Mi Columna
Eugenio Pordomingo (29/12/2024)
El pasado 12 de diciembre de este año, Mark Rutte, secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, más conocida como OTAN, lanzó una petición urbi et orbi –especialmente dirigida a los ciudadanos de la Unión Europea, los más sumisos-, pidiéndoles que hay que gastar más en Defensa y menos en Sanidad, Pensiones y Educación. El tal Rutte afirmó tajante desde su puesto de mando que “hay que hacer más sacrificios (…) Los ciudadanos de los Estados miembros de la OTAN deben aceptar hacer sacrificios». Y entre esos sacrificios están los “recortes en pensiones y en seguridad social, para aumentar el gasto en Defensa y garantizar la seguridad a largo plazo en Europa”.
¡Más claro imposible! De momento nos lo piden de palabra. Más tarde nos lo impondrán de hecho.
Por si no queda claro, cuando él habla de Defensa, se refiere, ni más ni menos, que a las armas, al armamento, de todo tipo. Defensa, ya lo saben, es sinónimo de armarse hasta los dientes: aviones, barcos, submarinos, drones, satélites, carros de combate, artillería, misiles, etc., etc.
Todos los que giran en torno a la Defensa, sobre todo los profesionales de la política, suelen empelar palabras que no hieran nuestra sensibilidad, que no hagan referencia a agresiones, daños, destrucción, muertes. El protocolo de “argumentos para el debate”, es sumamente cuidadoso en el empleo de terminología que conlleve la más mínima carga de violencia. Todo tiene que ser muy guay. ¡Que se lo pregunten al millón largo de rusos y ucranianos muertos en esa matanza de la guerra de Ucrania; o a los palestinos, libaneses, yemeníes y sudaneses, por no hacer la lista muy larga.
En su perorata armamentística, Mark Rutte, no se anduvo por las ramas: «Díganles a los políticos que tienen que gastar más en Defensa para que podamos seguir viviendo en paz, díganles que la seguridad importa más que nada. Díganles, que es sencillamente inaceptable que se nieguen a invertir en la industria de Defensa».
En ese párrafo se le escapó a Rutte la frase “industria para la Defensa”. O sea, que la cosa va de negocio. Además, les metió miedo a los ciudadanos. ¿Quién no piensa en sus hijos, sus padres, su consorte o en ellos mismos? Metiéndonos miedo intentan amansarnos más de lo que estamos; pretenden someternos sin tener que recurrir a medios expeditivos.
Por si tampoco queda claro, insistió en esto: “Invertir en Defensa es invertir en seguridad. Es una obligación». Lo obvio no merece explicación.
Como buen lacayo del actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el secretario general de la OTAN teme que a partir del mes de enero del próximo año, Donald Trump le cese y un servidor, a pesar de lo que dice la corriente educada en las televisiones europeas (encefalograma plano), cree –yo creo- que la OTAN puede recibir un fuerte recorte en su financiación. El tufo que despide la ocupación sin resistencia de Siria por los “rebeldes islamistas”, nos lleva a pensar que ha habido cambio de cromos: Siria por Ucrania.
El temor a un acuerdo entre Putin y Trump -yo no lo descarto- ronda por los cerebros de los ejecutivos de las empresas de tecnología militar, de los funcionarios europeos y de los lobistas, razón por la cual los amos del consorcio armamentístico europeo y, sobre todo, USA y Gran Bretaña, están poniendo toda su energía en que el número de guerras (en cantidad y calidad) siga aumentando cuanto antes mejor.
Esos hombres sin corazón, sin un gramo de humanidad y con menos sensibilidad que una almeja, son capaces de cualquier cosa. Las muertes, el hambre y la destrucción no les altera lo más mínimo el rumbo de la estrategia diseñada. A eso se suma, que el actual Imperio se torna débil, y ya se sabe aquello de que “es mejor vivir un año como tigre que cien colmo oveja”.
Recobremos a nuestro amigo, es un decir. Mark Rutte es un político profesional, vive de eso, fue primer ministro de los Países Bajos y líder del Partido Popular por la Libertad y la Democracia, que se vio envuelto en un escandalillo sin importancia, ¡quia!, sobre las prestaciones sociales para “cuidados infantiles”. Quizás fue un exceso de liberalismo con elevadas dosis de repudio a lo foráneo, lo que provocó un “escándalo por los errores cometidos en la retirada de ayudas públicas a 26.000 familias y las acusaciones de xenofobia en los criterios aplicados”, según recoge Wikipedia. Esa actuación le llevó el 15 de enero de 2021 a presentar su dimisión al rey Guillermo Alejandro.
Ese asunto vio la luz debido a la abogada de origen español, Eva González Pérez, que por entonces regentaba una red de centros infantiles en Países Bajos. La misma fuente informa de cómo la abogada detectó el sucio y antidemocrático procedimiento: “Al observar que varios padres habían dejado de llevar a sus hijos al colegio, decidió investigar el motivo de tales ausencias. A través de las familias descubrió que el Ministerio de Economía del país, a través de la Hacienda Pública, les había reclamado la devolución de ayudas públicas vinculadas al cuidado de hijos, acusándolos de fraude en su percepción. En algunos casos, las cuantías exigidas llegaban hasta los 100.000 euros, por lo que muchos progenitores se vieron obligados a endeudarse e incluso perder su residencia por embargo”. ¡Qué vergüenza!
