España
José Luis Heras Celemín (20/4/2018)
Cortesía de José Manuel Franco, Secretario General del PSOE en la Comunidad de Madrid. Y cortesía de Marta María Higueras, Primera Teniente alcalde y concejala del Ayuntamiento de Madrid, por la lista de Ahora Madrid. Ambos, Pardo e Higueras, acaban de entender la cortesía como motivo de una oferta a Manuela Carmena para que encabezara las listas del PSOE al ayuntamiento de Madrid en las próximas elecciones.
Antes de entrar en harina, o entrando, veamos qué significa ‘cortesía’. Según el Diccionario de la Lengua Española, la palabra tiene dos acepciones: Amabilidad, consideración y buena educación de la persona cortés. Y Demostración, acto o caso con que se manifiesta amabilidad y buena educación.
En castellano, que es el idioma que por obligación han de conocer los españoles, incluidos los políticos madrileños, la palabra cortesía se emplea para definir lo anterior. Sin embargo, Pardo e Higueras, cada uno por su lado, han entendido que la oferta hecha a Carmena por el Secretario General del PSOE en la Comunidad de Madrid para que encabezara las listas del PSOE en las próximas elecciones es una cortesía. Importa el motivo que tenía Franco al hacer la oferta, la respuesta, cómo lo entiende la Primera Teniente alcalde del Ayuntamiento, y la trascendencia que tiene para Madrid el resultado de las próximas elecciones. Pero importa más, porque es muy grave, el respeto que ambos, Franco e Higueras, tienen a un Estado de Derecho como el nuestro en el que la representación de la voluntad de todos nosotros se otorga por algo distinto a la cortesía.
¿Pero es que en el PSOE de Madrid se han vuelto todos imbéciles? ¿Cómo aguantan Ahora Madrid y Podemos algo así? Son dos de las preguntas que surgen sobre esto. Ambas tienen dos puntos de observación: El próximo a las dos formaciones y poco importante, que se ocupa de la realidad e intereses de Podemos y PSOE. Y el general, independiente de ideologías, que afecta a la realidad nacional y al bien común, demócrata, que es mucho más importante, que interesa a todos y que pone en solfa una situación política madrileña (acaso también nacional) que padece a políticos como Franco e Higueras. Y es que ambos, inmersos en su burbuja cegata de juguetes políticos minúsculos, han reducido el valor de la representación política a cortesía.
Parece que en la calle de Ferraz, sede del PSOE, se está pensando en sustituir a Franco. Va influir en la decisión su situación en la Comunidad de Madrid, la presentación de una moción de censura con posibilidades de triunfo, y el ridículo al que se puede exponer al candidato Gabilondo, víctima de Franco y de las componendas de un Pedro Sánchez testigo y sostenedor del tinglado. De igual forma, no es extraño que, en la alcaldía de Madrid, Manuela Carmena valore si la fidelidad de Higueras basta para superar la anomalía de entender la oferta de representación como cortesía; todo ello, en una coalición que, con Pablo Iglesias al frente, ha de valorar este tipo de ofertas.
Lo anterior, que parece importante, es de una entidad pequeña, ínfima si se compara con la esencia de la democracia y el valor que tiene la delegación de voluntad de los ciudadanos. Eso es lo que importa y lo que habría que preservar de adoctrinamientos catetos.
Franco e Higueras, con sus declaraciones, muestran una forma de hacer y sentir la acción política que, digámoslo sin reservas, es retrógrada, caciquil y asquerosa. No obstante, su caso puede ser útil. Lo será si se queda como referencia para evitar la tara conceptual que parece existir en algunas formaciones políticas a la hora de valorar la voluntad de los votantes que confían en ellos.
Por ello, convendría que el PSOE y Podemos, y cuantas formaciones políticas padezcan lo mismo, eviten que se coloquen en puestos de gestión a quienes confunden la participación en la vida política y la representación de los conciudadanos con algo tan distinto como la Cortesía de Franco e Higueras.
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