
Mi Columna
Eugenio Pordomingo (9/9/2021)
El digital keniata, Nation, nos ha sorprendido por un artículo titulado La impunidad gobierna mientras las juntas toman el poder en Malí, Chad y Guinea (se refiere a Guinea Conakry), en el que tras dar cuenta del golpe de Estado llevado a cabo por las Fuerzas Especiales del país al mando del teniente coronel Mamady Doumbouya, efectúa un breve análisis sobre las causas de esas asonadas militares en esa zona de África.
Y así, cita los últimos acontecimientos habidos este año en África Occidental, en concreto en Chad, Malí y ahora en Guinea Conakry, donde “están disfrutando de una nueva impunidad, dejando a los ciudadanos enojados y angustiados”. Apoya su argumento con la opinión de un vendedor de teléfonos móviles en la capital de Malí, que se manifiesta así: «¿De qué sirven las constituciones, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Ecowas) y la diplomacia internacional si, después de todo, todo vale?«.
En el artículo se menciona que “muchas voces de la comunidad internacional condenaron el golpe de Guinea, como lo hicieron hace un año y nuevamente en mayo para Mali”.
La caída del presidente Alpha Conde era esperada, y ansiada por muchos, pero a pesar de ello, Nation dice que los detenidos (presidente y otros altos cargos) siguen detenidos. Es por ello que el medio de comunicación recuerda que desde hace tiempo en Malí, “el ejército sigue al mando, y crecen las dudas sobre su promesa de devolver el país del Sahel a un gobierno civil a través de elecciones en febrero de 2022”.
Cita también el caso de Chad, que después de que Idriss Deby “muriera luchando contra los rebeldes el 20 de abril, su hijo tomó el poder”. Un oscuro asunto, en el que en cualquier caso no parece ser que el difunto muriera combatiendo.
La misma fuente menciona que la “potencia colonial, Francia, el principal socio comercial y estratégico de Chad, rápidamente dio su bendición al nuevo liderazgo, absteniéndose de describir lo que sucedió”. Obvio, ya que rodo lo que acontece en Chad no se le escapa a Francia.
En Malí, como en Chad –afirma el mismo medio-, “los nuevos presidentes son producto de las fuerzas especiales”, y cita al coronel Assimi Goita, pero se equivoca cuando se refiere a que también en Chad el general Mahamat Idriss Déby era jefe de las fuerzas especiales. El hijo del fallecido presidente Déby, actual presidente de Chad, Mahamat Idriss, era y es Jefe Supremo del Estado Mayor del Ejército.
Se queja el digital Nation de que en ambos países, Chad y Malí, “la constitución ha sido reemplazada por una carta de transición«. Reconoce que el clima era favorable, entre otras cosas porque la comunidad internacional (algo intangible) “ha perdido su influencia… asumiendo el golpe en Mali, después en Chad, al besarlo literalmente, en la persona del presidente francés Emmanuel Macron«, en palabras de Peter J. Pham, ex enviado de Estados Unidos al Sahel. Lo dijo Blas, punto redondo, como recoge un dicho español.
Es el mismo Pham el que afirma que «Estados Unidos es la única gran potencia externa que detiene la asistencia militar a Bamako hasta que se restablezca el orden constitucional«. Sin duda la puga entre Estados Unidos y Francia permanece latente.
Expertos en geopolítica de la zona –algo que ya hemos mencionado aquí más de una vez- confirman que han sido los actuales gobiernos de Chad y Malí los que han alentado y ayudado a los golpistas de Guinea Conakry. La duda es si esa ola golpista se va a seguir extendiendo, ya que las verdaderas causas de esos golpes militares se encuentran en el descontento de las poblaciones de esos países, donde anida la pobreza, la corrupción, el nepotismo y la violencia.
Efecto dominó/efecto mariposa
Un alto funcionario de Guinea Conakry comentó al mismo medio al que aludo, que no hay duda que lo sucedido en Chad y Malí han influido para crear un «efecto dominó«, algo que se puede extender a “militares de otros lugares, que se dirían a sí mismos, ¿por qué no nosotros?»
