B. P. (15/11/2008)
Un juzgado ha desestimado la demanda que, en el mes de en septiembre de 2007, presentó la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE),  contra la revista cultural «Quimera». Un artículo de opinión, publicado en la revista, cuestionaba la gestión  de la SGAE en lo referente a la recaudación de dinero. La SGAE lo consideró injuriosos porque atentaba contra su honor.

La sentencia falla, considerando que el mencionado artículo contiene «palabras que por sí mismas pueden considerarse ofensivas, como piratas, mafiosos o extorsionadores, que aisladas tienen una carga insultante pero que no deben ser leídas de forma aislada». Para el juez, la parte demandante «puede sentirse molesta y ofendida porque se critican sus formas de gestión», pero no debe considerarse «insultada», ya que lo publicado «no fueron simples insultos, sino opiniones razonadas y elaboradas, con razón o sin ella».

La SGAE demandó a Trebor Escargot, autor del artículo titulado «La horda de los gestores», y a la revista, a la vez que solicitaba una indemnización de 9.000 euros por «daños al honor».

«Quimera» no ha sido la única diana de una simple denuncia de la SGAE, ya que otros se van a ver en los tribunales por la acción de la Sociedad General de Autores. Así, la CNT-AIT, tendrá que enfrentarse el 18 de noviembre a la SGAE por una demanda contra la página web, «Alasbarricadas», a raíz de la publicación en uno de sus foros, de un artículo satírico.

Con este motivo, la CNT-AIT ha convocado una manifestación en la Puerta del Sol, en Madrid, a las 12 horas del día de hoy, bajo el lema ¡A la calle contra la SGAE! Con sus criticas, el sindicato de la CNT-AIT quería mostrar de este modo «su solidaridad hacia Alasbarricadas.org y su rechazo a la pretensión que tiene la SGAE de acallar cualquier voz crítica«, según aparece en la nota de prensa de convocatoria de la manifestación.

«Intenta vencernos en los despachos una entidad cuyo «honor» es más que discutible, no por que lo diga CNT, sino porque así lo demuestra su actividad. Una actividad policial, mas bien un monopolio, para impedir que la gente comparta sin ánimo de lucro los bienes culturales. Una actividad perjudicial hacia la mayoría de sus asociados, cuyos «derechos de autor» gestionan de manera sospechosa, según denuncias internas. Y una actividad capitalista por el que la SGAE extiende su imperio económico gracias a un más que lucrativo concepto de «propiedad intelectual» que sufren desde festivales solidarios a radios libres pasando por asociaciones de discapacitados», continúa la nota de prensa.