España/Marruecos
Diego Camacho (13/7/2013)
El próximo lunes inicia el Rey de España un nuevo viaje a Marruecos, acompañado de casi todos los ministros de Asuntos Exteriores de su reinado y de numerosos empresarios. Una vez más, desde la Casa Real se quiere dejar patente que las relaciones bilaterales con nuestro vecino del sur es un asunto de la competencia de Juan Carlos I.

Mohamed VI y Juan Carlos I
Mohamed VI y Juan Carlos I

Desde el inicio de su reinado siempre se ha intentado asignarle un estatus político similar al que tiene el Presidente de la República francesa. La diferencia estriba en que en el caso francés la responsabilidad de la política exterior corresponde constitucionalmente al Presidente, en el caso español no. Residenciar el máximo nivel de relación y negociación en la persona inadecuada, aunque sea el Jefe del Estado, debilita la posición diplomática de España y resulta incomprensible la indiferencia del señor Rajoy.

En este asunto de Marruecos los intereses de España han sido casi siempre diferentes a los que tenía Juan Carlos I. Para alcanzar el trono tuvo que empezar por plegarse a los intereses de EEUU y Francia, y entregar nuestra última colonia y el futuro de todo un pueblo a los deseos expansionistas y neocoloniales de Hasan II. Esa acción llevaría aparejado un enorme desprestigio ante la comunidad internacional, que todavía continua, pues para la ONU, España sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental, sin que nuestro Rey haya hecho nada por enmendar aquella traición.

Cuando se han producido presiones en las fronteras de Ceuta o Melilla, narcotráfico desde el Rif u operaciones planificadas de pateras, nuestro Rey siempre ha sabido quedarse al margen y las magníficas relaciones con el sultán no han servido de nada. Ahora bien, para hacer negocios y gestionar comisiones la Casa Real española siempre ha estado en buena disposición para abrir nuevas vías. Sería muy interesante para los españoles saber cuánto se ha recibido en comisiones durante todos esos años y dónde fue a parar el dinero. Cuando un país detecta la vulnerabilidad de una clase dirigente de otro, lo lleva por donde quiere, sólo tiene que pagar; y al sultán hay que reconocerle que es un buen pagador y si no que se lo pregunten a Felipe González.

Marruecos, es un mal vecino que incumple de manera sistemática la legalidad internacional a causa del Sahara Occidental, gracias al apoyo político que le proporciona EEUU y Francia con el concurso de España, y que además tortura y asesina a un pueblo colonizado en contra de los principios que sirvieron para la creación de la ONU, una vez terminada la II Guerra Mundial.

El despliegue y el motivo del viaje de Juan Carlos I a Marruecos me resulta incomprensible, menos aún su entusiasmo en emprenderlo, desde un punto de vista político, aunque redunde en sustanciosas comisiones y negocios. Por eso decía al principio que los intereses nacionales no suelen coincidir, en este asunto, con los del Rey.