apitán Bernardo Vargas Machuca

Sin Acritud…
A.L. Martín (29/9/2023)
La historia de la humanidad es la historia del conflicto continuo. La lucha por la vida de Darwin, la lucha de clases de Marx, la incitación-respuesta de Toynbee

Desde Babilonia hasta la lucha actual por el dominio mundial. Economía, política y no nos olvidemos de las ideologías y las mentalidades acordes a cada época.

Para poder aproximarse a una época hay que entender esto y situarse en el contexto histórico. Tal cosa supone esfuerzo, estudio y trabajo.

En estos tiempos de la velocidad cretina, esta afirmación puede parecer una rareza. Igualmente, todo aquello que se aleje de las etiquetas prefiguradas pues al parecer las ideas o argumentos deben ser como dogmas o más bien  como beligerancia histérica de forofos de equipo futbolero: norte o sur. El este y el oeste se excluyen. Al parecer, es lo adecuado.

Carta enviada a Felipe II por el gobernador de Milán en el año 1570: «Estos italianos, aunque no son indios, han de ser tratados como tales, para que entiendan que nosotros les mandamos y no ellos a nosotros».

Este documento constata una mentalidad imperial de dominio. Expresa la pugna: si yo no domino, me dominan. Esto había que hacerlo con los indígenas de América y con los italianos y con los demás pueblos bajo el Imperio. Nada nuevo.

Inscripción en el retrato del capitán Bernardo Vargas Machuca, en su libro «Descripción de las Indias» de 1599. Aparece con una mano en la espada y la otra asiendo un compás sobre un mapa: «A la espada y al compás, más y más, más y más».

Se muestra la mente del capitán, el saberse actor de una época abierta a la aventura, a la exploración y a la conquista.

El dinamismo y el orgullo de servir al Imperio. Junto a estos capitanes y soldados también estaban los funcionarios y los religiosos.

Los que organizaban y los que conforme al contexto histórico debían evangelizar. Ambos tenían que observar las costumbres indígenas, interactuar y entender para conseguir sus fines. De ahí la necesidad de preservar las lenguas y de ahí las dudas que se plantea Bartolomé de Las Casas de tipo moral e incluso las denuncias.

La explotación en las minas, el sistema de las encomiendas y los abusos que, sin duda, se cometieron. Es necesario comprender la mentalidad medieval del español en América. Nada tiene que ver con la mentalidad preburguesa de explotación holandesa o anglosajona. Los indígenas, desde el principio son considerados súbditos protegidos y amparados en sus derechos por la reina Isabel.

Los abusos de los encomenderos se produjeron pero actuaban contra la voluntad real. Esto es importante. Los hechos demuestran que el comportamiento de Inglaterra en sus colonias fue de exterminio, así como el de otras potencias coloniales.

El mestizaje actual y masivo en Hispanoamérica confirma la ausencia de algún plan aniquililatorio que por otra parte, no tendría sentido económicamente. Ya se dijo que la mentalidad colonial española corresponde al Antiguo Régimen señorial.

En cuanto a la explotación del oro y la plata, evidentes los abusos cometidos  sobre los indígenas semiobligados a trabajar en las minas. Pero también que si el Imperio Español hubiera sido meramente extractivo no tiene sentido la creación de hospitales y universidades en forma y número impresionante a lo largo de tan extensísimo territorio.

Suárez de Figueroa se hace eco en el siglo XVI de que la plata apenas la veía España porque iba a manos de los banqueros genoveses. Hay que tener en cuenta las enormes cantidades que se gastaban en el conflicto europeo y donde España ejercía no solo de potencia militar imperial sino de defensora del catolicismo, lo cual no impidió que Carlos V saqueara la Roma papal.

Igualmente las quejas de la población sobre la carestía y las críticas morales a la riqueza. La famosa leyenda negra proviene de un español y esto es una paradoja y a la vez muy significativo: «La breve relación de la destrucción de las Indias». Las Casas, 1552. Se añade la «Historia del Nuevo Mundo» de Girolamo Benzoni, 1565.

La síntesis es  referente a los actos de crueldad contra los indígenas. Se realizan traducciones de estos textos al inglés, alemán, francés, etc. Es muy importante, de nuevo, entender el contexto: Existe un conflicto entre España y su enorme imperio frente a las potencias europeas del norte. Por tanto hay que tener en cuenta el fin propagandístico.

Ello no exculpa o quita veracidad a los excesos pero no es privativo de España: por ejemplo, las atrocidades de Francis Drake. La idea de un genocidio cometido por España sobre la población indígena, muy extendida entre ciertos sectores más o menos politizados, no tiene ni lógica ni sentido racional, ni resiste el análisis empírico.

Definamos el concepto: «Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos». No existe ni el más leve indicio de la existencia de un plan «deliberado y sistemático».

Capitán Bernardo Vargas Machuca

No es posible confundir actos de guerra concretos, con sus crueldades o excesos puntuales y por desgracias comunes, y de práctica habitual, en el contexto de la época por todas las potencias, con el genocidio.

Por último reseñar el libro sobre este tema del historiador Esteban Mira: «El descubrimiento de Europa». Resumiré lo que es más importante, clarificador y sin duda muy novedoso: «El 95% de los conquistadores eran indígenas».

Pizarro: 180 hombres; Cortés: 508 hombres. «La conquista fue pactada entre indígenas y españoles. Cuando termina, los propios indígenas ocupan cargos importantes como por ejemplo alguaciles. Combaten rebeliones de otros nativos. España mantiene la estructura indígena organizativa jerarquizada.

Los tlaxcaltecas recriminaban a Cortés no haber conseguido nada sin ellos; y los chalcas, que habían contribuido más que los tlaxcaltecas.

La nobleza indígena entronca con la nobleza española. El profesor Mira ha sufrido fuertes críticas de aquellos que se sitúan en sus dogmas acientíficos no empíricos, ya saben los que no leen libros porque es muy fatigado.

N. de la R:
Ángel Luis Martín es nuestro excelso viñetista, además de extraordinario escritor e historiador, como lo ha demostrado en su primera colaboración con nosotros: Ser y estar de Ángel Pestaña. Además, su pluma surrealista nos sumerge en un mar plagado de fantasías que provocan un despertar apasionante.
Esperamos y deseamos que el futuro le depare importantes éxitos con nosotros, que es como decir con el mundo.