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Eugenio Pordomingo (16/1/2012)
Ayer por la noche, sobre las 22.30, Manuel Fraga Iribarne falleció a la edad de 89 años a causa de una parada cardiaca. A petición de su familia no se instalará capilla ardiente en las Cortes. El estado de salud de Fraga se había deteriorado desde el mes de abril en que fue operado de una cadera; poco después  se vio obligado a utilizar una silla de ruedas para desplazarse, pero su mal estado físico le condujo a verse obligado a abandonar sus comparecencias públicas. Los últimos días de vida los pasó en cama asistido por una de sus hijas, Isabel, de profesión médico.

El quehacer político de Manuel Fraga Iribarne es de sobra conocido, aunque tiene sus versiones según las épocas y los autores que lo interpreten.

Fraga fue ministro de Información y Turismo durante los años 1962 a1969. Los años de los Paradores de Turismo, de la película ´Las chicas de la Cruz Roja´,  y del supuesto baño en Palomares (tratando de demostrar que el choque de dos B-52 estadounidenses, cargados de bombas atómicas,  no habían supuesto ningún peligro). Tras la muerte de Franco, en el gobierno de Carlos Arias Navarro, ocupó la vicepresidente  y la cartera de Gobernación. Participó en la elaboración de la Constitución Española de 1978; más tarde funda Reforma Democrática, grupo que dio lugar a Alianza Popular. Con la colaboración de un reducido, pero poderoso grupo de militares adscritos al SECED (servicios secreto español), crea GODSA (Gabinete de Orientación y Documentación), entidad societaria a través de la cual, de paso que rechazaba las asociaciones políticas que ofrecía el «Espíritu del 12 de febrero» auspiciado por el entonces Presidente Arias Navarro, iniciaba su rentrée política.

Los graves sucesos de Montejurra y Vitoria (con varios muertos), en su etapa de ministro de la Gobernación, le crearon una imagen nada positiva para su ambición política. Con dos oportunos viajes al extranjero trató de quitarse de en medio nada más iniciarse los violentos incidentes, y al regreso de ese periplo le endilgó el asunto a Adolfo Suárez -por entonces ministro Secretario General del Movimiento- que le sustituyó.  

Cuando conoció que el Rey Juan Carlos había nombrado presidente a Adolfo Suárez (del que en más de una ocasión dijo que era un «piernas») cayó en una fuerte depresión que su amigo Vallejo Nájera, con su sabiduría profesional y medicamentos, le ayudó a superar.

Tras duros años de bregar en la ´res pública´  consiguió que Alianza Popular se consolidase como alternativa política, pero su famoso «techo» hizo que los poderes fácticos le aconsejaran dejar paso a otro. Fue la etapa de Antonio Hernández Mancha y José María Aznar. Pero, la «bolita de la suerte» cayó en el segundo. Y Fraga tuvo que buscarse otro caladero político: Galicia, su tierra natal.

Gobernó en Galicia durante quince años, hasta que en 2005, a pesar de que el PP fue el más votado, perdió la mayoría absoluta. La alianza entre  el Partido Socialista de Galicia y el Bloque Nacionalista Gallego impidieron que continuase en la presidencia de la Xunta.

En febrero de 2006 ocupó  un puesto en el Senado por designación del Parlamento  gallego, actividad que desempeñó hasta septiembre de 2011.

Uno de los últimos viajes más polémicos de Fraga  fue el que realizó en el verano de  2009 a Guinea Ecuatorial, donde en compañía del entonces ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos y otros prebostes,  agasajaron al dictador Teodoro Obiang Nguema. Don Manuel no tuvo recato en agachar la cerviz para que el dictador le colgase de su cuello la condecoración más preciada de Guinea Ecuatorial: la Gran Cruz de la Orden de la Independencia. Al llegar a Madrid, el anciano senador  no tuvo recato en afirmar  «que el progreso de Guinea Ecuatorial es un auténtico milagro».

Hoy no es momento ni ocasión de pormenorizar en lo bueno y lo malo, ni en airear lo desconocido, que este ´homus politicus´  ha realizó a lo largo de sus años. Tiempo habrá para ello. Descanse en paz Don Manuel.