Economía
Manuel Funes Robert (22/11/2010)union-europea
En todos mis artículos pongo el acento en el hecho económico más importante para la humanidad, cual fue la revolución monetaria de los años 30. Lo hago porque tengo la impresión de que ni los políticos ni los economistas convencionales recuerdan el hecho que partió en dos la Historia económica de la humanidad: la desaparición del patrón oro.

Después de siglos en los que había que supeditar el uso y disfrute y movilización de los recursos reales a las disponibilidades monetarias dio paso a la realidad contraria. Se podía adaptar las disponibilidades monetarias a la realidad, dato para todos los gobiernos y para toda la historia. El poder financiero, cuya ganancia y poderío se ligaba a la escasez y carestía del dinero se vio roto desde entonces por la facultad de todos los gobiernos de crear sin límite la cantidad y el dinero necesario. Para esto se crearon los bancos centrales.

Había  surgido un enemigo notable de los poderes financieros. Los Estados podían fijar la cantidad y el precio del dinero, haciéndolo tan abundante como fuera necesario.

Creado el BCE (Banco Central Europeo) con esa misión (todo banco central tiene como objetivo garantizar la financiación) comenzó haciendo servicios sin precedentes a los bancos privados. De entrada, les obsequió con el mayor negocio de su historia, doblando a la mitad de las familias europeas el coste de las hipotecas por las subidas acumulativas entre 2007 y 2008. La banca recibió de golpe sin dar un día más de plazo ni un euro más de préstamo, unos 50.000 millones € anuales. Y este negocio sin precedentes, que traicionaba el fin principal del BCE se argumentó obstinadamente en el absurdo de luchar contra el encarecimiento de las cosas (control de la inflación)  con el encarecimiento del dinero, que es materia prima en el encarecimiento de las cosas. Y el  BCE, cuya visión básica es proveer de financiación a precio barato a los 17 países, comenzó traicionando esta misión y obsequiando a las finanzas privadas de esta forma. Y con ello y el golpe consecuentemente dado al consumo, comenzó la crisis actual.  Posteriormente el BCE dio marcha atrás en lo que se refiere a los préstamos que dicho banco hiciera y los tipos bajaron al 1% actual.

Esa rectificación alivió a los millones de hipotecados con lo cual en parte se contuvo la crisis. Pero el 1% vigente se aplica a los préstamos y anticipos del BCE, bien a los Estados o al sistema financiero privado. Pero si esos préstamos no se realizan, si no provee manuel-funes-robert-1de dinero, el interés 1% no sirve para nada y los miembros de la UE tienen que acudir en masa al mercado privado del dinero, pagando intereses hasta el 6% cuando tenían derecho a recibir esos préstamos al 1% y al plazo que conviniera.

Hemos descrito la traición del BCE a la visión con la que nació y si no hay otro remedio, rescatar al banco central de quienes actualmente lo dominan, que son los mercados. Acto seguido, lograda la libertad para cumplir su misión, conseguir que se subrogue en las deudas privadas de los Estados con los mercados. O bien, que imitando el acierto de Bernanke, inyecte una oferta gigante de liquidez, para lo cual no tiene ningún límite y si tiene  que ser grande es porque ha sido grande su error anterior. Seria de efectos inmediatos y gigantes. La mezcla explosiva de los intereses privados de los mercados con la ignorancia de los economistas a su servicio La sencillez y baratura del remedio. Europa necesita un Bernanke y en España hay más de uno.