La libertad de Prensa en Guinea Ecuatorial, la política exterior de España y la Embajada en Malabo

El Embajador de España en Malabo en una reunión con periodistas guineanos.

Mi Columna
Eugenio Pordomingo (20/5/2021)
La Clasificación de mejor a peor situación de la libertad de prensa publicada por Reporteros Sin Fronteras (RSF) nos aporta como siempre datos interesantes. En el prólogo de esa “clasificación” se dice que “el ejercicio del periodismo, principal vacuna contra el virus de la desinformación, encuentra graves impedimentos en 73 de los 180 Estados del ranking establecido por RSF, y obstáculos en otros 59, lo que en total  supone el 73% de los países evaluados”.

Guinea Ecuatorial se encuentra en el puesto número 164 de 180 países analizados por RSF, con una valoración de -o.71 se situada en la franja negra de esa clasificación, donde están ubicados los países en “situación difícil” e incluso “muy grave”. Peor es imposible, vamos. Y es que el país lo dirige con mano férrea Teodoro Obiang Nguema y su familia.

Estos son algunos de los párrafos que RSF dedica a Guinea Ecuatorial: “El control de los medios de comunicación y la censura previa están a la orden del día (…) En este régimen autoritario es imposible criticar al presidente y a las fuerzas de seguridad (…) No hay ningún medio de comunicación realmente independiente y el gobierno controla la información que producen los pocos medios de comunicación que existen”.

Acerca de la censura a la información: “Las autoridades han prohibido informar sobre: las primaveras árabes; los conflictos en Malí y Siria; el derrocamiento de Blaise Compaoré. Los periodistas pueden ser despedidos, incluso detenidos; también pueden suspender sus programas, confiscar su equipo de trabajo. Así, con frecuencia la información no circula debido a la autocensura. A los pocos periodistas que intentan producir información independiente se les considera desestabilizadores y enemigos del régimen”.

Sobre la actuación gubernamental contra los periodistas, RSF afirma que “Es muy restringido el acceso de periodistas extranjeros al país. En 2019 dos reporteros pasaron varios días detenidos porque publicaron una entrevista. Desde entonces no han podido volver a su puesto en Asonga, canal de televisión privado que pertenece a Teodorín Nguema Obiang, hijo del presidente y actual vicepresidente del país. En 2018 el famoso caricaturista Ramón Nse Ebalé, conocido por sus dibujos críticos del presidente, estuvo encarcelado cerca de seis meses por un caso completamente fabricado”.

Como referencia, decir que España ocupa el número 29, por debajo de Portugal (9), Irlanda (12), Alemania (13) y Austria (17). Por debajo de España se encuentran Francia (34), Gran Bretaña (35), Italia (41), Estados Unidos (44), Israel (86), Chad (123) y Marruecos (136).

En los dos últimos puestos se sitúan Corea del Norte y Eritrea. Noruega lidera esa lista, aunque los medios de comunicación han señalado una falta de acceso a la información pública sobre la pandemia. La segunda posición la ocupa Finlandia, seguida por Suecia, Dinamarca y Costa Rica.

A pesar de esos datos sobre la libertad de prensa en Guinea Ecuatorial, o quizás por ello, el Embajador de España en Malabo, Alfonso Barnuevo Sebastián, convocó el 11 de este mes a representantes de los medios de comunicación ecuatoguineanos a una reunión en la residencia de la Embajada de España. El motivo, según la embajada española, ha sido “comentar las prioridades de la misión diplomática y responder a las dudas e inquietudes que los informadores desearan plantear”.

El encuentro se inició, según la misma fuente, “con una felicitación del Embajador a sus invitados con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, celebrado el pasado 3 mayo. El Embajador ha subrayado el carácter vertebrador de los medios de comunicación y su papel fundamental en la construcción de una opinión pública plural e informada”.

A continuación –afirma la nota de la Embajada de España-, “se abordaron cuestiones como los privilegiados vínculos humanos, culturales e históricos entre España y Guinea Ecuatorial, el idioma español como tesoro lingüístico común, o el compromiso —pasado, presente y futuro— de la Cooperación Española con Guinea Ecuatorial”.

El embajador Barnuevo definió a Guinea Ecuatorial como país “destacado en la acción exterior de España hacia África Subsahariana: así lo establecen la Estrategia de Acción Exterior 2021-24, el documento estratégico “Foco África 2023”, recientemente presentado por el presidente Sánchez en Madrid; el III Plan África (2019) y el V Plan Director de la Cooperación Española, cuya vigencia se extiende hasta este año 2021”.

La presencia institucional de España en Guinea Ecuatorial es “muy sólida, tanto en la Región Insular como en la Región Continental, con el objetivo de dar profundidad a nuestras relaciones, quien ha subrayado su voluntad de mantener un diálogo constante con las autoridades ecuatoguineanas”, recoge la información facilitada por la Embajada de España.

