Siria 2Mi Columna
Eugenio Pordomingo (8/9/2015)
El periodista Iñaki Gabilondo nos ha dejado hoy una “perla” en su intervención diaria en La voz de Iñaki,  en el programa de Pepa Bueno, Hoy por hoy,  que emite a diario la Cadena SER. Por su interés, aunque con una apostilla mía, que considero importante, lo recojo aquí.

Dice Gabilondo:
“Impresionada por los refugiados Europa cree que ha llegado el momento de hacer algo en Siria y distintos países europeos están estudiando algunas fórmulas de su intervención. Y a la opinión pública le parece bien, y le parecería aún mejor si supiera  en qué bando estamos; quiénes son los nuestros; contra quién luchamos. Sin ni siquiera sabemos si nosotros somos de los nuestros.

En esta sociedad marcada por la coyuntura vivimos a saltos, dando bandazos, con contradicciones de todo tipo y de toda naturaleza.

Basta recordar, Sadam Hussein era nuestro amigo, cuando nuestro enemigo era Irán. Y él luchaba contra Irán.

El propio Bin Laden era de nuestro equipo cuando los malos eran los malos, y él luchaba contra los rusos en Afganistán.

Gadafi, bueno, fue amigo, luego enemigo, después amigo, así alternativamente. Tenía días.

Bueno, y muchas cosas más. En las contradicciones, pedir elecciones cada vez que hay algún problema ¡La democracia es las única solución!. Hasta que en el año 1996  hubo elecciones, y ganó Hamas. Y entonces ya no valían.

Solamente somos estables en una lealtad: Arabia Saudí. Y ahí no nos importa si hay tiranía o no hay tiranía, porque tiene bula internacional; o sea, petróleo para hacer lo que le parezca más oportuno.

En este juego de contradicciones no hay manera de saber cuál es la posición de nadie. No hay manera de saber cuál es nuestra propia contradicción. Bueno, una anécdota muy curiosa, un ejemplo perfecto, lo recogía el otro día  Ramón Pérez Maura. El padre de Bashar al-Assad, el padre del actual presidente sirio, Hafez al-Assad, que fue un tirano tenebroso, absolutamente tenebroso. Pero se murió y como era de los nuestros su despedida fue una despedida verdaderamente  solemne. Todos los amigos estaban allí. El representantes español en aquella despedida del tirano tenebroso, ¿saben ustedes quién era?, pues Mariano Rajoy. Si. Así vamos.

Bueno, pues sepan ustedes señores y señores, que en esta temporada, Otoño.-Invierno Bashar al-Assad, el presidente sirio es de nuestro equipo. Si hay alguna novedad les informaremos”.

Hasta aquí la reflexión de Iñaki Gabilondo, con la que estoy de acuerdo. Pero hay que preguntarse el porqué de esas “contradicciones”, que a decir verdad, no son tales, sino, simplemente, obediencia ciega y subordinación al nuevo Imperio que es Estados Unidos. Un imperio guerrero y circunstancial, que por ahora es el que reparte dividendos y con el que el poder periférico debe llevarse bien si quiere permanecer.

Queda claro, desde mi punto de vista, a qué se deben esas contradicciones a las que alude Gabilondo.

Esa vergonzoso actitud nos ha llevado –a España- a una lenta y agonizante pérdida de nuestra soberanía. Pero por lo que se vislumbra, la Unión Europa camina por la misma senda. Nada más hay que ver la beligerancia con la que el presidente Hollande se apresta a bombardear, da lo mismo donde y a quien sea. Ayer Argelia, después Centroáfrica, más tarde Libia, y ahora Siria.

SiriaAEstados Unidos lucha por dominar el mundo y no le importan las consecuencias, sean éstas las que sean. Y Europa se somete a los dictados de la Casa Blanca esperando las migajas del festín. No hay contradicción alguna en lo que acontece; hay obediencia, sumisión y subordinación.

La política de Estados Unidos es fragmentar a todas las naciones del mundo para hacerse con el Mundo. Fragmentar, dividir, enfrentar, crear el caos. Irak, Libia, Yemen y Siria son algunos ejemplos recientes de esa política. Para ello cuenta con la complicidad necesaria del mundo anglosajón, sobre todo del Reino Unido, a la que se ha unido Francia con su doble lenguaje. Y así nos va.

Ante la gravísima crisis migratoria en la que la humanidad está inmersa, Estados Unidos guarda silencio. Pero eso sí, los medios de comunicación estadounidenses acusan a Europa de maltrato a esos cientos de miles de inmigrantes.

Pocos son los que se atreven a decir, a señalar con el dedo, a los culpables de esas invasiones y guerras atroces, llevadas a cabo bajo el subterfugio de viles mentiras, hábilmente distribuidas en la prensa.

El caos está sembrado. Europa se encuentra, además de con una crisis económica y de identidad, con cientos de miles de inmigrantes que claman un hueco y, sobre todo, que paren las guerras en sus países.