Guinea Ecuatorial
Espacios Europeos (15/11/2021)
Hoy se cumplen dos años del secuestro en Sudán del Sur de cuatro miembros del MLGEIIIR (Movimiento para la Liberación de Guinea Ecuatorial III República), Martín Obiang Ondo, Bienvenido Ndong Ondo, Feliciano Efa Mengue y Julio Obama Mofuman. Hasta la fecha, sus familiares no saben nada de ellos, ni de su estado físico ni de la cárcel en la que se encuentran. Todo apunta a que están encarcelados en una prisión de Mongomo (Bata), donde no reciben asistencia letrada y, al parecer, tampoco médica.
En Espacios Europeos conocimos la noticia el 21 de noviembre de 2019. Una llamada telefónica del doctor Oumar Salaou Adebayo, miembro de la asociación MLGEIIIR, nos alertó sobre el escabroso asunto. Desde el 15 de ese mes de noviembre sus familiares no sabían nada de ellos. Sus teléfonos móviles estaban apagados. La preocupación, por supuesto, era enorme. El miedo se apoderaba de las familias. Pero el hecho no había sido puesto en conocimiento de las autoridades españolas, ni se había publicado nada en las redes sociales.
Salaou Adebayo nos comenta que la mujer de Martín Obiang Ondo había puesto el día anterior una denuncia en la comisaría de la Policía Nacional de Alcalá de Henares, Madrid. La maquinaria policial se puso en marcha, incluso Interpol-España abrió una investigación. Todo apuntaba a que podrían haber sido secuestrados y trasladados a Malabo, capital de Guinea Ecuatorial. Otro tanto había hecho la mujer de Bienvenido Ndong Ondo en la comisaría de la localidad madrileña de Fuenlabrada.
En las denuncias consta que sus maridos viajaron desde España a Frankfurt y, al parecer, desde allí a Sudán del Sur. Ese viaje lo hicieron los cuatro según se pudo saber poco después.
Tras conocer el asunto –posible secuestro-, decidimos hacer público lo sucedido y aportar los datos que teníamos confirmados. Hasta entonces, no se había publicado nada.
Aquella decisión, publicar el secuestro –ya no era supuesto, sino cierto- salvó la vida a los cuatro. Como es lógico nos reservamos algunos detalles sobre el conocimiento que tuvimos de ese secuestro y del traslado a Malabo de los afectados.
Los secuestrados habían sido acusados y condenados en ausencia por un tribunal militar de participar en el enésimo intento de golpe de estado fallido de diciembre de 2017. Ese proceso, en el que fueron condenadas 112 personas, estuvo plagado de graves irregularidades, desde la fase sumarial hasta la del juicio propiamente dicho.
Ese proceso (31 de mayo de 2019) fue calificado por HRW (Human Rights Watch) como “una farsa el juicio por golpe de Estado” y en el que hubo torturas a loa acusados. La misma asociación afirma que el proceso judicial estuvo marcado “por violaciones a las garantías del debido proceso, que incluyó la obtención de confesiones mediante tortura, representa una grave violación de las garantías de justicia”.
Por otro lado, el Centro de Derechos Humanos de la American Bar Association (USA), envió a cinco investigadores para observar ese juicio. Los resultados de esa investigación fueron, entre otros, que “se trató de un tribunal absolutamente irregular (…) El hecho de que las autoridades de Guinea Ecuatorial sientan que pueden llevarse a decenas de personas de las calles y condenarlas a décadas de cárcel sin otra prueba más que una confesión obtenida bajo tortura debería generar repudio y alerta”.
“Los acusados eran algunos de los 130 detenidos tras un intento de golpe de Estado contra el presidente Teodoro Obiang que tuvo lugar en diciembre de 2017. Un panel de ocho jueces los condenó tras un juicio que comenzó el 22 de marzo de 2019 en la Audiencia Provincial de Bata y dictó sentencias que van de 3 a 97 años, entre los acusados, 25 recibieron sentencias de más de 70 años. La fiscalía presentó pruebas ínfimas o nulas que fundamentaran la acusación contra la mayoría de los acusados y, en algunos casos, presentó confesiones que, según declararon los acusados en el tribunal, se obtuvieron mediante tortura. El tribunal, en el que dos jueces fueron designados a mitad del proceso por el presidente Obiang, impuso severas restricciones a la defensa, lo que incluyó prohibirles que presentaran pruebas sobre torturas o limitar el acceso de los abogados a los clientes”, se denuncia en ese informe.
En fin, una vergüenza de juicio que desde el principio dejó evidente –como afirma HRW- “la injerencia política y militar”.
Reacción ante el secuestro
No nos duelen prendas decir que la reacción ante el secuestro fue minoritaria. A unos les pilló el secuestro de espaldas, no sabiendo qué hacer; otros, a lo suyo, antes se desvivían por reunirse con líderes del MLGEIIIR en Madrid, pero trataban de ocultarlo, pues también se movían en torno a otras alternativas cercanas a mantener la dictadura, pero haciéndola más pasable, un poco más dulce, más democrática.