Por no ensombrecer esa jornada, me reservo mi opinión sobre los sapos que cada día se tienen que tragar diplomáticos y políticos –todo va en el sueldo y la prebenda-, citaré lo que comenté en su momento acerca de la Desinformación y el engaño. En ese artículo cité que ante un mismo suceso o acontecimiento, unos lo ven, o quieren hacérnoslo creer, de una forma y otros de otra. Y citaba dos ejemplos. El primero se remonta a la batalla de Bailén (provincia de Jaén en España) en el año 1808, entre el aguerrido ejército francés al mando del general Pierre-Antoine Dupont y la tropa española bajo la batuta del también general Francisco Javier Castaños.

La batalla fue ganada por los mal pertrechados militarmente, pero extraordinariamente equipados moralmente: “Nada más terminar la batalla, el circunspecto Dupont -como era preceptivo en la época- se dirigió a Castaños y de forma solemne le espetó. “Tomad, mi general, mi sable, vencedor en cien batallas…”. Castaños, que ya debía tener bastante con su mal fraguado hierro, le contestó con serenidad: “No, tomad vos el mío que sólo ha ganado esta batalla”.

La versión que dio el gobierno del Emperador Napoleón fue,  sin embargo, diferente, y en el Arco del Triunfo, de París, quedó para la posterioridad la escueta reseña de “que las tropas napoleónicas masacraron a las españolas·.

Sobre la verdad y la mentira; sobre la desinformación y la información, el filósofo español José Ortega y Gasset, nos puso un ejemplo muy sencillo, sin ampulosidad alguna: una manzana es lo mismo para dos personas que la ven; sólo que una de ellas la ve por el lado espléndido, brillante y jugoso; y la otra la ve por el lado donde el gusano ha iniciado su lento quehacer.

No me resisto a poner un tercer ejemplo, que también atañe a Francia y España, en concreto al monárquico nacimiento de Carlos II el último Rey de los Austrias, más conocido como “El Hechizado”.

El periódico ´La Gaceta de Madrid´ lo vio así: el varón nacido era robusto y de hermosísimas facciones, cabeza proporcionada, pelo negro y algo abultado de carnes. Por su parte, el embajador en Madrid de la Francia de Luis XIV, en un comunicado enviado a su Rey, afirmaba lo siguiente: “El Príncipe parece bastante débil, muestra signos de degeneración, tiene flemones en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura…”.  El diplomático francés añadió una chispa de humor: “asusta de feo”, escribió, a pesar de no haber visto al recién nacido.

Por supuesto, el rorro era el mismo, pero para los franceses fue una especie de monstruo, mientras que para los españoles, una autentico belleza.

Está claro que la desinformación opera milagros e influye de manera importante en nuestro pensamiento y acción.

La narración hecha la menciono como puente de encuentro para tratar de analizar el contenido, y la posible intencionalidad, de la nota de la Embajada de España en relación con el encuentro del embajador español con periodistas y representantes de los medios de comunicación de Guinea Ecuatorial.

Miembros del MLGEIIIR, secuestrados y juzgados ilegalmente.

Reporteros Sin Fronteras (RSF) tiene clara la situación de la prensa en el país africano: “en Guinea Ecuatorial el control de la prensa y la censura son totales; es imposible criticar al Presidente; no hay prensa independiente; los periodistas pueden ser detenidos, confiscar su material y equipos de trabajo; el acceso de periodistas al país es muy restringido”, etc.

No tengo duda de que esa es la realidad en la que viven los medios de comunicación y sus profesionales en Guinea Ecuatorial. Con una salvedad, los escasos medios que existen son gubernamentales o cercanos al poder.

Entonces, ¿hay que considerar como un insulto a la inteligencia de ciudadanos guineanos y españoles,  lo dicho por el embajador español en ese encuentro? Para más inri, en el encuentro con periodistas ecuatoguineanos, el diplomático español elogió “el carácter vertebrador de los medios de comunicación y su papel fundamental en la construcción de una opinión pública plural e informada”.

En ese encuentro, un desayuno, que tuvo lugar en la mañana del día 11 de mayo, don Alfonso Barnuevo Sebastián, además de las viandas propias del evento, se tuvo que tragar un enorme sapo. Unos días antes, no lo olvidemos,  RSF hizo público su informe sobre la libertad de prensa.

En las redes sociales, la Embajada de España  explica que el objetivo de ese desayuno con “periodistas de algunos medios de comunicación del país”, era también comentar las “prioridades de la Misión Diplomática en Guinea Ecuatorial”. La invitación fue reducida por “precaución sanitaria” –se dice en la nota de la embajada- y que “se  lanzó con el objetivo de comentar las prioridades de la Misión Diplomática”.

En esa reunión con la ¿prensa ecuatoguineana? hubo más temas: el embajador español aludió a los “privilegiados vínculos humanos, la cultura, la historia y el idioma español”. Pero no comentó nada sobre la ausencia del Instituto Cervantes en el país y el abandono por parte de España de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), que se mantiene gracias al dinero que aporta la dictadura guineana. Sobre el “pasado, presente y futuro” de la Cooperación Española, mejor sería no pisar ese barrizal plagado de sombras y luces.  Simplemente una pincelada: España desde hace lustros no tiene una verdadera política exterior, se pliega sumisamente a Estados Unidos y Francia, tolera las amenazas, extorsiones y coacciones de Marruecos, el desdén y desprecio del Reino Unido y los constantes desencuentros y chantajes de Guinea Ecuatorial. Nuestras relaciones con Iberoamérica meren un aparte en el que prima el abandono, la desidia, el desinterés y la incapacidad.

