Libertad para los presos políticos saharauis. 5.2.2024

Sáhara Occidental
Espacios Europeos (7/2/2024)
La superchería del Gobierno, que dice que va a hacer una valoración de la decisión de la CIJ para a continuación ponerse a hablar de lo suyo, rechina bastante. Y llueve sobre mojado con esa mordaza que se autoimpone para no denunciar abiertamente a Israel y tratar el asunto como si no hubiera más que un protagonista.

Aquí, la valoración:

Y los presos políticos saharauis están sufriendo muchísimo. Su vida está en juego y nuestro ministro no les defiende.

He aquí la carta:

Asunto: Hacer como que, y no hacer nada. Dos posturas, un mismo resultado

Excmo. Sr. ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación
Plaza de la Provincia
28012 – Madrid

Madrid, 5 de febrero de 2024

Excmo. Sr. ministro,
Esta semana, en Cisjordania: entran los soldados israelíes en un hospital y matan a bocajarro a tres enfermos dormidos. La civilización occidental presencia el terrorismo israelí sin atreverse a darle ese nombre: terrorismo. Todo lo que hace Israel con los palestinos es terrorismo, pero hay circunstancias tan escalofriantes que, sólo con tres muertos, ya definen la situación.

Como es el caso de los palestinos encontrados en fosas comunes esposados y ajusticiados.

Como el inhumano bloqueo que va a acabar con todos los palestinos de Gaza a la vez, dentro de muy pocos días por hambre, sed y enfermedades. La destrucción por bombas contra civiles, casas, hospitales, refugios, escuelas… se queda corta ante este fin anunciado de toda una población. Israel está consiguiendo el exterminio que pretende desde siempre.

Que España se desmarque de unos países occidentales que apoyan el terrorismo d e Israel y/o que retiran a la UNRWA el dinero para mantener vivos a los gazatíes no significa que esté haciendo lo suficiente. Hace declaraciones en las que alude a la obligación de cumplimiento del derecho internacional, pero no señala a Israel como sujeto de esta obligación, ni lo denuncia como terrorista de la misma manera que lo hace con Hamás.

Son paños calientes que no ayudan a la solución.

26 de enero. Medidas que la Corte Internacional de Justicia impone a Israel con respecto a los gazatíes: evitar la comisión de asesinatos, de vulneraciones graves de la integridad física o mental, de sometimiento intencionado a condiciones de existencia que conlleven la destrucción física total o parcial, de medidas que obstaculicen los nacimientos. Interesante que la Corte se detenga en una de las esencias del genocidio: que no nazca nadie más, que se extinga el grupo de todas las maneras, con la muerte e impidiendo los nacimientos.

Mueren recién nacidos en incubadoras inutilizadas; mueren madres e hijos por las condiciones del parto, en medio del barro; mueren mujeres embarazadas bajo las bombas, el hambre y la enfermedad.

También prohíbe la Corte la incitación directa y pública al genocidio. Y pide que se permita el paso de suministro de servicios de base y de ayuda humanitaria. Pide que no se destruyan pruebas del presunto genocidio que se está cometiendo contra los gazatíes.

Todo esto dice la Corte, y describe sin ambages la situación agónica a que están sometidos los habitantes de Gaza por Israel. Sí, nombra a Israel. Y sí, emplea la palabra genocidio.

AAlbares y Sánchez. Foto archuvo.

En su comunicado del mismo día 26 de enero, que el Gobierno de España titula “Valoración del Gobierno sobre la decisión de la Corte Internacional de Justicia”, España acoge la decisión de la CIJ y parece repetir en su valoración las medidas propuestas por la Corte. Pero no es así.

Cuando “España llama a todas las partes a respetar y cumplir estas medidas en su integridad”, no está repitiendo el mandato de la Corte. La Corte se refiere exclusivamente a Israel.

El Gobierno habla también de unas medidas que la Corte sí ha pronunciado: el acceso humanitario; y otras que no: el alto el fuego, la liberación de los rehenes, y la solución de los dos Estados.

Y cuando pide la liberación incondicional de los rehenes, no especifíca el Gobierno a qué rehenes se refiere, ¿está pensando en los israelíes o en los palestinos? Porque presos palestinos hay miles: presos sin juicio, torturados. Por eso, para evitar malentendidos sería mejor pedir específicamente la liberación de los rehenes israelíes y palestinos.

Es decir, España dice que va a valorar una decisión de la Corte, pero no se refiere a las medidas dictadas por la Corte, que ponen de manifiesto las acciones genocidas causadas por Israel. Las medidas que enumera España son propuestas propias. No hay ninguna valoración. Eso es manipulación.

Aunque España no quiera el genocidio, si por Vd. hubiera sido, la CIJ no hubiera emitido su decisión -que ahora celebra- pidiendo a Israel medidas provisionales en Gaza.

Además de la última falta de cooperación con Sudáfrica en la demanda de este país ante la CIJ, en otras ocasiones España tampoco se ha comprometido con Palestina, absteniéndose en votaciones sobre la ocupación israelí.

Y es que estamos en lo de siempre: España es muy precisa para condenar a Hamás, pero confusa a la hora de denunciar a Israel. De hecho, no lo nombra como autor de las masacres ni nombra el genocidio o el crimen de lesa humanidad perpetrado por Israel. No condena a Israel, no le pide que cese la carnicería de civiles.

Claro, que la postura ambigua del gobierno con respecto a Palestina no tiene comparación con la postura de sumisión y silencio absolutos que tiene respecto al otro territorio ocupado, el Sahara Occidental.

¿Ha intentado Vd. contactar con el flamante nuevo director del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el marroquí Omar Zniber? Quizá le haya pedido que investigue cómo es posible que en su propio país un tuberculoso contagiado en una celda hacinada no esté recibiendo tratamiento médico. Hablamos del preso político saharaui Abdelmoula El Hafidi, como Vd. bien sabe. Hablamos de Brahim Ismaili, con su asfixia y su tumor en el pulmón. Hablamos de Mohamed Lamine Haddi con sus numerosos males, su oído infectado, su espalda destrozada y su aislamiento de seis años y medio. Y hablamos de muchos otros sin tratamiento médico. Y de otros en condiciones inhumanas. Y de todos, que tenían que ser liberados.

El tiempo corre en su contra. Son vidas humanas las que están en juego, y su intervención puede salvarles.

Los saharauis, los palestinos y los españoles ni queremos genocidios ni queremos ocupaciones ni queremos presos políticos.

Cristina Martínez Benítez de Lugo
Participante en el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis