemócrata”. Así, poco a poco –piensa Iglesias– Podemos se puede quedar solo en “el campo de la socialdemocracia”, como ha dicho recientemente.

No tengo datos, y si los hay se ocultan, pero a nadie se le escapa que una concentración como la del 8M fue un peligro, un caldo de cultivo para la propagación del coronavirus; como también lo fue el congreso de VOX. En ambos eventos ha habido infectados por el COVID-19, algunos o algunas, son muy conocidos, otros muchos son anónimos. Pero los hay.

Los medios de comunicación, dentro del “ñoñismo” que nos invade guardan un silencio cómplice, quizás para que no les acusen de ser “antisolidarios” con la que tenemos encima y la que se nos avecina. Pero ya se sabe, casi siempre el silencio no es rentable.

Ocultar, menospreciar algo suele ser perjudicial, se haga con el ánimo y la intención de dañar o no. Mucho peor cuando es el poder dominante quien lo hace.

Unos y otros han guardado la crítica en las alfombras, como se oculta el polvo en una barrida de urgencia.

Pero ahí está la Declaración de la OMS tras superarse los 100.000 casos de COVID-19, hecha el 7de marzo, un día antes del 8M. Que quede claro.

La declaración de la OMS comienza así: “Según los informes de hoy, el número de casos confirmados de COVID-19 en todo el mundo ha superado los 100 000. Al llegar a este sombrío momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desea recordar a todos los países y comunidades que la propagación de este virus puede frenarse considerablemente o incluso revertirse si se aplican medidas firmes de contención y control”.

En ese mismo documento, la OMS dice que “China y otros países están demostrando que la propagación del virus se puede frenar y que su impacto se puede reducir a través de una serie de medidas universalmente aplicables que suponen, entre otras cosas, la colaboración del conjunto de la sociedad para detectar a las personas enfermas, llevarlas a los centros de atención, hacer un seguimiento de los contactos, preparar a los hospitales y las clínicas para gestionar el aumento de pacientes y capacitar a los trabajadores de la salud”.

En esa declaración, la OMS “hace un llamamiento a todos los países para que persistan en unos esfuerzos que han sido eficaces para limitar el número de casos y frenar la propagación del virus”, esfuerzos que quizás no se hicieron y “llamamiento” que no se atendió. Pedro Sánchez pudo haber suspendido esa fiesta reivindicativa, pero no lo hizo. Por supuesto, tampoco lo hizo el  Delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco.

La OMS añade que “Todos los esfuerzos que se hacen para contener el virus y frenar la propagación sirven para salvar vidas”. Esos “esfuerzos” permiten a los sistemas de salud y a la sociedad en general, “un tiempo muy necesario para avanzar en su preparación, y a los investigadores más tiempo para encontrar tratamientos eficaces y desarrollar vacunas”.

La declaración de la OMS va más allá: “Ningún gobierno debería considerar la posibilidad de permitir una propagación incontrolada, ya que ello no solo perjudicará a los ciudadanos de ese país, sino que también afectará a otros países”.

“Debemos detener, contener, controlar, retrasar y reducir el impacto de este virus a cada oportunidad que tengamos. Todas las personas están en condiciones de contribuir a este esfuerzo, de protegerse a sí mismas, de proteger a los demás, ya sea en el hogar, en la comunidad, en el sistema de atención de salud, en el lugar de trabajo o en el sistema de transporte”, y mucho más, añado yo, cuando gobiernas una nación.

La declaración de la Organización Mundial de la Salud finaliza con esta recomendación: “Los líderes de todos los niveles y en todos los ámbitos de la vida deben dar un paso adelante para hacer efectivo este compromiso en el conjunto de la sociedad”, pero cuando ese paso se da torcido y en beneficio propio por tratar de avanzar en la carrera de egos, mal nos irá a la sociedad.

Sinceramente, creo que fue una irresponsabilidad desoír las recomendaciones de la Declaración de la OMS,  las que impone el sentido común, la ética  y el buen gobierno.