Eugenio Pordomingo
Eugenio Pordomingo

Mi Columna
Eugenio Pordomingo
(17/5/2016)
Los asuntos de Guinea Ecuatorial van despacio, lentos, sobre todo para los ciudadanos que malviven en el país. Opositores guineanos que se encuentran obligatoriamente fuera de su país, sobre todo los afincados en España, que son la mayoría, tienen la esperanza de que las potencias extranjeras –sobre todo USA- acaben con la dictadura de Teodoro Obiang Nguema, pero el tiempo pasa y no parece que eso vaya a ocurrir.

Los que piensan que el maná vendrá del otro lado del Atlántico, deberían recordar lo que dijo el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt del dictador nicaragüense Anastasio Somoza: «Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta».

Los medios de comunicación publican noticias escabrosas sobre la corrupción en Guinea Ecuatorial; se interponen demandas que, en algún caso, han finalizado con alguna penalización y en otros, con acuerdos entre la Justicia y la familia del dictador guineano, pero no más.

En octubre de 2014, se publicó un artículo en espacioseuropeos, en el que se recogía que la justicia USA había negociado con Teodoro Nguema Obiang, más conocido por ‘Teodorín’,  hijo del presidente Obiang Nguema, mediante el cual todo quedaba zanjado –Teodorín estaba acusado de blanqueo de capitales mal adquiridos- a cambio de que el acusado renunciase a 30 millones de dólares que estaban depositados en USA.

Dicho y hecho. Ante un tribunal de California, Teodorín  aceptó “vender su lujosa mansión de Malibú en California, un Ferrari y seis estatuas de tamaño natural de Michael Jackson”. El fruto de esa venta –según el acuerdo alcanzado entre las partes- se destinaría a una “organización caritativa que trabaja en Guinea Ecuatorial, mientras que los 10,3 millones de multa, serán distribuidos por Washington entre el pueblo guineano de acuerdo con la legislación vigente”.

Más de una vez me he preguntado por el destino de esos millones de dólares, pero hasta ahora desconozco quién o quiénes han sido los agraciados por la fortuna. Se habla de una ONG, dirigida por un guineano, con sede social en USA, pero a ciencia cierta no se sabe mucho más. Yo sí creo que la Administración Obama ha soltado ese dinero, pero ignoro en qué mano lo ha depositado. Desconocemos también si el pueblo guineano ha sido receptor de esos millones de dólares que contemplaba el acuerdo entre el autor de los “bienes mal adquiridos” y la Justicia USA.

Geopolítica y proyectos cinematográficos
Dentro de su natural expansionismo, China está cada vez más asentada en África. Compra la deuda externa de muchos países, comienza a dominar los medios de comunicación y construye importantes infraestructuras. Y para continuar con ese objetivo, no quiere enemistarse con ningún país africano. Un ejemplo ha sido el reciente encuentro (Foro de Cooperación China- Estados Árabes), celebrado en Beijing (antes Pekín), entre China y Marruecos.

En esa línea, el Presidente chino, Xi Jinping, felicitó a su homólogo de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, por el éxito conseguido en las elecciones presidenciales. Que sepamos, la oposición guineana no ha mostrado su malestar por ello. No hubiera estado de más una rueda de prensa para  manifestar su protesta. Incluso, una concentración ante la sede diplomática de China en Madrid hubiera tenido ciertos efectos mediáticos. Pero no ha sido así.

Y lo que faltaba. Ahora resulta que Salvador Victoria, ex consejero de Presidencia y Justicia de la Comunidad de Madrid, ha pedido permiso para ir a Guinea Ecuatorial a asesorar de cine. ¿No se habrá equivocado y quiso decir “asesorar en  malas artes financieras”?

Este hombre, tiene retenido el pasaporte debido a que está imputado por su presunta participación en la ´trama Púnica´. Nos imaginamos que al juez Eloy Velasco casi le habrá dado un pasmo al recibir semejante petición. Por lo visto, el imputado quiere asesorar al Presidente Obiang Nguema en “proyectos cinematográficos”.

La verdad es que Salvador Victoria es más original, intrépido u osado, que Mario Conde, que quiso obtener –quizás lo obtuvo- un pasaporte diplomático de la República de Guinea Ecuatorial, para así evitar su ingreso en prisión (el primero). Otros que intentaron una argucia similar fueron Rafael Vera y José Barrionuevo, cuando su pellejo estaba a punto de visitar las mazmorras españolas por asuntos relacionados con los GAL y los “fondos reservados”.

En febrero de 2003, Vera (Secretario de Estado de Seguridad) y Barrionuevo (Ministro de Interior) ingresaban en la cárcel de Guadalajara  acompañados por los prebostes socialistas de la época.

En marzo de 2007 se publicó en espacioseuropeos, que existió un proyecto para dar un golpe en Guinea Ecuatorial y derribar a Obiang Nguema. Para tratar sobre ello, se celebró más de una reunión en casa del abogado Emilio Rodríguez Menéndez. Entre copas, mujeres que deambulaban de un lado para otro, y animales exóticos, los conjurados pergeñaban un golpe para “instalar” en Guinea Ecuatorial a un amigo. Tras el éxito, se podría dar cobijo a Vera y Barrionuevo, que no las tenían todas consigo en España.

Si el golpe triunfaba en la ex colonia española, con un presidente amigo –y si no lo era, se mostraría como tal, agradecido por haberle encumbrado a la Presidencia-, los dos jerarcas socialistas, podrían vivir en paz, tranquilos, sin que la Justicia les metiese mano. Y, pasado un tiempo, regresar a la Madre Patria, a pasear o a caballito por Torrelodones y Galapagar. Pero a Vera no le terminó de convencer el asunto en el que iban a participar mercenarios ucranianos. El costo de la operación se calculó en unos 500 millones de pesetas, y en ella iban a participar españoles, además de los mercenarios ucranianos.

Allá por el mes de marzo del año 2004 –poco antes de la masacre del 11M en Madrid- estuvo a punto de llevarse a cabo un Golpe de Estado en Guinea Ecuatorial. Todavía a ciencia cierta no se sabe la longa mano que lo propiciaba, pero uno de los “figuarntes” era Eli Calil, cuyo verdadero nombre al parecer es Elie Khalil. Todo apunta a que el CSID (posteriormente CNI), cuyo director era por entonces el embajador Jorge Dezcallar, no compartía las opiniones y objetivos del Gobierno de España, en manos de José María Aznar. Dezcallar había estado destinado como embajador en Marruecos en la etapa en que se produjeron graves atentados en ese país, que también afectaron a intereses españoles. Más tarde, pasó a REPSOL, donde ocupa cargos importantes en el área internacional.

De todo ello hay que tratar en profundidad. Como también hay que hacerlo de los “fondos reservados” que el Gobierno de España destinó a “apoyar a la oposición guineana”, y de los que ésta recibió auténticas migajas. ¿Dónde fue a parar el resto? El escenario se sitúa en los gobiernos de Felipe González. No hay que dejar pasar el interés de empresas e instituciones, españolas e internacionales, para arrojar residuos radioactivos en las simas de la isla de Annobón, por ejemplo.

Asimismo, hay que ahondar en las relaciones amistosas entre el dictador guineano y algunos de los miembros de las delegaciones de diputados españoles que le visitaban en Malabo, sin excluir al lobby español, en el que hay hasta ex presidentes del gobierno y ministros.