Sin Acritud…
JF-Cordura (12/4/2020)
Saludos fraternales desde la reclusión.
Aquí seguimos, según se nos dice, cercados por la Muerte
Los bonitos aplausos que compartimos cada tarde no pueden hacernos olvidar que vivimos en una sociedad antisocial e insociable, desnaturalizada, en la que es más fácil conocer a un famoso multimillonario que sale por la tele, que al simpático vecino de al lado que ahora empiezo a descubrir.
Tiempo habrá, quizá, de abordar la cuestión de la catarsis que en algún grado acompaña a este bendito ritual vespertino. Y esa otra de la inflación de “heroísmo” (y “resistencia”) que llevamos ya muchos días viviendo.
Pero hoy, cuando ya sabemos que seguiremos al menos otras tres semanas encerrados, los apuntes que os dejo son sobre todo recapituladores y/o de transición, aunque tal vez no por ello menos relevantes.
Feliz dictadura,
JF-Cordura
PS1: Abajo del todo, enlaces a las entregas previas por si deseara verlas quien no las hubiera visto antes.
PS2: Sobra decir, supongo, que en cualquier momento me podéis pedir que deje de enviaros mensajes como este.
Apunte 1. Coronavirus vs. gripe anual
Mucho se ha hablado sobre en qué medida la “pandemia” del Covid-19 es más grave que la gripe anual. Por su propagación, a primera vista parece que sí, aunque quizá el asunto se matice mucho si recordamos el alto porcentaje de vacunación antigripal (en España, en mayores de 65 años, sensiblemente mayor de la mitad en la campaña 2018-2019). La clave parece estar en que se trata de una epidemia novedosa, para cuyo virus no existía inmunidad. En la medida en que esta se consiga, bien de manera “natural” (desde ya, a partir de los propios contagios) o artificial (vacunas, a más largo plazo), el león dejará de ser tan fiero, como brillantemente lo explica el biólogo y periodista científico Javier Yanes. Con el fin de inmunizarnos, la fundada sospecha de que en realidad hay millones de contagiados, lejos de suscitar tanto pánico, puede ser una buena noticia (todo ello, por supuesto, sin subestimar la tragedia que vivimos a diario).
Apunte 2. Confesión personal de ligereza sobre la plaga emergente
Pese a lo dicho en el apunte previo, y en vista de la evolución de la epidemia, no parece acertado hablar de una “gripe de chichinabo”, como algunos osadamente lo hicimos cuando la plaga ya apuntaba maneras por estos lares. Mea culpa.
¿Osadamente? Bueno, quizá no tanto. Teníamos nuestras razones, no ajenas a la experiencia y al método inductivo. Relacionadas con los manejos de la OMS, las farmacéuticas y gobiernos poderosos al hilo de epidemias previas, como las gripes aviar y porcina (o gripe A) –como ya recordábamos aquí–, e incluso la del ébola; en todos esos casos, el alarmismo fue mucho mayor que la realidad luego constatada; y, al menos en alguno de ellos, el negocio de Big Pharma no fue precisamente exiguo.
De algún modo, es lo del viejo cuento de Pedro y el lobo. Varias veces nos dijeron: “¡Que viene el lobo!”, pero el lobo no vino. No es raro que los aldeanos mínimamente atentos y aleccionados desconfiásemos cuando el lobo al fin llegó.
Entonces, por cierto, Pedro y el lobo se parecían sospechosamente demasiado, o al menos el lobo parecía trabajar para Pedro, como si el pastor de ovejas lo hubiera amaestrado. En la actualidad, esto último tal vez parece más retorcido pensarlo (demasiado “conspiranoico”), aunque puede que no sea tan difícil vaticinar que Pedro (y no hablo de Sánchez, pese a sus posibles conexiones con Bilderberg) o su entorno se vayan a beneficiar de los estragos lobunos.
