Presidente de Ucrania, Petro Poroshenko.
Presidente de Ucrania, Petro Poroshenko.

Ucrania
espacioseuropeos (15/2/2015)
Los informativos occidentales cuando se refieren a las tropas del presidente Petro Poroshenko, presidente de una parte de Ucrania, suelen denominarlas “soldados ucranianos” o similar; pero cuando aluden a los ucranianos de Donetsk los denominan “rebeldes”, “pro rusos” o calificativos similares, como si no fueran ucranianos.

Aparte de esta aclaración semántica, parece ser que se ha conseguido –al menos de momento- un acuerdo, un alto el fuego. Y es que las conversaciones que mantuvieron en Moscú, Putin, Hollande y Merkel, han sido muy importantes y han dado su fruto. La Unión Europea no podía, en ningún caso, que Estados Unidos “armara” más aún al ejército ucraniano. 

Alexándr Zajárchenko, líder de la autoproclamada República de  Donetsk, firmó un decreto sobre el “alto el fuego”, que comenzó ayer a partir de las 22.00 horas GMT. No obstante, afirmó que la República de Donetsk responderá a cualquier “provocación del enemigo”, en referencia a ataques militares procedentes de Kiev.

Este anuncio de la firma del acuerdo de “alto el fuego” coincidió, curiosamente, con un ataque con proyectiles que se produjo en las cercanías de la residencia de Zajárchenko. En concreto, se afirma que un proyectil cayó a escasos cien metros donde se celebraba una reunión con un grupo de periodistas. La información, facilitada por Ria Novosti,  no ha sido desmentida.

Por su parte, el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, expresó ayer su esperanza de que este acuerdo de paz alcanzado en Minsk sea el fin del conflicto: «El acuerdo crea una esperanza de que los hechos que han tenido lugar  en Donbass (este de Ucrania) pasarán de una fase de aguda crisis a un estado de solución política», dijo.

No hay duda que el acuerdo al que llegaron el pasado jueves en Minsk, capital de Bielorrusia, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, la canciller de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Francois Hollande, ha tenido sus consecuencias. De momento todo parece sugerir que el “alto el fuego” puede ser real, aunque la fragilidad del mismo es evidente.

Dentro del acuerdo está el intercambio de prisioneros, el control de las fronteras y la retirada de armamento pesado, entre otros puntos.

Si ninguna otra potencia interviene para avivar el enfrentamiento, este acuerdo puede dar fin a casi un año de enfrentamientos, a pérdidas económicas importantes y , sobre todo, a que el número de muertos –hasta ahora más de 6.000- siga aumentando.


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