Economía/Europa
Manuel Funes Robert (21/5/2013)

Merkel y el Papa Francisco
Merkel y el Papa Francisco

La canciller alemana en su reciente entrevista con el Papa ha insistido en su conocido discurso, a saber: que esta crisis nace de no haber tomado a tiempo las medidas de rigor en su momento. Afortunadamente el Papa respondió su visión del tema con esta frase acertadísima: “no se puede vivir bajo la tiranía de los mercados”.

A estas alturas debo confesar, carísimos lectores que no sé a ciencia cierta si la Merkel se equivoca o su mensaje tiene rictus de maldad. Digo esto porque el mensaje que hoy mismo envía el Bundesbank a Francia con el estilo que solo utiliza el señor dirigiéndose al criado no deja dudas al respecto cuando le “ordena que se tome en serio” el cumplimiento del déficit del 3%. Por si con mi humilde discurso enviará un mensaje de clarividencia insistiremos en señalar que la Merkel se ha equivocado y que se ha olvidado y que se sigue olvidando es importantísima de todo lo humano desde todos los tiempos: “para que crezca algo, tiene que crecer por lo menos algo, aquello que es un medio de producción para ese algo”. Y esto ni lo ve ni lo entiende, ni tiene voluntad de hacerlo la canciller.

Porque el dinero es un medio para el fin PIB. Y como todo medio respecto a todo fin, ambos deben moverse paralelamente con lo cual se sigue que el crecimiento del dinero es parte básica del crecimiento del PIB. Cuando Keynes y el ministro de Economía de Hitler, Schacht, demostraron al asombrado mundo las posibilidades de la utilización de la imprenta, aquellos que viven del dinero escaso y por tanto caro, no solo impusieron a los gobernantes sus políticas restrictivas. No era suficiente. Había que imponer la política, había que convertirla en dogma y usar su influencia para que en las universidades de economía se enseñara este “pensamiento único”.

Había también que organizar la resistencia a esta amenaza con argumentos que ocultaran el verdadero interés en conservar el dinero caro. Ese argumento era el descubrimiento de la inflación como monstruo total, pues se decía que al aumentar la cantidad de dinero suben los precios. Falacia tal cuando los medios de producción están detenidos debido a la recesión. Solo habría que tener cuidado en el pleno empleo de los recursos, más dinero si provoca más inflación.

Hoy la situación mundial es la siguiente: recesión total en la eurozona, fuertemente condicionada por las ideas Merkel y crecimiento de Japón (3,5%), en EE UU (2,5%). Los amigos del ajuste, dirán a pesar de todo que el crecimiento de estas dos potentes economías es ficticio y que la única opción es el ajuste y por tanto la recesión.