Sáhara Occidental
María Suárez (10/1/2011)mujeres-saharauis
Los Embajadores de Buena Voluntad de la UNESCO son personas eminentes que ponen su talento y fama al servicio de la propagación de los ideales de esa organización, a fin de sensibilizar a la opinión pública sobre sus actividades. Según se define a sí misma, la UNESCO es una agencia especializada en el seno de las Naciones Unidas  que contribuye a la construcción de la paz, al alivio de la pobreza, al desarrollo sostenible y al diálogo intercultural a través de la educación, las ciencias, la cultura, la comunicación y la información.

Hace tiempo que la UNESCO decidió conceder la prioridad a África y ha desarrollado unos objetivos estratégicos. Por ejemplo, para el quinquenio 2008-2013 cabe resaltar el objetivo décimo («Mostrar la importancia de la interacción y el diálogo entre las culturas para la cohesión social y la reconciliación a fin de fomentar una cultura de paz») y el undécimo («Apoyar a los países en situaciones posteriores a conflictos y desastres por medio de las esferas de competencia de la UNESCO»).

En relación con estos dos objetivos y extrapolándolos al caso del Sáhara Occidental, nos encontramos con que la UNESCO no solo no está haciendo nada de lo que propugna sino que, para más inri, se ha prestado, consciente o inconscientemente, a hacerle el juego a un país miembro de esa organización, Marruecos, que no solo no es el representante del pueblo saharaui, sino que lo tiene sometido por las armas. Y ese juego consiste entre otras muchas e indecentes cosas, en presentar la cultura saharaui como perteneciente a la marroquinidad a través de Embajadores de Buena Voluntad, como es el caso de Kitín Muñoz, individuo que no se cansa de repetir esa tesis… ¡¡¡Tamaña obscenidad no hace más que deshonrar a la UNESCO!!!!  ¿Lo ha hecho conscientemente?

¿No dice la UNESCO que se dedica a contribuir a la paz mediante el diálogo intercultural a través de la educación, las ciencias, la cultura, la comunicación y la información? Si a la paz desea contribuir debe ser con información veraz y no con desinformación.

La UNESCO debería revisar de arriba abajo su tratamiento hacia el Sáhara Occidental y corregir los tremendos errores que viene realizando hasta la fecha. Si la UNESCO tuviera inequívoca voluntad de cumplir con sus objetivos de paz debería reconsiderar el título de «Embajador de Buena Voluntad» otorgado a Kitín Muñoz por deslealtad a la causa que éste debería defender, ya que no ayuda a salvaguardar la identidad y cultura saharauis y por tanto no contribuye a la paz en el Sáhara Occidental. Es precisamente el pueblo saharaui, el que resulta atacado y perjudicado por las acciones de ese señor que atiende encargos del Rey Mohamed VI (y se supone que por tanto cobra) para que la cultura ancestral saharaui, incluida la poesía hasaní que tanto gusta al Sr. Muñoz, sea fagocitada por Marruecos y desposeída de su auténtico linaje tribal saharaui para ser presentada al mundo con etiqueta marroquí.

¿Le preguntó a la UNESCO al Frente Polisario, reconocido por la ONU como legítimo representante del pueblo saharaui, si estaba de acuerdo en el nombramiento de esa persona como Embajador? NO, NUNCA. ¿Se puede aceptar eso de una agencia internacional como la UNESCO?

Para terminar, una reciente anécdota bastante ilustradora. En un reportaje publicado por la revista ´Hola´ el pasado 5 de enero de Kitín Muñoz en TanTan (ciudad entregada ilegalmente por España a Marruecos en la década de los 50 del siglo pasado) la informareportaje-de-hola-sobre-el-sahara1ción expuesta, que afirmaba la marroquinidad del Sáhara, venía avalada por el emblema de la UNESCO, ya que Muñoz se había encargado de aportar su tarjeta de visita como Embajador y reproducirla al final del texto. Con ello, el lector puede entender que esa información está avalada por la UNESCO. Esto es muy grave y debería ser investigado por si finalmente resultase que ésta no estuviese de acuerdo.

Afortunadamente, las leyes españolas le permiten al Sr. Muñoz opinar y decir lo que quiera, faltaría más, incluso las más aberrantes mentiras históricas si le apetece contarlas, yo también defiendo su derecho a hacerlo, por supuesto, pero a lo que no tiene derecho el Sr. Muñoz es a presentar sus opiniones personales sobre el Sáhara con el aval de la UNESCO, pues repito que no coinciden con las emanadas de la Asamblea General de las Naciones Unidas.