Esa pregunta se la pueden estar haciendo muchos miembros de las Fuerzas Armadas africanas, los únicos, no se olvide, que tienen capacidad para mover el timón del poder, del cambio, pues de Occidente y de las democracias actuales los más desfavorecidos pueden esperar poco. Más de un dictador africano siente ese temor de cambio en su nuca. Prueba de que algo se está moviendo, por ejemplo, en Guinea Ecuatorial, ha sido el nombramiento de diversos altos cargos en el régimen guineano. Y es que Teodoro Obiang Nguema sabe del enorme descontento que reina en el país. Teme que algún joven y osado oficial del Ejército pueda tener ambiciones de poder y eso de ser el líder que acabe con el actual régimen es una jugosa tentación.

Cabe otra posibilidad, y es que algún militarote, designado a dedo por el dictador, harto de ver como compañeros suyos de Armas han acabado en la cárcel, torturados, muertos o, en el mejor de los casos, confinados en sus pueblos, se decida por un cambio, aunque sea sin rumbo.
Mongomo, la localidad del nacimiento de Obiang Nguema es un hervidero de quejas –ya no tan silenciosas-, especialmente desde el secuestro, tortura y encarcelamiento de cuatro miembros del MLGEIIIR.
Obiang, que se ha visto obligado a coger de nuevo las riendas del poder, designó el pasado miércoles a tres nuevos directores generales adjuntos de la Seguridad Presidencial, encargados de la Inspección y Control del Personal de Guardia en los Recintos Presidenciales, Puestos e Instalaciones de Guardia de los Recintos Presidenciales y Caravanas y Parque de Automóviles de la Presidencia. Los nuevos cargos son gentes de su total confianza, él los ha colocado al lado de otros de los que se fía menos. Y es que el dictador está temeroso, el efecto contagio –más bien efecto dominó o mariposa- puede traer consecuencias desastrosas para él y su régimen. ¿Puede ser Guinea Ecuatorial los pasos de Chad, Malí y Guinea Conakry?
Antes de continuar analizando este supuesto, aclaremos eso del efecto mariposa, pues de no hacerlo nos pueden acusar de algo que no hemos dicho, que no hemos explicado correctamente o que no se ha entendido. Para tratar de definir lo que es, recurro a la definición más aceptada por los científicos: “si en un sistema se produce una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo. Un efecto de la teoría del caos”. Una decisión, un error, por ínfimo que sea pueden tener efectos catastróficos.
Y el ejemplo que viene al caso. Si Obiang Nguema no hubiera urdido una trampa para engañar y, posteriormente, secuestrar y torturar a cuatro miembros del MLGEIIIR, quizás hoy podrá dormir más tranquilo. No tuvo en cuenta un ínfimo detalle, y es que alguien facilitó la información de ese secuestro a Espacios Europeos y eso fue el desencadenante de la crisis, posiblemente, la más grave que ha padecido el régimen político creado por él. Las consecuencias persisten.
Casi todo lo que ha pasado desde el 15 de noviembre de 2019 (fecha del secuestro) tiene su origen en el ínfimo hecho de que el día 21 de noviembre de ese mismo año, publicamos una pequeña noticia en la que dábamos cuenta de ese suceso. Después vinieron otras y otras, muchas más ,y algún que otro video. Unos artículos, noticias, publicados en un modesto digital, denunciando ese atroz secuestro, ha sido un detonante, un antes y un después, en el devenir de Guinea Ecuatorial.
Noticias relacionadas:
En Cádiz (Andalucía) el 40% de los ciudadanos están sin trabajo
A primera hora Pedro Sánchez
Conflicto árabe-israelí, de Tito a la actualidad
Diálogo con Obiang: otro paripé de Moratinos & C.
El Gobierno de España envía buques de guerra al Mediterráneo Oriental para apoyar a Estados Unidos e...
De Malabo a Alicante, pasando por el río Potomac
El Gobierno de España concede la nacionalidad española a Miguel Henrique Otero Castillo, director de...
Por si acaso pierden las elecciones: el gobierno del PSOE aprueba ampliar la extensión de la Base M...
Etiquetas:
Chad, Francia, Golpes de Estado en África, Guinea Conakry, Guinea Ecuatorial, malí, mongomo, Teodoro Obiang Nguema