Las familias, desoladas, trataban de comunicarse con el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Embajada de España en Malabo, pero con escasísimo éxito y a veces con respuestas poco elegantes y escasas de sensibilidad ante la situación. La embajada USA en Malabo se mostró al menos más sensible ante el dolor de los familiares de los secuestrados. No obstante, los resultados fueron los mismos. Nada consiguieron si es que lo intentaron.
CORED y Alianza Nacional de Restauración Democrática de Guinea Ecuatorial (ANRD) y mujeres activistas –las llamadas barrenderas-audistas-, si mostraron su repulsa por el secuestro de sus conciudadanos. Pero el resto mantuvo silencio y, en algún caso, unas pequeñas líneas por aquello del “qué dirán”. Sin embargo, el secuestro si tuvo resonancia en Guinea Ecuatorial, a pesar de las enormes dificultades para mostrar su malestar. Y, sobre todo, creó un enorme malestar y temor, entre la familia Obiang y los distintos clanes que la conforman.
Pocos días después de conocerse el secuestro, el MLGEIIIR lanzó un comunicado de prensa en el que se dice que la autoría de ese secuestro corrió a cargo de miembros de la seguridad del Presidente Obiang Nguema, y que los secuestrados “fueron conducidos desde el aeropuerto de Juba a Malabo (Guinea Ecuatorial), sin que mediara petición de extradición ni cualquier otro procedimiento judicial. Que sepamos, en la actualidad se encuentran en una cárcel de Bata, pero desconocemos su estado físico”.
“Según la información de la que disponemos, dicho secuestro tuvo lugar el pasado viernes día 15 de Noviembre de 2019, con la complicidad del Gobierno de Sudán del Sur. A partir de esa fecha la familia de Martín Obiang no puede mantener contacto con él. Como la situación persiste, el día 20 de este mes interpone la denuncia arriba reseñada (…) el peligro que corre la vida de nuestros compañeros, dada la conocida reputación de la dictadura de Teodoro Obiang en el respeto de los derechos humanos…”
El comunicado finalizaba así: “Hacemos responsables de este secuestro y de sus consecuencias, al dictador Obiang Nguema y al Gobierno de Sudán de Sur, por su complicidad en este macabro suceso, de la vida de nuestros compañeros Asimismo, pedimos al Gobierno de España que de forma urgente exija al gobierno guineano la puesta en libertad de Martín Obiang ONDO MBASOGO, Bienvenido Ndong ONDO, Feliciano EFA MANGUE y Julio OBAMA MOFUMAN, los dos últimos, como decimos, de nacionalidad española”.
Las redes sociales comenzaron a comentar sobre el secuestro y antes de que finalizara el año 2019, tuvo lugar una concentración ante el Ministerio de Asuntos Exteriores de España “para protestar por ese secuestro, a la que acudieron familiares de los secuestrados”, militantes de IU, CORED y MAIB.
En marzo de 2020, Miguel González, daba cuenta en el diario El País del secuestro, afirmando que los cuatro secuestrados en Sudán del Sur “fueron capturados en noviembre pasado cuando, bajo engaño, viajaron a Sudán del Sur”.
Poco antes, en enero de ese mismo año, Amnistía Internacional publicaba una denuncia en su página de internet pidiendo que las autoridades debieran arrojar luz sobre la suerte y el paradero de cuatro miembros del MLGEIIIR.
Un escasísimo número de dirigentes del MLGEIIIR y familiares de los secuestrados se dedicaron a denunciar lo ocurrido en el Congreso de los Diputados, Senado, Defensor del Pueblo, Parlamento Europeo, ONU, Vaticano, etc., que en la mayoría de los casos tuvo como respuesta el silencio y poco más. No obstante, la mella de ese activismo –del que Espacios Europeos no ha estado, ni mucho menos, ausente, va surtiendo efecto.
Presionado desde muchos flancos, aunque no se hizo público, el gobierno de Teodoro Obiang Nguema se vio obligado a reconocer que los cuatro secuestrados estaban en su poder. Y así, el 18 de marzo de 2020, el informativo de la noche de la televisión guineana daba cuenta del juicio sumarísimo celebrado en la prisión de Oveng Aseng en Mongomo .
El juicio se celebró a puerta cerrada, emitiendo la televisión oficial –la única que existe en Guinea Ecuatorial- algunos pequeños videos “en los que los procesados emiten sus opiniones sobre el supuesto intento de golpe de Estado en diciembre de 2017”. Los presos no tuvieron asistencia letrada ni hubo observadores internacionales.
Los cuatro secuestrados aparecen en el video de la TVGE con el traje (mono) rojo y con visibles muestras del maltrato sufrido que, a pesar de los esfuerzos de peluqueros, maquilladores y médicos, no pudieron ocultar.
Las durísimas condenas contra los cuatro secuestrados no despertó críticas entre la oposición guineana, y fue aceptada como algo normal.
En definitiva, una vergüenza que nos demuestra una vez más la hipocresía y la insensibilidad del ser humano, de la clase política, de las instituciones nacionales e internacionales.
De Teodoro Obiang Nguema y su cohorte no hacen falta más comentarios de condena. Es público y notorio su proceder y no van a cambiar, lo llevan en sus genes.
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