La letrada que representaba a varias de las familias afectadas, llevó a juicio el caso. Pero qué curioso, la mayoría de las familias afectadas eran de origen extranjero –turcos, marroquíes y, cómo no, españoles-; el escándalo fue de tal magnitud que el gobierno se vio obligado a crear una comisión parlamentaria para que se investigase todo lo concerniente a ese caso. Pero ya lo dijo Napoleón Bonaparte: “Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión”. Y la Cámara de Representantes de los Estados Generales (Países Bajos) optó por designar una comisión.
La resolución, nada salomónica ni justa, de esa investigación fue que “hubo una falta institucionalizada de imparcialidad» en la retirada de las ayudas sociales” y que «los funcionarios interpretaron de forma estricta la normativa contra el fraude”. Lo más grave es que el Estado había eludido la legislación sobre Protección de Datos al indicar en los respectivos expedientes el origen de las familias investigadas. Ya se sabe, la mayoría eran migrantes.
Como no podía ser de otra manera, el gobierno se vio obligado a admitir las acusaciones de la letrada española y, en consecuencia, se comprometió a compensar a las familias afectadas. Por supuesto –eran otros tiempos y otro país- el gobierno presentó su dimisión en bloque el 15 de enero de 2021.
A pesar del escándalo, en ese mismo año, el partido liderado por el ahora secretario general de la OTAN, Mark Rutte, volvió a ganar las elecciones por cuarta vez. Seguro que otro resultado hubiera habido si los afectados en vez de migrantes fueran ciudadanos de los Países Bajos.
Cito ese “pequeño” incidente para que nos permita ver con más claridad las características psicosociales que reúnen algunas de las personas que “regentan” nuestro mundo. Y no generalizo, en atención y respeto a lo que nos dejó escrito Jean-Jacques Rousseau: “Todas las generalizaciones son malas incluso esta”.
El discurso de aumentar el gasto en Defensa, en detrimento de la Salud, Educación y Pensiones, no es solo de Mark Rutte, ya que la mayoría de políticos europeos lo firma, lo propalan y nos lo venden. Una de esas propagandistas es Margarita Robles, Ministra de Defensa del gobierno que preside Pedro Sánchez, que no se recata lo más mínimo: “Invertir en defensa es votar por la Paz; Aumentar el gasto en Defensa es apostar por la modernidad, tecnología para las fuerzas armadas y para las Fuerzas Armadas supone creación de puestos de trabajo; invertir en defensa en invertir en industria española”. No es la única, pero la citamos por ser la que porta la cartera de Defensa.
Lanzados en esa campaña de convencernos, los gobiernos España (PSOE+SUMAR), Alemania, Francia, Italia, Polonia y Reino Unido emitieron un comunicado conjunto en noviembre de 2024, que se lanzó a través de sus ministros de Asuntos Exteriores, en el que exponen su tenor ¿? ya que “Rusia está atacando la arquitectura de Seguridad de la Unión Europea”.
La postura decidida de los que, obedientes al mandato, es la de siempre “mantener una OTAN fuerte, segura y unida como piedra angular de la defensa y la seguridad europeas, sobre la base de un fuerte vínculo transatlántico y en un compromiso férreo de defensa mutua y, en un reparto equitativo de las cargas”.
No dejan de lado el aumento del gasto en armamento y que “en muchos casos, será necesario un gasto superior al 2 % del PIB para hacer frente a las crecientes amenazas en materia de la seguridad y cumplir los objetivos de prevención y defensa en todos los ámbitos del área euroatlántica”.
Aviso urgente: las Pensiones, la Sanidad, la Educación y otros derechos se van a ver recortados. No lo duden, ya nos lo están anunciando. Pero sean ustedes obedientes, mansos y sumisos, pierdan un poco de dignidad, y pidan a sus representantes políticos que les cuiden, que les defiendan, aunque ustedes tengan que pasar hambre y su salud quede mermada. A todo se acostumbre uno. No se preocupen.
Noticias relacionadas:
García Liñera, Vicepresidente del Gobierno de Bolivia, y un Estado Continente Plurinacional
¡Capitana!, lléveme el bolso, el abrigo y los trapitos...
¡Igualito que en España!: Un parlamentario francés del partido de Macron pregunta por el deterioro d...
Teodoro Obiang y Vladimir Putin conversan en Moscú
Concentración de policías nacionales frente al Ministerio del Interior para protestar por los "recor...
Un general de los Emiratos Árabes Unidos, acusado de torturas, elegido Presidente de Interpol
CEAS-SÁHARA pide que no se participe en la reunión preparatoria de la Cumbre del Cambio Climático de...
El diario El País apoya la anexión marroquí del Sáhara Occidental
Etiquetas:
Defensa, Donald Trum, Educación, Estados Unidos, guerra, Joe Biden, Mark Rutte, OTAN, pensiones, putin, Sanidad