Guinea Ecuatorial

Abaha (17/6/2020)
Mal, muy mal, debe estar el régimen guineano para tener que acudir a la figura del dictador Teodoro Obiang Nguema para tratar de salvar lo que queda de su otrora poderosa dictadura. Y decimos “poderosa” por el inmenso poder de “ordeno, mando y me lo llevo” a través del ejercicio del terror en el más amplio sentido de la palabra. La imagen que ofrece el dictador en su última –de momento- comparecencia ante la televisión oficial, es patética. Su aspecto -ya lo dijimos en otra ocasión-, a pesar de medicamentos, maquillaje y mil y un potingues, muestra bien a las claras su enorme deterioro físico. Su voz jadeante, entrecortada  y su inmovilismo en brazos, nos trasladan la imagen de un estado físico más que penoso. Este hombre debería descansar, recomendarle que pida perdón a su pueblo y al Altísimo, pues no auguramos nada bueno para su más ALLÁ.

Entre tanto, el pueblo agoniza poco a poco. Los cantos de sirena que algunas instituciones, partidos políticos, asociaciones  e individuos hacen no son más que estrategias, maniobras, para despistar y confundir al pueblo de la verdadera situación y de los malos augurios que se avecinas, caso de que no se tomen medidas de inmediato.

Hay que dejarse ya de pamplinas, de que si el Comité Técnico ha dicho, que si el número de víctimas es tal o cual, que si el confinamiento se acaba, que si Teodorín ha dondado su sueldo, que si ha dicho o ha dejado de decir…

Tonterías las menos posibles.

Amigos, hay que ir al grano. Ya nadie duda que el régimen dictatorial se está acabando, agoniza, pero muy lentamente. Los amigos –más bien los socios- del régimen, son poderosos y están tratando de confundirnos con una serie de reclamos y soluciones que serán perjudiciales para los guineanos. Ellos solo buscan negocios, poder e influencia. Les importa un bledo los que mueran, los que sufren.

Entretener al personal, o sea a los ciudadanos con chorradas, con proyectos inviables, no sirve más que para apartar de la mente de los guineanos el verdadero problema que se avecina, que es la implantación de una verdadera democracia, llevada a cabo por el pueblo. Nada de dudosos asesores externos, lobistas empecinados en construir, destruir y volver a construir. Nada de eso.

La implantación de la democracia va a toparse con verdaderos enemigos, eso sí,  camuflados de bondadosos amigos del pueblo; aduladores, que tratarán de ofrecer un paraíso terrenal idílico. Poderosos medios de comunicación se verán –ya comienzan- implicados en la operación “reconstrucción de Guinea Ecuatorial”. Hay que hacer oídos sordos a esas “tentaciones” de que nos van a ayudar, que son la panacea de todos los males que asolan al pueblo guineano. Falsos redentores.

Hay que prepararse para el cambio, que puede ser inmediato. De momento, exigir la inmediata liberación de todos los presos políticos guineanos. Este debe ser el primer objetivo. Y “anotar en la libreta” a aquellos que no han estado presentes en esa reivindicación.

Negociar con el régimen en las actuales circunstancias es negativo. Tiempo atrás hubiera sido conveniente, pues el régimen era poderoso y llegar a acuerdos con él hubiera significado cierto arrepentimiento por su parte. Ahora no. Si quieren negociar –que no lo creemos- es que se sienten débiles y pretender salvar su pellejo y dinero.

Conocer las propiedades, fondos de dinero y en qué bancos los tienen –nos referimos a los prohombres de la dictadura- es importante. Como lo es saber a ciencia cierta quién o quiénes han sido y son los lobistas que se han beneficiado con los negocios de los hidrocarburos, construcciones y demás en una obligación. ¿Cómo puede ser que –un ejemplo- el Hospital de Sampaka quede destruido por un pequeño temporal? ¿Qué empres lo construyó? ¿Cuánto costó al erario público guineano esa obra? ¿Quién o quiénes fueron los intermediarios? ¿Qué empresa está reconstruyendo la Catedral de Malabo?

Y un largo etcétera…

Y, muy importante, hay que pedir, exigir, que el Congreso de los Diputados y Senado de España, investiguen las AYUDAS que España ha otorgado a Guinea Ecuatorial y quién o quiénes se han beneficiado de ellas. Y, sobre todo, conocer su cuantía y durante qué gobierno se han dado; y qué presidentes de gobierno y/o ministros han sido sus promotores.

Una larga tarea amigos, que paso a paso, pero sin descansar, hay que llevar a cabo.