Apunte 3. La crisis económica derivada de la “pandemia”
El carácter exógeno (no económico, sino sanitario y político) de la crisis que se nos ha venido encima invita a pensar, en principio, que la economía se reactivará pronto cuando la situación se normalice. Al empezar esta historia no estábamos en una fase baja del ciclo económico; aunque la situación no fuese muy boyante, en España la estimación de crecimiento era de un 1’6%. Sobre estas bases, pese a los pésimos augurios de muchos expertos, no parecería probable una prolongada recesión o incluso una depresión, del tipo de la de 2008 y años sucesivos. Todo ello, claro, contando también con que la inmunidad grupal frente al virus no tarde mucho en conseguirse.
La cuestión, sin embargo, es algo más compleja, y más para un país tan dependiente del turismo y la hostelería como el nuestro. La normalización esperable no necesariamente llegará de la noche a la mañana una vez levantado el Estado de Alarma: no será fácil superar la crisis de confianza nacional e internacional. La transición puede no ser corta e incluir “mejorías” y “recaídas”. Incide en ello de manera decisiva la dimensión global del Covid-19, en lo sanitario y en lo económico. China ya muestra evidencias de recuperación económica, pero es que: 1. Es quien primero, según parece, salió de la crisis sanitaria. 2. Se trata de una superpotencia productora que, además, ahora hace su “agosto” gracias a las consecuencias mundiales del propio coronavirus.
Los estados tendrán que responder inyectando liquidez al sistema. Y eso, a la vez que tienen que afrontar las necesidades de la gente más vulnerable; la que ya lo era en grado sumo y la que lo es ahora a causa de esta crisis. Una crisis que ha precarizado aún más al conjunto de la sociedad, con un súbito y drástico aumento en el número de desempleados y el cierre de tantos negocios. Pues en realidad, la gran pregunta sobre los efectos económicos hay que hacerla en relación con las clases medias y populares, que son quienes siempre padecen más cualquier situación negativa. Y de nuevo, como en la anterior crisis, lo lógico es pensar que se perderán más derechos adquiridos, a pesar del carácter social de (parte de)l actual gobierno. El confinamiento servirá como prueba de que (casi) todos podemos trabajar en casa, con el aislamiento consiguiente de los empleados, algo que no favorece la afiliación sindical ni la lucha sociolaboral en general. Hoy mismo, por cierto, anunciando la nueva prórroga del Estado de Alarma, Pedro Sánchez parecía alentar, congratulándose de la experiencia, la vía del teletrabajo.
Apunte 4. Dato colateral, económico y psico-sociológico: la burbuja futbolera
De los tiempos en que aún creíamos que la plaga vírica estaba aún más inflada de lo que lo está:
2 mar.
El pánico (artificial y mediáticamente creado) en torno al coronavirus es una posible respuesta a la cuestión de cómo estallará la superinflada burbuja futbolera.
[Ver hilo completo aquí. Y de hace casi tres años, aquí.]
Apunte 5. ¿Hacia el Gobierno Mundial?
Mientras significativamente el Gran Tapado aplaza su convocatoria mundial al 15 de octubre, ya aumentan las voces “prestigiosas” que reclaman un plan de gobernanza global basándose en la actual emergencia sanitaria (y económica). Así, el viejo globalista Gordon Brown, ex premier británico, quien aboga por ello sin tapujos, aunque de momento con carácter temporal y fundamentalmente sanitario. Interesante es también la apelación de Juan Luis Cebrián, miembro del Club Bilderberg y del Club de Roma además de actual presidente de honor de El País. Concluye su artículo reclamando «un constitucionalismo planetario». Por su parte, el Instituto Elcano, think tank español ultrasistémico, declara que las medidas con causas y efectos transfronterizos que se adopten «se deben coordinar con un sistema global de gobernanza». Y, de nuevo, el propio Pedro Sánchez hoy mismo, ha enfatizado su defensa de una mayor «federalización e integración» europeas para enfrentar los efectos de futuras “pandemias”.
Noticias relacionadas:
Etiquetas:
Club de Bilderberg, Coronavirus, crisis económica, Gobierno Mundial, OMS, pandemia, Pedro Sánchez, Sociedad antisocial