HorcaMi Columna
Eugenio Pordomingo (1/8/2015)
El viernes día 31 del pasado mes de julio, el Consejo de Ministros aprobó el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2016 que según el gobierno aumenta el gasto social en un 3,8%. El gobierno, en su nueva campaña de imagen –siempre es la misma, sólo cambian de portavoz- afirma que la “clara mejora de la situación económica pone de manifiesto que la política fiscal desarrollada desde el principio de la legislatura ha sido la correcta”. Pero ya se sabe, todo depende del cristal con el que se mira. La política fiscal ha sido correcta para unos –los que se benefician de ella- y para otros incorrecta, antisocial y causa de las tremendas desigualdades que se viven. Esta política fiscal es denunciada constantemente por las asociaciones de funcionarios de Hacienda, como GESTHA.

En su bondad –no hay que olvidar que se avecinan tiempos electorales-, el Gobierno de España afirma que en esos presupuestos se “contemplan restituir el especial esfuerzo llevado a cabo por los empleados públicos, con un incremento salarial del 1 por 100”. El guarismo, la cifra del 1%, da miedo. ¡Un 1% de subida salarial! ¡Ni para unas cañas! 

Los empleados públicos no han hecho un “especial esfuerzo”, les han obligado a ello. Desde hace cuatro años tienen el salario congelado, con lo cual la pérdida de poder adquisitivo es más que evidente.

Mariano Rajoy se ha dado prisa en dejar listos los PGE por si no gana las próximas elecciones generales, que todo apunta  a que así será. Quiere dejar todo atado y bien atado para que los que vengan no tengan más remedio que ceñirse a ellos. Algo similar han hecho los anteriores presidentes, unos metiéndonos con calzador en la OTAN, otros permitiendo que los transgénicos inunden hasta los tiestos de nuestras casas, y todos entregando el país a las corporaciones industriales y acatando complacidos las órdenes de Washington para que sus legiones acampen a sus anchas en suelo patrio. El “hombre de la palabra”, Zapatero, permitió la instalación de una “barrera antimisiles” para protegernos no se sabe de qué, sin que su propio gobierno tuviera opción de opinar, y mucho menos el Congreso de los Diputados.

Retomemos la subida salarial a los empleados públicos, que curiosamente es la misma que acordaron los sindicatos mayoritarios, UGT (Cándido Méndez) y CC. OO. (Ignacio Fernández Toxo), CEOE (Juan Rosell) y CEPYME (Antonio Garamendi), que fue más o menos la misma. En este caso del 1% para este año y de un 1,5% para 2016.

Esas miserables subidas salariales, provocan enormes desigualdades y, en consecuencia, más pobreza. Lamentablemente, España es el país europeo donde más han aumentado las desigualdades.

Y como ya no se cortan un pelo, no tienen recato alguno, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, nada más conocer  ese acuerdo entre sindicatos –lo cierto es que ya estaba diseñada esa subida- declaró que el pacto salarial firmado entre los agentes sociales era “un acuerdo para la confianza” y “una palanca para la estabilidad económica y la estabilidad social”. En otras declaraciones, la tal Fátima afirmó que ese pacto social era  “Muy bueno para la sociedad”.

Los sindicalistas no se cortaron un pelo. Tras los consabidos prolegómenos teatrales de mostrar su oposición, los jerifaltes Toxo y Méndez, declararon que esa subida «compensa» en parte los años de caída de los sueldos, que supone «una enmienda a la reforma laboral del PP”. En definitiva, una subida que aunque «no repara toda la devaluación salarial», es bien recibida. 

Los enemigos del pueblo son muchos más. Por ejemplo, el ex Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, repiqueteaba cada dos por tres eso de “racionalización y flexibilización salarial” que a muchos les pudo parecer que era acercar, igualar, eliminar diferencias entre unos y otros, cuando  el subterfugio de la frase ocultaba reducir los salarios de los que menos perciben.

Otro gobernador de la misma entidad, Luis María Linde, pidió hace poco  otra reforma laboral, pero él se subió su sueldo, que se acerca a los 200.000 euros anuales, aparte de gabelas y prebendas, un 5,8%. Y por si fuera poco nos ha aconsejado contratar pensiones privadas pues dentro de pocos años no habrá jubilaciones. A eso le llama Linde, en el más puro estilo neoliberal, “impulso reformista”.

Los enemigos del pueblo son muchos y van en aumento. Pero deberían tener en cuenta, además de la Historia, a lo que ha dejado escrito en una “carta abierta” dirigida a sus «queridos compañeros» ricos,  el multimillonario estadounidense Nick Hanauer. En su misiva, Hanauer les avisa de que si no solucionan las desigualdades en la sociedad, serán linchados por quienes más padecen la crisis. En concreto les dijo: “Si las desigualdades continúan las horcas de la revolución  se preparan”.