Resulta llamativo leer que el embajador español definió a Guinea Ecuatorial como país “destacado en la acción exterior de España hacia África Subsahariana, el Foco África 2023 y otros proyectos (…) la presencia institucional española es muy solida”. Veamos.

No puedo estar más de acuerdo con lo que escribió Oumar Salaou Adébayo, neurocirujano y miembro destacado del MLGEIIIR (Movimiento para la Liberación de Guinea Ecuatorial III República), que en un artículo, fechado el 1 de abril de este año, titulado Las dificultades para ser socio estratégico, manifiesta su sorpresa ante la presentación por el presidente Pedro Sánchez, el pasado 29 de marzo, del “Foco África 2023”.

El asombro causado fue, según el autor de ese texto, el siguiente: “El invitado de honor de esa presentación fue el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, con el que Pedro Sánchez, presidente del gobierno español, mantuvo una importante reunión. Los socios “estratégicos” de España en África, a tenor de las directrices del “Foco África 2023”, son GhanaSenegal y Angola”. A Guinea Ecuatorial ni está ni se la espera.

Salaou Adébayo ahonda en ese asunto: “Guinea Ecuatorial podría haber sido un puente de plata para España en sus relaciones con el resto de países africanos. Pero el dictador Obiang Nguema carece del prestigio y el liderazgo  necesario -como se ha visto en la escasa ayuda que ha recibido ante el desastre ocurrido el 7M-, además de gobernar de manera cruel y despótica, participando y permitiendo una corrupción sistémica e impune”.

El embajador español representa a España en Guinea Ecuatorial, no hay que olvidarlo, y en todo momento recibe instrucciones sobre su quehacer allí. Pienso que el encuentro con periodistas guineanos ha sido fruto de la decisión del Ministerio de Asuntos  Exteriores de España. Asunto, el de la reunión, en apariencia nimio, pero que muestra una vez más el desnorte de la política exterior de España. Y no vale acudir al salvavidas de “razones diplomáticas” o de Estado. Esa “forma” de hacer política no es de ahora, sino que lleva incrustada en las neuronas de nuestros gobernantes desde hace muchos años. En la actualidad, eso sí, se encuentre en su etapa más sórdida debido a las prioridades por mantenerse en el poder, o conseguirlo, a costa de lo que sea y cómo sea.

Una prueba de lo errático de nuestra política exterior la encontremos en las reiteradas y vergonzosas sumisiones de Arancha González Laya a requerimientos de su homónimo marroquí, Naser Burita en lo que atañe al conflicto del Sáhara Occidental.

Eugenio Pordomingo

González Laya dedica más tiempo a echar toda la culpa de los males que acontecen en España a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, en concreto -un ejemplo- diciendo que si no vienen turistas ingleses a España es por ella, por el, supuesto, incremento de la pandemia de la COVID-19, debido a su política de “berberechos y cañas”. En fin, es lo que tenemos.

Una prueba de lo dicho anteriormente es la “invasión”  de miles de marroquíes de la ciudad española de Ceuta, cuyas consecuencias van a ser imprevisibles. Y otra muestra es que el 15 de noviembre de 2019 (hace año y medio), cuatro miembros del MLGEIIIR (Movimiento de Liberación de Guinea Ecuatorial III República), Martín Obiang Ondo, Bienvenido Ndong Ondo, Feliciano Efa Mangue y Julio Obama Mofuman, que fueron secuestrados en la capital de Sudán del Sur, por miembros de la Seguridad del gobierno de Guinea Ecuatorial, se encuentran encarcelados en Bata (Guinea Ecuatorial), condenados a más de 90 años de cárcel, acusados de intento de golpe de Estado. El juicio fue ilegal, injusto y plagado de irregularidades, según plasmó en un informe –entre otras asociaciones- el Centro de Derechos Humanos (CHR) del Colegio de Abogados de los Estados.

Dos de esos activistas guineanos tienen nacionalidad española y han servido en el  Ejército Español (Brigada Paracaidista y Legión), Feliciano Efa Mangue y Julio Obama Mofuman. Nadie, que sepamos, del Estado Español ha movido un dedo por ellos. Los otros dos, Martín Obiang Ondo y Bienvenido Ndong Ondo, tienen residencia en España, el primero se licenció en Derecho por la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) y el otro es un empresario.

Los cuatro esperan anhelantes que desde las instituciones españolas, europeas o internacionales, hagan algo por ellos. Hasta ahora, silencio.

Más vergonzoso, imposible.



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Editor y Director: Eugenio Pordomingo Pérez. Editado en Madrid. ISSN 2444-8826

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